Lienzo Sonoro, Carlos Cruz de Castro
22/04/2011
Estreno absoluto de Lienzo Sonoro (Carlos Cruz de Castro) el pasado 30 de marzo de 2009 en el Auditorio 400.
CDMC Temporada 2008-2009
Auditorio 400. Museo Nacional Centro de Arte Reina SofÃa
30 marzo 2009 19,30 h.
Ensemble Residencias
TrÃo Arbós: Juan Carlos Garvayo, piano
Miguel Borrego, violÃn
José Miguel Gómez, violonchelo
Neopercusión:
Juanjo Guillem, percusión
Rafa Gálvez, percusión
Juanjo Rubio, percusión
Stefano Scodanibbio, invitado especial
Carlos Cruz de Castro, compositor residente
Músicos invitados:
Stefano Scodanibbio, contrabajo
Jaume MartÃ, flauta
Salvador Salvador, clarinete
Carlos Gálvez, clarinete
Iñaki Alberdi, acordeón
Andrés Gomis, saxofón
(1ª parte)
(2ª parte)
Programa:
Carlos Cruz de Castro – Lienzo sonoro *+
Stefano Scodanibbio – Escondido
Terry Riley – In C
Estreno absoluto, encargo del CDMC.
C. Cruz de Castro en las notas al programa:
(…) “La palabra lienzo y la palabra sonoro nos trae las imágenes de dos naturalezas diferentes como son la plástica y el sonido. Convengamos que el lienzo es el soporte de la pintura y que el sonido requiere de un lienzo como soporte. En este sentido me interesaba un tÃtulo que tradujera el doble significado de lo que es un soporte en arte según el órgano sensitivo que lo capta, según dónde se deposite la expresión artÃstica: para las artes visuales el soporte es el ojo en el que se perciben las impresiones luminosas, para las artes sonoras el soporte es el oÃdo en el que se perciben las vibraciones del aire producidas por el sonido. En esta dualidad el lienzo es el lecho común donde se depositan las expresiones artÃsticas, y bajo este concepto del lienzo como significado estructuré la obra a la manera de un pintor que pinta con sonidos limitando la paleta de colores sin agotarlos todos. Esta es una de las razones por la que seleccioné para el trÃo de percusión únicamente cinco instrumentos de la sección de las láminas: tres de metal como son el glockenspiel, los crótalos cromáticos y el vibráfono, y dos de madera con el xilófono y la marimba. Una segunda motivación en esta limitación instrumental tuvo que ver con el criterio de equilibrar camerÃsticamente el trÃo de percusión con el trÃo formado por violÃn, violonchelo y piano, pues asà como la unión de estos tres últimos ha constituido una de las formaciones de cámara más usadas en la historia de la música, en la percusión busqué el complemento camerÃstico con instrumentos de una misma naturaleza y de una misma técnica que me proporcionaran también una definición como trÃo, como un segundo trÃo, encontrando en los instrumentos de láminas los idóneos para integrar el sexteto como un conjunto por la suma de dos trÃos.â€
Una delicada y hermosa partitura con un claro y marcado contraste entre las secciones inicial y final frente a la central. RÃtmica “cuasi†lacerante, con un concepto de repetición celular in crescendo utilizando el recurso de la suma de efectivos que dialogan y discursan armónica y melódicamente poniendo el acento en la sensualidad del ritmo. Un ostinato permanente que en nada empaña el desarrollo musical de este Lienzo sobre el que Cruz de Castro dibuja, perfila, colorea y matiza con delicadeza, su personal e Ãntimo universo creativo. Frente a este arranque y final de obra –energÃa y singularidad, fortaleza sonora y tecnicidad– una sección central discurre con elegancia dotando de razón y plenitud a la voz del violÃn en diálogo permanente con el chelo. Dota de lirismo y de una dificultad mayor a estos pasajes que culminan la centralidad de su propuesta. Es la reivindicación del trÃo con piano que se impone con claridad meridiana a ese otro trÃo de conveniencia que emplea la percusión como proclama. Pero de la misma forma que exige compromiso a los primeros, encontramos lÃneas melódicas claramente marcadas, más afectas y abiertas que las de las otras secciones, tÃmidamente frÃas y direccionadas, causales, sobre las que poner todo el peso de la obra.
Partitura que dedicada a su hermano Francisco, pintor e inspirador del propio nombre de la obra, cierra con virulencia y contundencia su recorrido por su particular fresco que a medida que discurre, llena de notas, de colores y de arriesgadas secuencias interminables de figuras breves que crean a poco, una sensación de precipitación maravillosa que busca un reposo sobre el que detenerse para mirar atrás y recordar cada nota ejecutada, mimada y paladeada con solvencia. Cuando un autor es plenamente libre, traslada toda su estética de forma sencilla y vital en una obra sobre la que es capaz de dibujar y recrear toda la universalidad y razón informe después de años de búsqueda anhelada y en pocos casos, hallada para fortuna de todos.
Lienzo sonoro es un buen ejemplo de esta libertad, de este recrearse sin complejos, de este vivir artesanamente y abrir el alma sin renunciar a la intimidad de una última mirada personal sobre lo escrito.
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