Treinta años de Conciertos Didácticos en el órgano Realejo del Arqueológico Nacional
Los Conciertos Didácticos, tan extendidos en los últimos años, tienen en el órgano Realejo del Museo Arqueológico Nacional una orientación diferente al de otros proyectos similares.
La orientación educativa de los Conciertos didácticos, que se realizan a partir del órgano Realejo, está ligada a los criterios del propio Museo en cuanto a divulgación y mantenimiento del Patrimonio que alberga.
Desde sus inicios en el año 1978, los conciertos didácticos de esta institución han tenido como objetivo primordial exhibir, mostrar y mantener adecuadamente este órgano histórico que conserva entre sus colecciones, un precioso Realejo fechado en 1728 y firmado por el artífice Pedro Manuel Liborna Echevarría, mediante la organización de diferentes ciclos de conciertos en torno al mismo ya que se encuentra en óptimo estado de conservación tanto desde el punto de vista mobiliario como del sonoro, con todos sus juegos o registros originales, excepto uno que se reconstruyó en la restauración efectuada en 1980.
Los Conciertos Didácticos se vienen celebrando ininterrumpidamente desde entonces, habiendo concurrido alumnos de todos los niveles educativos escolares y han sido abiertos también a grupos de estudiantes de nivel universitario y profesional. Además de otro ciclo independiente pero con la misma función, de libre acceso, que se oferta a los visitantes del Museo en la mañana de los domingos.
A lo largo de los años han colaborado en estos conciertos didácticos hasta cinco organistas que podrían considerarse como “de plantilla” (Maite Iriarte, María Ceballos, Nacho Rodríguez, Anselmo Serna y yo misma). Además del compositor y organista ya fallecido Francisco Guerrero, que dio inicio a los ciclos de conciertos para visitantes, llamados “de puertas abiertas” y cuyo nombre llevan.
Conciertos de órgano para escolares
Inicialmente el ciclo de “Conciertos de órgano para escolares” estuvo destinado a la etapa educativa de Educación Primaria. Con el tiempo la oferta se amplió abarcando Educación Secundaria y Bachillerato y han terminado dando cabida a peticiones de grupos diversos como “Aulas de la Tercera Edad” o estudiantes de música de Magisterio, Historia y Ciencias de la Música y Conservatorios.
El formato genérico de las sesiones está estructurado a partir de la habitual alternancia de las explicaciones verbales con la interpretación de las obras seleccionadas en cada momento, pautadas y secuenciadas cuidadosamente en relación con las características técnico-sonoras del instrumento y siguiendo un orden de demostración progresiva de las diferentes posibilidades tímbricas del mismo; opcionalmente, se incorporan breves encuadres formales o estilísticos de las obras, atendiendo y adecuándose en cada sesión a las edades, a los conocimientos sobrentendidos o a la preparación previa acreditada de los alumnos.
Como material de apoyo, el Museo diseñó y editó una “Hoja Didáctica” que contiene un resumen de las características del instrumento que se exponen durante la sesión del Concierto, con ilustraciones dibujadas expresamente para ello, además de una propuesta de actividad para los alumnos consistente en un “recortable” del Realejo para colorear, cortar y pegar. Durante la etapa inicial, con los grupos de Primaria, los recortables se confeccionaban al final de cada sesión en la propia sala, proporcionándoles a los niños los materiales necesarios para ello bajo la supervisión de sus profesores y el propio organista. Más adelante, se facilitó dicha “Hoja Didáctica” a cada alumno para que la realizaran de vuelta a sus aulas y finalmente se entregó sólo una a cada profesor de música para que la utilizara a su criterio.
Como las ilustraciones contenidas en la misma servían como material de apoyo tanto a los asistentes como al intérprete durante el transcurso de las exposiciones, en sustitución de la hoja individual, se diseñaron unos paneles grandes que contenían todos los esquemas de funcionamiento contenidos en la “Hoja didáctica” para ser mostrados por el organista durante las sesiones en el momento oportuno.
(Foto: Órgano Realejo abierto y detalle de la «Hoja Didáctica». © M.A.N.)
Otros materiales de apoyo utilizados para una mejor ejemplificación y dinámica de las sesiones han sido flautas de pico y de émbolo, armónicas y un soporte con dos tubos de órgano (uno de bisel y otro de lengüeta) que se encajan en un mínimo soporte a modo de secreto de órgano, con un pequeño tubo para el abastecimiento de aire mediante el soplo directo pero sin el mecanismo del teclado, construido a propósito para estos conciertos.
Desde los años noventa se tiene en proyecto la construcción de una maqueta transparente de una octava de extensión que hasta ahora no ha llegado a materializarse, que serviría como complemento para la visualización directa de los mecanismos básicos y la manipulación controlada por parte de los asistentes.
