Doce Notas - docenotas.com - m�sica y danza

En los años setenta del s. XX se auguró su “muerte por electrificación”, ya que los grandes del jazz se pasaron a la electricidad del rock. Desde Miles Davis a Dizzy Gillespie pasando por Sonny Rollins. Vinieron los ochenta y apareció una corriente “revival” que devolvió los sonidos de Nueva Orleans (bandas callejeras, familia Marsalis) a la escena internacional del jazz. Aparecieron fusiones nórdicas (Garbarek) sureñas (Paco de Lucía, Jorge Pardo). El jazz siguió su camino, no sin dificultades y desapariciones (Big Bands, por ejemplo)…pero siguió.

Estamos celebrando más de cien años de fructífera fusión en ese crisol de culturas que fue la zona portuaria de New Orleans: Francia, España, África, incluso Irlanda e Inglaterra se encontraron musicalmente allí…de esa mezcla ésta vitalidad. No en vano el lema del Art Ensemble of Chicago, adalides de la vanguardia más free en USA (por tanto desterrados en los setenta a París) es “Great Black Music: Ancient to the Future”. Gran Música Negra. A Miles le molestaba que dijeran que “hacía jazz”…decía que Stravinski no hacía “música rusa”…hacía “gran música”. Por eso es necesario revisar el patrimonio musical heredado y descubrir hilos, continuidades y rupturas, descubrir un canon, un modelo de composición e interpretación en sus temas, sus canciones.

A esto va este gran libro: doscientos cincuenta temas, doscientos cincuenta peldaños desde cuya altura descubrir un paisaje inmenso y hermoso. Unas ideas que han preñado otras culturas musicales: europeas, asiáticas, iberoamericanas, africanas incluso, cerrando así un círculo virtuoso.

¿Quién nos propone hacer este gran descubrimiento? Nada más y nada menos que el musicólogo Ted Gioia (autor de  “Historia del Jazz” y de  “Blues” en esta misma colección) y un representante de esta gran estirpe de estudiosos del jazz como Leonard Feather, Nat Hentoff, Joachim E. Berendt, por citar algunos de los más conocidos.

Gioia, él mismo compositor, historiador, productor, nos propone seguir el rastro de esta continuidad compositiva de la corriente principal del jazz. La propone sin dogmatismos (muy propios en las músicas de raíz popular) sin academicismos, no expulsa a nadie de ninguna iglesia jazzística, solo la corriente free-improvisación se ve parcialmente fuera de este volumen al no entrar en el canon, el marco, de la “composición” al uso…mediante la improvisación se compone e interpreta en el mismo instante y en muchas ocasiones no queda rastro, pista o traza que analizar…nos pasa todos los días al coger el instrumento.

Doscientas cincuenta composiciones con sus historias musicales y personales, con sus alturas y sus miserias, anécdotas personales y grupales…todo un ejercicio de comprensión, de erudición.

Pasan ante nuestros ojos temas universales y eternos de los que se han hecho docenas de versiones, temas como Airegin, All Blues, All of Me, April in Paris, Autumn Leaves, Basin Street Blues, Blue in Green, Blue Monk, Body and Soul, But not for Me, Caravan, Cherokee, Con Alma, Cotton Tail, Djiango,  Donna Lee, Georgia on my Mind,  Giant Steps, Good Bless the Child, Hot House, I Got Rhythm, Impressions,  In a Sentimental Mood, Milestones, Naima, Oleo, Speak Low, Take Five, When the Saints go marching in…y tantos otros que forman una banda sonora de más cien años de creación musical casi colectiva, son el canon, los standards, los que todo músico de jazz ha de saber hacer en un escenario y el aficionado reconocer fácilmente. A veces lo llamamos “el repertorio”.

¿Un libro solo para músicos? De ninguna manera, el aficionado avanzado puede descubrir algunas claves de sus temas preferidos –o malditos- y el aficionado que comienza puede tener aquí una gran referencia, una senda por la que transitar hasta que en un meandro de este gran vasto río del jazz encuentre el paraíso y se quede a vivir en un estilo, en una escuela, en una gran figura del jazz, me pasó con Charles Mingus a comienzos de los ochenta.

Libro absolutamente recomendable para adentrarse en una música que nació en unos pantanos donde es fácil perderse. Al menos llevaremos una brújula, una de las mejores.