La vida como viaje y el mundo como libro. Ibn Battuta, Viajero del Islam
IBN BATTUTA. El Viajero del Islam (1304-1377). HESPÈRION XXI – JORDI SAVALL. ALIA VOX. AVSA9930. CD1: 78’49. CD2: 68’15. DL: B 25622-2018. 9 788494 631122
Un gran mosaico “literario, histórico, geográfico y musical†que combina música y creaciones de Hespèrion XXI y músicos de Marruecos, Siria, Bulgaria, Grecia, TurquÃa, costas de Ãfrica y Arabia, MalÃ, Madagascar, Persia, Afganistán, Armenia, la India y China.Â
La vida es un viaje y la música puede ayudarnos a percibir y optimizar ese movimiento que somos, en el tiempo y en el espacio. Paradójicamente, hay tradiciones diferentes solo hasta que se encuentran. Jordi Savall comentaba no hace mucho que no hay música antigua, sino partituras antiguas; una vez más se dispone a demostrar todo esto. Hilando en el mismo bordón, nos damos cuenta de que las partituras no son sino mapas y los músicos encuentran el tesoro para ofrecérnoslo, en el sentir del violonchelista y gestor cultural Eduardo Soto.
Abu Abdallah ibn Battuta, el gran viajero árabe, nació en 1304 en Tánger, lugar evocado en el primer CD por el Oud de Driss El Maloumi (pista 1), con efluvios bailables cuando añadimos la Valiha de Rajery en Kouroukanfouga. En el año 1324 tenemos un recuerdo para Marco Polo, el gran viajero que dictó sus memorias a Rusticello di Pisa, configurando Il Millione, un libro de maravillas del mundo. La Muerte de Marco Polo, en el rebec de Jordi Savall, es una de las piezas más emotivas del trabajo discográfico y a la vez de las que menos elementos emplean. La música empleada para lamentar la muerte del gran viajero, el famoso Lamento di Tristano, supone una cita que enhebra analogÃas que se desatan. Sabemos gracias a un erudito escrito de Margarida Castells y Manuel Forcano que, en realidad, Ibn Battuta recorrió más kilómetros, llegó más lejos y ofreció más noticias y detalles que su predecesor Marco Polo. El trabajo discográfico es también un auténtico libro del mundo, con numerosos artÃculos.
Al año siguiente, Ibn Battuta toma el relevo y tiene lugar su viaje preceptivo a La Meca, con 21 años. En el Ney del virtuoso Moslem Rahal viajamos por los desiertos de Arabia, remontamos el Nilo y llegamos a El Cairo, Jerusalén y Damasco, llegando al ritmo ciertamente bailable de Kevoque con Moslem Rahal y Hespèrion XXI. Nos damos cuenta de que muchas veces esa cantidad de armónicos que la música académica y de tradición escrita occidental habÃa buscado para sus aerófonos, la encontramos igual o mejor balanceada en instrumentos fuera de su ámbito de observación.
Mahoma habÃa dicho, recuerda Jordi Savall, “buscad el conocimiento hasta en Chinaâ€, aunque Castells y Forcano elevan este hecho a suposición, y nuestro viajero Ibn Battuta iba a tomar al pie de la letra estas palabras. En 1326 estamos en La Meca con Ibn Battuta y la Danse de l’âme con el Oud de Yurdal Tokcan; el recitado en árabe nos recuerda a los que giran alrededor de la Kaaba.
Después de su peregrinación a La Meca, Ibn Battuta descubre Iraq y Persia para poner rumbo de nuevo a La Meca. Entre 1328 y 1330 embarca al Ãfrica occidental y la actual Tanzania. De nuevo son la Valiha y el Oud (pista 20) los instrumentos que hablan de la cercanÃa de tradiciones y melodÃas solo diferentes hasta que se encuentran. Un anónimo otomano (pista 20), con sus inicios de frase en quinta justa ascendente sigue insistiendo en este mismo concepto; son hoy más fuertes los sentidos de fronteras territoriales, mente discriminativa, especialización a ultranza y separación de saberes y tradiciones, de lo que lo eran en la Edad Media.
Durante dos años, Ibn Battuta visita los territorios bizantinos; a lo largo de su rihla, sus viajes y posterior relato, no solamente nos habla de los sufÃes, sino que él mismo pasa por procesos de iniciación. Los sufÃes empleaban fórmulas repetidas y música con o sin danza. De la mano del ney y el tabla, de microtonos y sonidos indeterminados de la danza sufà (pista 26), podemos salir de la mente que nos pone delante una ilusión diatónica.
Con el muy noble Organetto de Guillermo Pérez y sus variaciones sobre una conocida pieza bailable de Raimbaut de Vaqueiras hacia la mitad de la pista (no desvelemos cuál al oÃdo atento) nos encontramos ya en Constantinopla, hacia 1333, con una conmovedora canción anónima bizantina. Al año siguiente viajamos ya al centro de Asia con el tabla de Siar Hashimi, que parece tener entre manos un instrumento melódico o rÃtmico, a voluntad. El primer CD termina con una danza de Kabul, Afganistán, que va a recordar la primera pieza del segundo. Ya en un trabajo anterior, LUDI MUSICI, Jordi Savall y HESPÈRION XXI habÃan planteado un pórtico para un trabajo discográfico con esta misma danza, junto con Ensemble Kaboul.
En 1336 Ibn Battuta llega a la India y es el invitado del sultán. Con el raga de la pista 4, interpretado por sarod y el tabla, un membranófono afinado, entramos en contacto con la más alta música clásica india. En 1345 llegamos al sur de Asia, Goa y China, como embajadores del Sultán de la India. Era tradicional que las tonadas chinas evocaran elementos de la naturaleza, ya desde el tÃtulo. “Arroyo y montañaâ€, de la mano del pipa de Lingling Yu, y el recitado, evocan una cultura china pagana a ojos de Ibn Battuta, debido a la adoración a Ãdolos.
En 1346 regresamos de nuevo a La Meca, Marruecos, Bagdad y Alepo (1348), de la mano de la afinación especial de una canción danzada. Nos dice Ibn Battuta que embarcó en Túnez con catalanes. Para evocarlo, todos los músicos unen fuerzas en un canto espiritual que es un anónimo catalán (pista 12). Cruzamos el Sáhara con el ney de Moslem Rahal y llegamos a Mali para comprobar, mediante el recitado, que “los negros son la gente más sometidaâ€. La danza imperial que continúa conecta con otra del primer CD incorporando el tabla. La conquista de Cerdeña por parte de Pedro III es evocada mediante la Stampitta Isabella. Las revueltas contra los mongoles nos ponen en contacto de nuevo con el virtuosismo del pipa.
En 1357, ya de regreso a Fez, Ibn Battuta narra la rihla, sus viajes. Una lamentación árabe, un canto de separación, evoca el fallecimiento del viajero acaecerá en 1377, el mismo año que Guillaume de Machaut.
Ibn Battuta nos ha entregado un tipo de mundo medieval del que habÃa hablado Roberto Sabatino López: el mundo de los horizontes abiertos. El viajero nos hace reflexionar sobre la ilusoria multiplicidad de elementos en su mundo y las tradiciones distintas solo hasta que se encuentran.
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