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“Tener un estilo particular no es malo”…“pero prefiero empujarme a mí mismo en la dirección de ser un compositor que nunca se sabe lo que va a hacer a continuación”. Partiendo de esta afirmación del propio Elfman, nos damos cuenta en seguida que esta nueva banda sonora tiene influencias ya conocidas y otras nuevas vías en proceso de exploración. Justo la semana pasada, Miguel Ángel Pérez Martín escribía sobre Rabbit and rogue: música para la escena, compuesta para el American Ballet Theatre.

Danny Elfman, compositor estadounidense cuatro veces nominado al Oscar, es el autor de la banda sonora de la película que dirige James Ponsoldt. Durante los últimos 30 años, se ha establecido como uno de los compositores de cine más versátiles y consumados de la industria. Ha colaborado con directores como Tim Burton, cuya relación se mantiene desde 1985 y ha supuesto una de las colaboraciones más largas y fructíferas de la historia del cine. También ha puesto música a películas de David O. Russell, Gus Van Sant, Sam Raimi, Paul Haggis, Ang Lee, Rob Marshall, Guillermo del Toro, Brian De Palma y Peter Jackson.

Alrededor de 50 partituras donde monstruos, personajes de cómic y mundos fantásticos de películas llevan su sonido único, destacando Batman, Spiderman, Men in Black, Beetlejuice, Eduardo Manostijeras, Pesadilla antes de Navidad y Pee Wee’s Big Adventure. Además de firmar estas bandas sonoras, ha participado en películas tan diversas como Big Fish, Good Will Hunting, Dolores Claiborne, Midnight Run, To die for, Dead Presidents, Sommersby yChicago. Para la televisión, Elfman creó los temas para Los Simpsons y Mujeres Desesperadas. Sus distinciones incluyen un Grammy y tres nominaciones al Premio de la Academia.

Es curioso, y confirma la búsqueda de este músico-artista (además de compositor es actor, cantante, escritor de canciones, productor discográfico..) que la primera experiencia de Elfman en composición fuera para el grupo teatral francés Le Grand Magic Circus, cuando tenía 18 años. Al año siguiente, colaboró ​​con su hermano Richard realizando teatro musical en las calles de California. Elfman trabajó entonces con un “cabaret musical surrealista” durante seis años, utilizando este proyecto para explorar múltiples géneros musicales. Durante 17 años escribió y actuó con su banda de rock Oingo Boingo, produciendo éxitos como Weird Science y Dead Man´s Party.

También han utilizado sus temas en las bandas sonoras de algunos videojuegos (Kingdom Hearts II y en todos los basados en Los Simpson (Road Rage, Hit & Run, etc.) y ha compuesto los temas principales para los videojuegos Fable y Fable II.

El estilo de la música de Elfman tiene influencias de compositores modernos como Béla Bartók, Philip Glass, Lou Harrison, Carl Orff, Harry Partch, Sergei Prokofiev, Maurice Ravel, Erik Satie, Igor Stravinsky y Pyotr Ilyich Tchaikovsky. Bernard Herrmann con The Day the Earth fue su inspiración y punto de partida. Las influencias de Elfman en la música de la película incluyen la obra de Erich Wolfgang Korngold, Steiner Max, David Tamkin, Franz Waxman, Nino Rota. El trabajo de Elfman en la música pop se acerca a The Specials, Madness, el Selecter y XTC.

El argumento de esta película es bastante simple para las implicaciones y reflexiones a las que nos puede llevar. Parece que no es pertinente debatir sobre lo justificable en aras a la comodidad, practicidad y la propagación del conocimiento. Conceptos aparentemente inocuos pero que rozan los límites de la privacidad, la ética y, finalmente, la libertad personal. Eso es lo que le ocurre a Mae (Emma Watson), protagonista del film, cuya vida cambia desde el momento en que empieza a trabajar para la compañía de tecnología y medios sociales más grande y poderosa del mundo. En definitiva lo poco que nos muestra esta historia es que la toma de decisiones puede afectar a la vida y el futuro de amigos, familia y de la humanidad.

El ambiente que rodea esta trama no podía dejar de ser tecnológico, y así suena; también acuático, pues el mar juega un papel crucial. Ya desde la primera pista, Into a Circle, las influencias están claras, cíclico, mínimalista y optimista. Pero también recuerda a los principios de Jean Michel Jarre, mucho equipamiento tecnológico, secuenciadores y sintetizadores,  como Oxygene y Equinoxe (1978) donde el leit-motiv que inspira el disco es el agua como elemento.

Un disco hipnótico, parece casi totalmente hecho con sintetizadores, loops y cajas de ritmos. Por una extraña razón, cuando estás pendiente de varias cosas a la vez, te percatas de esos momentos en los que no hay música en absoluto, y son poderosamente reveladores.

Siempre me han interesado las bandas sonoras y el trabajo que me permiten a la hora de hacer expresión corporal. Es una manera de conectar con grupos de edad heterogéneos y aquí hacer una propuesta mucho más cercana al mundo contemporáneo y postmoderno. Por ello recomiendo a todo aquel fanático y enamorado de las bandas sonoras este último trabajo de Danny Elfman.

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