La selección de la música a interpretar se ha hecho siempre partiendo de unos criterios de adecuación a las edades y los conocimientos musicales presupuestos en los concurrentes, como pueden ser la duración y el carácter de las obras, la secuencia progresiva de las audiciones en relación con los ejemplos tímbricos a escuchar o la claridad formal de las mismas, incorporando a veces obras o contenidos concretos a petición expresa de los profesores.
El formato de los conciertos
El conjunto de circunstancias que confluyen, condicionan y caracterizan el formato de estos conciertos son de diferente índole. Tanto el instrumento como el espacio en que se ubica (las Salas Nobles del Museo), ambos de reducidas dimensiones y gran belleza determinan no sólo el número y el agrupamiento de los asistentes sino también la selección de contenidos didácticos adoptada y los repertorios interpretados o los materiales de apoyo coadyuvantes.
El lugar, una sala de cámara con luz muy tenue, además de suscitar una actitud de respeto y correcto comportamiento por parte de los alumnos, conlleva una cercanía muy familiar por parte del intérprete-presentador y una interacción muy viva entre todos, favoreciendo una participación activa muy notable que incluye a los propios profesores acompañantes.
Además, permite mostrar muy de cerca los elementos constitutivos del instrumento a los alumnos, que siempre se han mostrado especialmente interesados en las cuestiones mecánicas, así como la posibilidad de tener en sus manos, para ver, comparar y manipular los distintos tipos de tubos y su producción sonora mediante los materiales de apoyo mencionados. Cuestión que no es posible en otros órganos más grandes y en espacios más lejanos.
Exceptuando el periodo inicial destinado sólo a Primaria, el modelo de gestión de las solicitudes ha imposibilitado en innumerables ocasiones conocer de antemano los agrupamientos de alumnos, lo que ha conllevado la necesidad de adaptación continua de los intérpretes en cada sesión; no en cuanto a la secuenciación interna de los contenidos sino respecto a la flexibilidad del repertorio, sobre la marcha, la cantidad, la profundidad y la orientación de la parte expositiva y el modo de dirigirse al auditorio, es decir, los recursos de comunicación, según las edades o la mezcla de ellas; si bien en los últimos años se ha podido controlar en cierta medida que, al menos, se concertaran grupos de alumnos de la misma etapa educativa.
Como contrapartida, este inconveniente nos ha proporcionado a los intérpretes colaboradores una capacidad de respuesta inmediata a los distintos contextos de auditorio y una elasticidad en los repertorios especialmente ricas para nuestra faceta como profesores y “personas de escenario”.
Este exclusivo ámbito, un concierto didáctico sobre un instrumento histórico en una sala de cámara de un museo arqueológico, ha condicionado igualmente la capacidad operativa para plantear una investigación sistemática desde dentro sobre la influencia real de la propuesta en las aulas y otros entornos.
Como en cualquier otro espacio en que se desarrollan programas de conciertos didácticos, la medida de su proyección e incidencia en la formación de los destinatarios suele trascender a las competencias de la institución que las organiza, limitándose ésta a la constatación de su demanda y, con medios suficientes, a la mejora de sus propuestas mediante la elaboración de materiales didácticos de preparación previa y encuestas de opinión o resultados al profesorado, de cuya voluntad de respuesta en definitiva dependen.
En el caso de los conciertos del Museo se desestimó muy pronto la posibilidad de elaborar y difundir un material didáctico referido a los repertorios a escuchar dadas las características de los agrupamientos circunstanciales y variopintos de los asistentes que han aconsejado siempre la variación y la flexibilidad en los mismos. A lo que habría que añadir que, por la composición y el tamaño del instrumento histórico en que nos desempeñamos, el repertorio apropiado no suele pertenecer a lo que se conoce como “el gran repertorio” al que se pueda acceder con facilidad para audiciones previas.
En cuanto a los contenidos de carácter técnico sobre la construcción tímbrica del instrumento que, como ya se ha expuesto, se han constatado de gran interés para todos los públicos, la circunstancia de la cercanía, la visibilidad y la accesibilidad a determinados elementos de apoyo facilita la comprensión inmediata de las características y cualidades que se pretenden mostrar, incluso para el propio profesorado acompañante. Sólo en ocasiones, éstos últimos nos han comunicado personalmente los conocimientos previos que habían impartido a sus alumnos o han solicitado obras concretas de interés para su programación de aula. Lo cual tampoco es una posibilidad frecuente en este tipo de actividades.
Tanto los cometidos y objetivos de la institución convocante como las características de las Salas Nobles del Museo no han posibilitado, hasta la fecha, la grabación sistemática de las sesiones de los conciertos didácticos para un estudio analítico de su desarrollo y otras particularidades de posible investigación. Dado que todos los participantes, intérpretes a la par que presentadores, profesores y alumnos visitantes, constituimos el propio e imprevisible contexto a estudiar, de ser interesante, sería conveniente contar con un observador externo ya que difícilmente se puede ser “arte y parte” con profundidad en una actividad de estas características.
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