Teatro Real, una programaci贸n insustancial
Todo es discutible, pero hay que intentar no hacer trampas en la discusi贸n. Madrid es una capital que ha vivido sin 贸pera casi todo el siglo XX.
Cuando se abri贸 el nuevo Teatro Real (1997), las expectativas eran muy grandes, quiz谩 excesivas. Se opt贸 por un modelo de temporada corta (diez t铆tulos por curso) y ninguna rotaci贸n de repertorio. Puede que no hubiera otra opci贸n, el resto de teatros de 贸pera espa帽oles han hecho lo mismo y, salvo Barcelona, con menos t铆tulos. Esa decisi贸n pesa mucho sobre la consideraci贸n del repertorio apropiado. Hab铆a mucho que recuperar y otro tanto que experimentar, hab铆a que crear un p煤blico, educarlo y crecer con 茅l. Y todo ello con cambios constantes en la direcci贸n (cuatro equipos en 14 a帽os de historia).
Con estos antecedentes, cada temporada es un jerogl铆fico de compleja resoluci贸n: 驴cu谩nta tradici贸n, cuanta innovaci贸n? Pese a todo, los resultados no son malos, el siglo XX no ha estado ausente, se ha revisado casi todo Jan谩cek, todo Berg, Britten y Henze han hecho su aparici贸n, en fin鈥 no vamos a alargarnos.
La llegada de Gerard Mortier signific贸 una parad贸jica apuesta: se hablaba de renovaci贸n, pero no se dec铆a sobre qu茅, se hablaba de internacionalizaci贸n del Real, pero tampoco respecto a qu茅. El a帽o pasado, Mortier ten铆a una buena excusa, a煤n ten铆a herencias del equipo anterior. Bien, ya no hay tales excusas, esto es lo que hay. La temporada 2011-12, presentada ayer, 15 de marzo, ha dejado con la boca abierta a m谩s de uno, pero por la insustancialidad y el falso riesgo.
Mortier, de entrada, ha decidido amputar al Teatro Real del n煤cleo de repertorio tradicional, nada de Verdi, Puccini, Wagner, Bellini, Donizetti, Rossini, etc. Y nada significa eso, nada. Dur铆sima dieta para un p煤blico mucho menos harto de 贸pera tradicional de lo que se piensa. Un espectador del Teatro Real, por ejemplo, ha visto una vez La Traviata (Verdi) y tres veces Elektra (Strauss). No ser茅 yo quien defienda los gustos tradicionales del p煤blico, pero tanta disciplina es excesiva y los excesos se terminar谩n pagando; y seguramente el postmortier ser谩 una vuelta al conservadurismo oper铆stico que 茅l no ver谩 pero nosotros s铆.
驴Riesgo?
La ma帽ana del d铆a 15, la misma de la presentaci贸n de la temporada, la radio despertador incrustaba un breve cultural entre las inevitables cat谩strofes de actualidad: 鈥淟a nueva temporada del Real va a ser la del riesgo鈥. 驴Riesgo?, vaya despertar. Luego llega la confirmaci贸n: de los diez t铆tulos, los cuatro fuertes son Elektra (Strauss), Pell茅as et M茅lisande (Debussy), Lady Macbeth de Mtsensk (Shostakovich) y La Clemenza di Tito (Mozart). Ninguno es novedad en la corta historia del teatro y, como ya he dicho, Elektra ya ha tenido dos versiones. No es un impedimento absoluto, desde luego, pero si tenemos que hablar de 贸peras manidas, no parece que sean las de Verdi o Puccini. En fin, de momento, m谩s que riesgo, revisi贸n, y todo ello sin hablar de las versiones, lo que dejo para otras plumas.
Vayamos a otro apartado de la programaci贸n: 贸pera antigua. Mortier ha encargado a su amigo Philippe Boesmans una orquestaci贸n de La Incoronazione di Poppea, cuyo original monteverdiano ha llegado hasta nuestros d铆as sometido a hip贸tesis instrumentales serias. No es una mala idea, pero tampoco es genial y seguro que hay otros compositores por el mundo que dar铆an juego sin necesidad de recurrir al huerto belga, por no hablar de espa帽oles cuyo aroma debe de resultarle demasiado fuerte a nuestro 鈥渋nternacional鈥 director art铆stico.
Romanticismo descafeinado
驴Y el siglo XIX? Bueno, bueno, no lo vayamos a manchar con 贸peras demasiado transitadas; corramos riesgos. Resulta que el maestro Riccardo Muti se ha empe帽ado en rescatar una 贸pera bufa olvidada en alg煤n caj贸n espa帽ol, en donde fue compuesta, de Saverio Mercadante, I due Figaro. 隆Qu茅 maravilla! 隆Un bolero, unas danzas espa帽olas, tema espa帽ol! Ya tenemos a Espa帽a en la temporada. Queda por ver si esta revisi贸n chusca de la saga de F铆garo tiene m谩s nivel que el de las 贸peras de Arrieta. Y se acab贸 el siglo XIX, o casi, ya que lolanta, una 贸pera corta de Chaikovski, la 煤ltima que compuso, es tambi茅n de la 煤ltima d茅cada del siglo que se pretende olvidar. Y como eso de las 贸peras cortas resulta siempre complicado, hay que buscarle compa帽ero. Y la voluntad de riesgo de nuestro director art铆stico no conoce l铆mites: Persephone, de Stravinsky. L谩stima que no sea una 贸pera, se trata de un melodrama compuesto sobre textos de Gide, encargo de Ida Rubinstein que actuaba como recitadora.
