EN DEFENSA DE LA LECTO-ESCRITURA (MUSICAL)
脷ltimamente vengo observando, entre docentes e investigadores de educaci贸n musical, una cierta tendencia a disfrazar con lenguajes impropios la terminolog铆a propia del lenguaje musical e incluso la del idioma com煤n y corriente. Voy a referirme s贸lo a dos palabras, pero hay m谩s.
El sistema tradicional de notaci贸n musical es un c贸digo escrito de signos que representan las alturas de los sonidos, sus duraciones, relaciones din谩micas, ac贸rdicas, etc., y cada signo, relacionado con todos los dem谩s aporta m煤ltiples indicios que dan sentido al 鈥渃onjunto鈥 o discurso musical: un sinf铆n de se帽ales para su reproducci贸n, ejecuci贸n, interpretaci贸n y recreaci贸n sonoras. C贸digo que cualquier estudiante de m煤sica tiene que aprender para entenderse y comunicarse con los cong茅neres que practican el mismo idioma.
Este c贸digo escrito (la notaci贸n), que se puede leer y transformar en m煤sica, es bastante centenario a estas alturas: la codificaci贸n de este sistema de signos que, como sabemos, representa muchas variables combinatorias de los elementos de la m煤sica, se ha ido gestando durante mucho tiempo por necesidad de conservarla y transmitirla, y se ha ido detallando progresivamente seg煤n las necesidades expresivas de los m煤sicos de cada 茅poca a lo largo de siglos de historia. Por tanto, en modo alguno se puede decir ahora, cuando se 鈥渆scribe m煤sica鈥 (es decir, cuando se dibujan los signos correspondientes) o se aprende a escribirla o transcribirla, que se est茅 codificando nada, porque el c贸digo viene dado de antemano y es una convenci贸n internacional.
Algunas veces, sobre todo a partir del siglo XX, se encuentran compositores que crean sistemas de signos propios (c贸digos) para representar una expresi贸n musical de concepci贸n sonora diferente a la convencional. Pero en estos casos, el codificador es el propio compositor y sus partituras suelen ir acompa帽adas de una tabla de explicaciones acerca del significado de los signos de ese c贸digo particular; es decir, a帽aden una especie de 鈥済losario鈥 de signos para que pueda ser le铆do y despu茅s ta帽ido o cantado por el int茅rprete (aunque esta pr谩ctica de las 鈥渢ablas鈥 no es exclusiva de los siglos XX y XXI como, por poner un ejemplo entre otros, en el caso de la Table des Agr茅ments et de Signes de F. Couperin (1713) al comienzo de sus Pi猫ces de Clavecin).
En estos casos, el int茅rprete no decodifica sino que aprende el significado atribuido a los signos por el compositor y lo traduce en sonidos, en m煤sica.
Decodific贸 (descifr贸 el c贸digo) Champollion cuando se encontr贸 la Piedra Roseta鈥ero a continuaci贸n, ley贸.
En el aprendizaje de la lecto-escritura musical, una vez entendido el significado de los signos (ya codificados) y habiendo comenzado a reconocerlos, lo que ocurre, simplemente, es que se empieza a leer y, m谩s o menos paralelamente, a escribir. (Cosa distinta es el tiempo que se pueda tardar en adquirir el automatismo suficiente para alcanzar la eficacia lectora).
Cuando un ni帽o de 5 o 6 a帽os, en edad escolar, va paseando por la calle de la mano de sus padres y de repente vocea con entusiasmo: 鈥溌am谩, pero si ah铆 pone farmacia!鈥, lo que comprenden los padres es que el ni帽o ya no deletrea sino que ha aprendido a leer, porque ha logrado reconocer los signos alfab茅ticos, unirlos y comprender el sentido que tiene la palabra escrita en su idioma. A partir de ese momento ya nunca har谩 otra cosa que leer porque no tendr谩 que descifrar nunca m谩s el c贸digo. Salvo que decida aprender a conducir, estudiar chino o se haga marino, por ejemplo, cuyos lenguajes tienen otros c贸digos de signos escritos o de se帽ales para expresarse y comunicarse (y aun as铆, en m谩s o menos tiempo, los leer谩n y/o los escribir谩n en el soporte que corresponda).
Otra cosa es c贸mo se denominen y clasifiquen, con lenguaje cient铆fico espec铆fico, las operaciones mentales que tienen lugar durante este aprendizaje desde el punto de vista del desarrollo de los procesos cognitivos, cosa que deberemos conocer como educadores.
Pero no podemos trastocar ni desvirtuar el diccionario de la lengua espa帽ola (o de cualquier otra) tratando de imponer etiquetas ling眉铆sticas err贸neas a t茅rminos comunes muy claros, de significado exacto para todos. Y por encima de 茅sto, no podemos confundir al alumnado bajo nuestra f茅rula y mucho menos a los futuros profesores de cualquier 谩mbito de la m煤sica. 鈥淒ad al C茅sar lo que es del C茅sar y a Dios lo que es de Dios鈥 (San Mateo, Evangelio seg煤n, 22-21).
Bibliograf铆a:
鈥 DICCIONARIO DE USO DEL ESPA脩OL (2007). Mar铆a Moliner. Madrid, Gredos.
鈥 DICCIONARIO DE LA LENGUA ESPA脩OLA (2001). Real Academia Espa帽ola. Madrid, Espasa-Calpe.
鈥 DICCIONARIO DE LA REAL ACADEMIA DE LA LENGUA (1970). Madrid, Espasa-Calpe.
(Presentaci贸n R铆os Vallejo es Profesora titular de m煤sica del Departamento de Expresi贸n Musical y Corporal de la Facultad de Educaci贸n de la Universidad Complutense de Madrid).
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