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©Rahi-Rezvani

Un humilde piano vertical sobre el escenario le basta al compositor y pianista holandés, habilísimo compositor neoclásico de cuarenta y cinco años, para introducirnos en un microcosmos de belleza, reflexión, sosiego y melancolía; es este último sentimiento el que, a su juicio, aúna tristeza y esperanza y mejor define el alma del ser humano.  El propio Beving describe sus composiciones como «música simple para sentimientos complejos».

Beving ha llegado a convertirse en artista exclusivo de Deustche Grammophon por una mezcla de casualidad y empeño. Durante años trabajó en publicidad como compositor de jingles de anuncios. Tras comprobar que los temas que escribía en su tiempo libre acumulaban miles de reproducciones en Spotify, se lanzó a la autoedición de su primer álbum, Solipsism (2015), un surtido de obras para piano de estilo neoclásico y atmosférico. La fórmula secreta de aquellos primeros vinilos no tardó en viralizarse. A partir de esa fórmula «lírica, comedida y amable», en su propia definición, Beving descuella como referente imparable de las nuevas músicas instrumentales.

Las últimas entradas para este concierto, con un precio general de 10 a 20 euros, están a la venta en las taquillas del Auditorio Nacional de Música, teatros del INAEM, www.entradasinaem.es  y en el teléfono 91 193 93 21.

El nuevo minimalismo como señuelo del público joven

No es ningún secreto que el estilo y la estética de Beving seducen al público más joven con una amalgama de influencias (de la música clásica al folk pasando por la corriente new age) que no es frecuente en los templos camerísticos pero que el CNDM ha querido poner en valor, tal y como se desprende de una programación, la del siempre inquieto e imaginativo ciclo Fronteras, que esta misma temporada contará con otros referentes del minimalismo, como el Philip Glass Ensemble y la nueva guardia que representan Hania Rani y Dobrawa Czocher.

«Su querencia por el piano vertical lo convierte en un compositor singular», reflexiona el crítico musical Pablo Sanz. «En todos sus proyectos Beving se muestra como un pianista y compositor entregado a la belleza, un poeta de melodías sutiles y románticas hipnotizantes». Y continúa: «Acude a este recital con la certeza de concluir un viaje musical que se inició con el piano de su abuela y después de que su álbum de debut fuera rechazado por la primera discográfica a la que se lo presentó. Ahora que sabemos que su música transita otras fuerzas nada comunes. Porque la suya es música mínima, esencial y existencial. Lo demás es ruido».

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