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Mozarteum Orchester Salzburg © Sibylle Zettler

A mediodía (12,30 horas), la Catedral de la ciudad manchega tiene un emotivo encuentro con su repertorio. Sonarán las obras de Alonso Xuárez recuperadas del propio archivo de la Catedral: Cuaresma, Semana Santa y devoción a los santos y a la virgen en la Catedral de Cuenca.

Tras la pausa de la comida, la Iglesia de Santa Cruz acoge (a las 17 horas), un recital de música de cámara a cargo del inquieto Cuarteto Bretón. Este Cuarteto español está en plena promoción de su grabación del Cuarteto nº 2, de Jesús Guridi, tras haber hecho lo mismo antes con el de Conrado del Campo. El Cuarteto nº 2, de Guridi los va a llevar a cinco lugares más en este año, León, Granada, Santander, San Sebastián y Luberon en Francia. En esta cita conquense, el programa se completa con los Cuartetos 2 y 3 de Sofia Gubaidulina.

El momento culminante del Viernes, llegará con un magno concierto en el Auditorio de la ciudad. Allí se reunirán el Orfeón Donostiarra (siempre preparado por su fiel José Antonio Sáiz Alfaro), y el Mozarteum de Salzburgo, todo bajo la dirección de Leopold Hager. El programa de este cierre lo componen dos grandes piezas del repertorio religioso: Quatre Motetes pour un temps de Penitence, de Francis Poulenc, y la Gran Misa en do menor, de W. A. Mozart.

Los Quatre Motetes pour un temps de Penitence, fueron compuestos por Poulenc entre 1938-30, apenas tres años después de convertirse al catolicismo tras una visita al imponente santuario de la Virgen Negra de Rocamadour; una ciudad francesa que, por cierto, brinda cierto paralelismo con Cuenca gracias a sus imponentes cañones y sus casas apiñadas en una brusca ladera montañosa.

En cuanto a la Gran Misa en do menor, K 417ª/427, de Mozart, se trata de una de las grandes del repertorio, comparada a menudo con la Misa en Si menor de Bach y la Misa Solemnis de Beethoven. Se trata de una misa inacabada que Mozart preparó, según testimonió a su padre:  “…como testimonio de mi promesa, ahí está la partitura de media misa en el escritorio…”, para ofrecerla con motivo de la presentación de su esposa, Constanza, en la ciudad de Salzburgo. Pese a quedar incompleta, se ha asentado en el repertorio sinfónico con una fuerza incontenible, quizá por su tendencia a la monumentalidad y, paradójicamente: “…por una dulzura particular y una ternura nostálgica, que destacan entre los elementos más importantes del lenguaje personal de Mozart; entre todas las obras de música sacra, esta misa constituye el apogeo de la perfección artística…”, como señala Geiringer.

La última vez que la Gran Misa fue interpretada en la Semana de Música Religiosa de Cuenca fue hace ya nueve años, en 2004. En esta ocasión repite el barítono José Antonio López, al que acompañarán la soprano Romana Amerling, la mezzosoprano Nina Tarander y el tenor Charles Barbier.

Los mismos intérpretes del concierto del Auditorio, con la incorporación de la mezzo Nina Tarandek, se harán cargo del concierto de clausura de la Semana, el domingo en la Catedral. Allí sonará la Sinfonía nº 9, de Beethoven en un entorno monumental al que, por otra parte, la organización recomienda acudir bien abrigado. La monumentalidad tiene a veces alguna contrapartida.