En esos a帽os (los treinta), Stravinsky practicaba una curiosa forma de vanguardia, aburr铆a a la gente con un neoclasicismo de estampa helen铆stica, su m煤sica siempre ser谩 buena, pero hace falta entereza para entresacarla de su proyecto hier谩tico. Quiz谩 podr铆an haber pescado en otro caladero, 驴por qu茅 no, Mavra, una deliciosa operita corta que Stravinsky dedic贸 a Chaikovski y no se pone nunca? En fin, a煤n queda algo con aroma al siglo XIX, 驴o es al del XX?: Cyrano de Bergerac, de Franco Alfano, que la estren贸 en 1936 pero que debi贸 de quedar impregnada en su imaginaci贸n en el periodo prenatal. La historia del narizotas viene cantada por Pl谩cido Domingo, o sea, que se trata de la cuota al tenor que el Real paga anualmente. Como la visita del bueno de Domingo es casi la 煤nica alegr铆a que le queda al aficionado de 鈥渟iempre鈥, demos por buena la concesi贸n.
Un siglo XXI delirante
Y, al fin, llegamos al riesgo, riesgo. 隆脫pera de nuestros d铆as! Dos t铆tulos sobre diez es una buena proporci贸n (un 20%). 驴Qu茅 nos trae el mago? 驴Algo espa帽ol? Un poquito, pero no nos emocionemos: una visi贸n de Garc铆a Lorca puesta en m煤sica por el compositor argentino Osvaldo Golijov. 隆Bravo! 隆El bluf del siglo XXI tambi茅n pesca en el Real! Golijov ha protagonizado una carta blanca (algo amarillenta) con la Orquesta Nacional de Espa帽a, que tambi茅n ha picado, aunque tenga en su descargo un marco de referencia dedicado al cine; y es que Golijov, defendido con rara habilidad por un renovado marketing estadounidense, ha compuesto para pel铆culas de Coppola, y como aqu铆 somos tontos, a tragar. Su visi贸n de Lorca nos llega a trav茅s de un libreto de David Henry Hwang que el propio m煤sico ha traducido, todo un detalle que posiblemente no nos haga olvidar que 茅sta va a ser una visi贸n 鈥済uiri鈥 de nuestra Espa帽a querida; as铆 que luego, a celebrarlo al Arco de Cuchilleros.
驴Y el encargo? Algo m谩s moderno todav铆a y con mayor 鈥渞iesgo鈥: La vida y la muerte de Marina Abramovic, una artista performer ampliamente conocida, amiga de Mortier, que siempre es un detalle, que cuenta con la 鈥渕煤sica鈥 de Antony鈥, l铆der del grupo Antony and the Johnsons, y colaborador de celebridades como Bjork, Riccardo Tischi de Givenchy, Lou Reed, Yoko Ono y Laurie Anderson, septuagenarios dorados del mundo del rock 鈥渃hic鈥 y que, a no dudarlo, contribuir谩n a que el Teatro Real se ponga a tope de j贸venes. Adem谩s, se cuenta con el actor Willem Dafoe (el psicopatilla de Platoon y malvado del primer Spiderman). 隆Cuando se piensa que este teatro protagoniz贸 una crisis pol铆tica porque Cambreleng se neg贸 a que se le impusiera el estreno de una 鈥溍硃era鈥 de Jos茅 Mar铆a Cano!
Int茅rpretes
Naturalmente, todo esto tiene alicientes. Elektra cuenta con direcci贸n musical de Semyon Bychkov y con escenograf铆a del pintor alem谩n Anselm Kiefer, uno de los h茅roes de la pintura de los ochenta. El celebrado director esc茅nico Robert (Bob) Wilson, se hace cargo de dos montajes, el Pell茅as y la 鈥渇olie鈥 de Antony sobre Marina Abramovic, con lo que 茅sta quedar谩 muy neoyorkina. Peter Sellars, otro 鈥渆nfant prodige鈥 algo venido a menos, montar谩 el doble programa Chaikovski/Stravinsky. El previsible I due Figaro, adem谩s de la direcci贸n de Muti, tiene puesta en escena de Emilio Sagi, con lo que el morbo crece. El Cyrano que canta Domingo tiene a Pedro Halffter en la batuta. En cuanto a Sylvain Cambreling, uno de los directores protegidos de Mortier, se har谩 cargo de Pell茅as y la reinstrumentada Poppea, esta 煤ltima ser谩 tocada, adem谩s, por el Klangforum Wien, grupo especializado en contempor谩nea, todo un mestizaje de 谩mbitos hist贸ricos que, sin duda, quedar谩 muy moderno.
驴Y entonces?
El resumen final es agridulce. Si la temporada del Real se articulara de otro modo, con m谩s espacio, m谩s ramificaciones, m谩s 谩mbitos para experimentar y un hueco no exagerado pero s铆 sensato dedicado a la sensibilidad de siempre, todos y cada uno de los espect谩culos propuestos tienen inter茅s. Pero colocados en bloque en una temporada corta de t铆tulos y sim茅trica, como manifiesto, y dejando en el camino todo el repertorio tradicional, cualquier posibilidad de avanzar en alguna producci贸n espa帽ola (y no espa帽olizante), intentando vender modernidad, riesgo, alambicados cruces de ideas culturales, en fin鈥, se queda sin defensas. El riesgo es falso, la revoluci贸n es de 鈥渂udoir鈥, las novedades o est谩n ya tanto o m谩s vistas que Verdi o tienen trampa, la mirada espa帽ola es la que m谩s fatiga a cualquier espa帽ol de las 煤ltimas tres d茅cadas. Hay, desde luego, buenos detalles, pero los estamos pagando con todo el dinero de que disponemos para realizar una pol铆tica cultural desde el 谩mbito p煤blico; y mucho me temo que la resaca de tanta tonter铆a vaya a ser tan intensa como la embriaguez de este licor tan decadentemente moderno.
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