Una ópera olímpica
L’Olimpiade. The Opera. Libreto de Pietro Metastasio. Arias de Caldara, Cherubini, Cimarosa, Galuppi, Gassmann, Hasse, Jommelli, Leo, Myslivecek, Paisiello, Perez, Pergolesi, Piccinni, Sarti, Traetta y Vivaldi. Romina Basso y Franziska Gottwald (mezzosopranos), Karina Gauvin y Ruth Rosique (sopranos), Nichoals Phan (tenor), Nicholas Spanos (contratenor); Venice Baroque Orchestra, Markellos Chryssicos (director). Naïve, 2012. 2 CD.
Era difícil imaginar una ópera compuesta por arias de diferentes compositores basadas en un único libreto y reunidas todas ellas por vez primera en una grabación discográfica.
Pero precisamente eso es lo que presenta el sello francés Naïve en este doble compacto: la recuperación de todas las arias de ópera originales compuestas por renombrados compositores durante todo el siglo XVIII sobre un mismo texto del poeta y libretista italiano Pietro Metastasio (1698-1782).
La obra teatral de Metastasio L’Olimpiade, estrenada en el verano de 1733 en Viena, está basada en la historia del rey Clistene de Sycione (570 a. C.) que plasmó a su vez en sus escritos el historiador Herodoto, con los Juegos Olímpicos de la Antigua Grecia como escenario. Esta pieza teatral de contenido pastoral y bucólico estaba escrita bajo la influencia de La Arcadia, academia literaria romana a la cual pertenecía el propio Metastasio, que tomaba su nombre de la región rural del Peloponeso. Se representaba al aire libre y estaba protagonizada por personajes aristocráticos que se hacían pasar por pastores y ninfas o cambiaban su posición social. La historia recogía así un drama sobre la juventud y la cultura del cuerpo, plena de espectáculo y emociones fuertes.
La trama argumental es a grandes rasgos la siguiente: un oráculo notifica al rey Clistene que su recién nacido hijo Filinto tratará de asesinarle en un futuro, por lo que le expone a la muerte. A pesar de ello, el destino hace que el bebé sea salvado y crezca bajo una identidad diferente (Licida), la cual le permitirá seguir con su propósito criminal además de pretender casarse con la hija del rey, Aristea, aunque ignora que se trata de su propia hermana. Será la abnegación y el perdón de su antigua amante abandonada, Argene, la que haga que Licida se salve del castigo real por tentativa de parricidio. El contexto de Juegos Olímpicos surge cuando Licida decide concurrir al concurso que el rey ha organizado, cuyo ganador podrá obtener la mano de su hija Aristea. Es entonces cuando Licida pide a su amigo Megacle que participe con su nombre en las pruebas atléticas, ya que carece de entrenamiento físico.
El destino principal de esta obra era la celebración del aniversario de la Emperatriz Habsburgo en su palacio de verano vienés. De esta manera, los nobles de la corte disfrutaban y se deleitaban con un encantador espectáculo operístico que les mostraba pasatiempos enérgicos, climas cálidos, cuerpos jóvenes y emociones sin cese. Una pieza eminentemente lúdica pero con una fuerte carga de contenido amoroso.
En el terreno musical, el doble CD reúne un pasticcio musical con las arias da capo (más un dúo entre soprano y mezzo y tres breves coros) pertenecientes a 16 afamados compositores, más o menos conocidos, de los muchos que a lo largo y ancho del siglo XVIII emprendieron el propósito de musicar la historia olímpica de Metastasio. De este modo, L’Olimpiade es un acabado operístico reconstruido ahora inéditamente en primera grabación mundial mediante arias de diferentes compositores, a modo de retales musicales. Este sistema de pasticcio era una característica común de la ópera seria del XVIII y, así como los protagonistas masculinos participan en unas pruebas olímpicas, toda esta obra se convierte en un concurso público donde las voces de numerosas generaciones se presentan ante nosotros.
Precisamente a raíz de las investigaciones que en 2006 la Orquesta Barroca de Venecia, protagonista del presente registro, realizaba de la ópera de Galuppi basada en el libreto de Metastasio, para su puesta en escena en diciembre de ese año, se dieron cuenta de que docenas de compositores habían musicado la misma historia. A partir de ahí, con el director musical de la agrupación, Andrea Marcon (que ya había exhumado en 2001 L’Olimpiade de Cimarosa) se planteó la creación de una representación de pasticcio y un proyecto de grabación discográfica. Dichas investigaciones han llevado a sus protagonistas a manuscritos de bibliotecas y conservatorios de música tan dispares como los de Milán, Florencia, Nápoles, Venecia, París, Lisboa, Berlín, Nueva York y Washington.
Aunque en su gran mayoría encontramos compositores de la patria del poeta, unos de más prestigio que otros en la historia operística del siglo XVIII (Antonio Caldara, Luigi Cherubini, Domenico Cimarosa, Baldasare Galuppi, Niccolò Jommelli, Leonardo Leo, Giovanni Paisiello, Davide Perez, Giovanni Battista Pergolesi, Giuseppe Sarti, Tommaso Traetta o Antonio Vivaldi), también se interesaron por el texto de Metastasio autores como el checo Josef Myslivecek, el austríaco Florian Leopold Gassmann (responsable del único dúo de toda la grabación), o el alemán Johann Adolf Hasse (creador de dos de los coros junto a uno más de Traetta).
Los intérpretes vocales de esta ópera olímpica, liderados por la precisa y equilibrada batuta del joven director de orquesta griego Markellos Chryssicos, presentan un notorio conocimiento del canto barroco y sus exigencias ornamentales. La gran mayoría de las arias están destinadas a los personajes femeninos del drama, y especialmente las voces graves, empastan adecuadamente con la textura de las cuerdas de la orquesta barroca veneciana. Así, las dos mezzosopranos interpretan los papeles encomendados en la época a los castrati, por un lado la italiana Romina Basso (como Megacle) y la alemana Franziska Gottwald como Licida, realmente sobrecogedora en el inspirado aria de Vivaldi “Mentre dormi”, cantada a media voz. La soprano Karina Gauvin interpreta a la amante redentora Argene en cinco de las arias. Asimismo, tenemos el placer de disfrutar de la única presencia española a través de la soprano ligera Ruth Rosique como Aristea, que ostenta una voz de gran frescura y lozanía, muy cómoda en este repertorio barroco. Como el rey Clistene, el tenor norteamericano Nicholas Phan exhibe nobleza de canto en las tres arias de Myslivecek, Jommelli y Cimarosa. Únicamente dos arias, ambas con música de Hasse, se destinan al personaje de Aminta, preceptor de Licida, encarnado en la voz del contratenor griego Nicholas Spanos.
El doble compacto se complementa con un exhaustivo libreto en francés e inglés integrado por varios textos, además del argumento y los cantables de la ópera: la génesis de este proyecto musical; lo que representa el género pasticcio para la obra de Metastasio; la ópera en Olimpia (donde se detalla la génesis de la ópera de Metastasio, el retrato psicológico de cada personaje y las características músico-vocales de las arias compiladas) y un último texto sobre la relación entre las artes y los Juegos Olímpicos a través de los siglos.
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