La práctica artística como investigación
Rafael Pérez Arroyo (2012) La práctica artística como investigación. Propuestas metodológicas. Madrid: Editorial Alpuerto
Rafael Pérez Arroyo aborda en ‘La práctica artística como investigación’ un tema central para la expansión del conocimiento que se genera en (y desde) el arte.
El debate sobre la investigación en las artes está abierto en el ámbito académico internacional. Esto afecta lógicamente a los estudios superiores de danza, sean de conservatorio o universitarios, en los que se inician proyectos que deberían suponer un estímulo para los estudiantes con cierta predisposición hacia la investigación.
Rafael Pérez Arroyo, desde la tutorización de trabajos artísticos en el Instituto Universitario de Danza Alicia Alonso, plantea en esta obra una introducción a la práctica artística como investigación y realiza varias propuestas metodológicas llevadas hasta el último nivel de concreción en la exposición de su proyecto Goldberg, llevado a cabo con los alumnos de dicha institución educativa. La publicación de un texto como este es un acto de generosidad y apertura necesario para el desarrollo del tejido conceptual de la danza en España. Colocar el foco de atención en la práctica escénica es además un paso adelante en la conexión del mundo académico con el mundo profesional y un acercamiento de la investigación artística nacional al marco académico internacional. Por todos estos motivos el libro genera grandes expectativas que, sin embargo, no llegan a cumplirse del todo con el desarrollo interno de la obra.
La discusión internacional gira fundamentalmente en torno a la ontología (sobre el objeto de investigación), la epistemología (conocimiento que contiene) y la metodología[1]. Es en este último punto en el que el autor desarrolla su aportación personal, con la propuesta de varias herramientas de investigación y la presentación de un sistema de análisis propio. Desafortunadamente Pérez Arroyo deja de lado en la parte más práctica del libro acercamientos como los de la fenomenología, el constructivismo, el feminismo, la hermenéutica, etc. Estas metodologías postpositivistas, que sí son citadas en el capítulo dirigido al estado de la cuestión, no aparecen en las propuestas prácticas, generando una desconexión entre los bloques teórico y práctico del documento. El enfoque postpositivista es precisamente el que entiende la investigación como un acto creativo y la realidad como un constructo en el que la subjetividad está presente y juega un papel central[2]. Por eso estas metodologías son tan congruentes con el arte como territorio de investigación y distanciarse de ellas es alejar al investigador de la naturaleza de su ámbito de estudio.
Tras exponer algunos de los puntos clave del tema en los dos primeros capítulos, la propuesta práctica final queda sesgada. Los sistemas de análisis propuestos, descriptivos y formales, limitan la mirada del analista a trabajos de interés compositivo y estructurados fundamentalmente en base al soporte musical por lo que la pretensión de ampliar estos sistemas a cualquier práctica escénica no funciona. En el terreno de la creación contemporánea en el que los intereses residen en explorar otros lugares, es necesario hacer un mayor análisis del contexto, tanto de la obra (si es que el fin de la investigación está ligado al análisis de una obra, como se plantea en este documento), como de la propia investigación en el entorno profesional.
Al lado de los sistemas propuestos por el profesor Pérez Arroyo se echa de menos la presencia de autoras de referencia[3] como Fraleigh y Hanstein, Preston-Dunlop o Adshead que descubren a sus lectores distintas vías de acceso a la obra coreográfica y múltiples perspectivas sobre la investigación en las artes escénicas. La aplicación de un sistema propio (como propone el autor en el proyecto Goldberg) puede ser muy positiva si se hace tras el planteamiento de varios sistemas existentes y si el investigador tiene la libertad de ir recurriendo durante el proceso de investigación a las herramientas que más se adecuen a su tema y carácter. Así la investigación confluye con los procesos de creación también en el aspecto metodológico, realizando un recorrido metódico pero flexible que permita emerger ideas durante el proceso. De otra forma, la elección prematura de un único sistema condiciona la línea de investigación. De la misma manera, el planteamiento de una creación colectiva multidisciplinar podrá tener un resultado interesante, no obstante, ¿atiende a los intereses individuales de los alumnos?
Pero lo que sin duda es cuestionable es el planteamiento de un Trabajo Fin de Máster en torno al mismo tema durante varios años. Con la puesta en marcha de la propuesta que el autor desarrolla en el capítulo cinco de este libro nos arriesgaríamos a perder las ideas de la futura generación de artistas e investigadores. El papel del profesor debe plantearse como facilitador de un marco de aprendizaje en el que el alumno, con un rol activo de investigador-creador, detecte y desarrolle sus propios intereses[4]. La elección de un tema relevante y activo en la comunidad internacional es quizá el punto más estimulante de cualquier proyecto. Si el diseño está previsto de antemano, ¿qué papel tiene el alumno más que el de mero operario en una investigación ajena? En definitiva, ¿qué es investigar?
La responsabilidad que se adquiere con la dirección de este tipo de asignaturas trasciende la institución educativa pues condiciona las líneas por las que evolucionará el conocimiento de las siguientes generaciones. Nuestra misión como investigadores es abrir líneas, vincular ámbitos, expandir el conocimiento y buscar las vías que conectan la danza con el pensamiento del siglo XXI. Un planteamiento inicial cerrado niega esta oportunidad a los actuales estudiantes y futuros profesionales de la investigación artística.
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[1] Borgdoff, H. (2010). El debate sobre la investigación en las artes. Cairon 13, 25-46
[2] Green, J. y Stinson, S. (1999). Postpositivist research in dance. En S. H. Fraleigh y P. Hanstein (Eds.) Researching dance. Envolving modes of inquiry (pp. 91-123). London: Dance books
[3] Citamos aquí tres obras que podrían ser del interés del lector que quiera profundizar en el tema.
Adshead, J, Briginshaw, V., Hodgens, P. y Huxley, M (1999). Teoría y práctica del análisis coreográfico. Valencia: Centre Coreogràfic de la Comunitat Valenciana.
Fraleigh, S. H. y Hanstein, P. (2010) Researching dance. Envolving modes of inquiry. London: Dance books
Preston-Dunlop, V. (1998) Looking at dances. A choreological perspective on choreography. Londres: Verve.
[4] Pérez Royo, V. (2010). El perfil investigador-creador en los estudios de posgrado en Artes Escénicas. Cairon 13, 125-151
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