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Con prólogo y epílogo de los fundadores Enric Herrera y Jordi Batiste se publica un interesante libro sobre la gestación, desarrollo, vicisitudes y desaparición del grupo musical que sin duda mereció con Smash y Música Dispersa la vitola de iniciadores del movimiento Underground en España. ¿No había nada hasta entonces? Por supuesto que sí, había una gran marea de fondo que desembocó en varias movidas musicales: Sevilla, Madrid, Barcelona en los 70, Madrid y Vigo en los 80 con muchas aportaciones desde Valencia, Donosti, Málaga. Dos décadas de una más que interesante escena musical desde el folk y la canción de autor -protesta entonces- al rock, soul – Los Canarios– pop, flamenco rock y comienzos de la extensión del jazz…

Se sembró mucho en esa época y estamos cogiendo los frutos en estos momentos, con un panorama más que interesante para todo tipo de música en España. Pena que los poderes públicos sigan sin arrimar mucho el hombro salvo para la música clásica en la mayoría de las ocasiones. Bordieu ya nos enseñó la importancia de la clase y grupo social en las políticas culturales y por tanto las musicales.

Pero no nos pongamos tremendos aún y vayamos al libro.

Prólogo y epílogo ya nos descubren mucho del panorama que se encontraron los fundadores: falta de apoyo y de comprensión salvo por parte de la discográfica Als 4 Vents y del sello Diábolo puesto en marcha para ellos.

Los comienzos junto a Albert Batiste y Luigi Cabanach , Josep María Tapioles y Josep María Paris fueron heroicos: del 69 al 71 editan cuatro singles y un Lp.

Con temas tan señeros como Lands of Perfection, Earth´s Daugther, I Believe – para mí el mejor tema blues hecho en estos lares- , el lp seminal Why? y Sun Brings the Summer…ya con orientación más soul. Todo esto en poco más de dos años, más los correspondientes ensayos, giras y el acontecimiento social y juvenil estrella en la época: LA MILI OBLIGATORIA, que nos llevaba en aquella época dos años a pelar patatas a un cuartel. En el mejor de los casos se podía disfrutar del pase nocturno – pernocta- para poder hacer algo de vida civil por las tardes. Yo me libre, pero no era lo habitual.

Esto provocó un comienzo muy conflictivo, abandonos y disoluciones hasta que los componentes del grupo Crac dieron continuidad a la idea. Claro, todo esto en una época en la que pensábamos que el apocalipsis estaba cercano y todo se hacía «de palabra», con buena voluntad pero sin apenas papeles y formalización. En esa época pudimos verles incluso en León y Valladolid. Recuerdo que fue la primera vez que vi a un grupo de música con un diseño de iluminación específico para el espectáculo. Por supuesto las doscientas o trescientas personas que acudimos al Teatro Valladolid salimos entusiasmados.

Sufrieron todo tipo de vicisitudes, como la existencia de dos grupos con el mismo nombre hasta que Enric Herrera, ya sin Jordi Batiste pero con la ayuda de Emili Baleriola toma las riendas y con nuevas contrataciones -potente sección de viento- le da una orientación más soul al blues progresivo inicial, entran en esas formaciones músicos que conforman una rítmica fuerte como Carles Benavent y Salvador Font y con la base compositiva y de teclados de Herrera ayudados por músicos catalanes de gran solvencia se las apañan para hacer actuaciones en España, llegando a actuar incluso en el Palau de la Música de Barcelona o el Auditorio de la Casa de Campo de Madrid y grabar siete discos sean singles o Lps en las seis etapas de su vida activa intermitente, entre 1969 y 1981.

¿Poco? ¿Mucho? No olvidemos que hasta la aprobación de la Constitución el permiso para las actuaciones era único, una a una y que diariamente había que informar en las emisoras de los discos que ponías y no solo a la SGAE, sino al Gobierno Civil. Una heroicidad que se efectuaba – como decimos ahora- «porque no sabíamos que NO se podía hacer”.

Un libro bien estructurado y bien escrito, magnífica labor del autor y la editorial, con abundante documentación gráfica procedente en muchos casos del archivo de Jordi Batiste. Gran labor de conservación.

Cuenta además con secciones de discografía, bibliografía y artículos de prensa muy bien organizadas, así como testimonios orales e índice onomástico, muy valioso. Un curre, vamos. Muy de agradecer.

Se por mis actividades que el papel se ha puesto muy caro pero una mayor dimensión de páginas y caracteres nos vendrían bien a los aficionados de esa generación.

Acabo con una anécdota personal- pido perdón por adelantado- en unos de los armarios de la casa de mis padres estuvo durante décadas la postal promocional del concierto de Valladolid. Mi madre pensó siempre que Enric Herrera era yo.

Finalizo con un ruego: compren este libro que describe muy bien la sociología y la interesante aunque modesta industria musical de la época.

Y a disfrutar.

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