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Baldo tiene a sus espaldas casi treinta discos propios y otros tantos como sideman, acompañante. Los propios desde los años ochenta con Clunia y Zyklus hasta este Música Imaginaria y los ajenos con luminarias internacionales del jazz como Joachim Kühn, Carlo Actis Dato, Kenny Wheeler, Louis Sclavis, Butch Morris o Fred Frith.

Entre los discos y proyectos propios algunos de relevancia europea- Cuarteto Europa, Iberia Trío– o peninsular como Projecto Miño, Tríez o Frágil Gigante. Siempre activo en lo musical y organizativo nos llega ahora su Música Imaginaria, con seis de los músicos más activos de la escena del jazz y la música improvisada española. Además, en Baldo se reconocen sus raíces, Galicia, por su deseo de “citar” esta música junto al blues, el jazz o la experimentación sonora a veces muy free.

Los temas de este disco son una buena muestra. Ha venido trabajando estos últimos años con la viguesa universal a la batería: Lucía Martínez y con el santanderino Juan Sáiz a las flautas y saxos, que junto a él mismo al bajo forman una base rítmica compleja y muy engrasada, versátil, flexible, dispuesta a todo. Sobre ella literalmente vuela Juan Sáiz al que en este proyecto se le suman Julián Sánchez a la trompeta y dos instrumentos no muy habituales en el jazz hecho en España: vibráfono con Andrés Coll y el acordeón de Joao Barradas.

Estos dos últimos aportan sonoridades, atmósferas y ambientes diferentes al hard bop muy avanzado que podrían aportar por su cuenta los habituales bajo-batería-saxos-trompeta. Un arco de sonido que va desde Portugal a centroeuropea sin rupturas, con una fluided absoluta, una paleta musical de muy diversos colores que empastan perfectamente.

El proyecto tiene su historia. Fue financiado mediante un “encargo” del Festival de Jazz de Vitoria-Gasteiz fue estrenado allí y después viajó a Oviedo y al Madrid, Auditorio Nacional.

Baldo en Francia podría ser el director de la Orquesta Nacional de Jazz, pero “esto es España, señores” decían Tábano y las Madres del Cordero en Castañuela 70…y no estamos demasiado lejos aún de esa situación. Dudaba – pobre de mí- si contaba entre sus menciones y premios con el Nacional de Música. Iluso por mi parte. No…y lo dejo ahí. ¿Una calle en El Ferrol? Preguntaré.

Como la mayoría de las obras “contemporáneas” sorprende por sus desarrollos quebrados, los ritmos complejos,por la sonoridad, por la entrega de los intérpretes – en disco- y en directo por la gestualidad manifiesta casi seguro. A ver si lo compruebo pronto, me temo que tendré que salir de mi ciudad y región para ello. Estoy dispuesto.

Comentaba en casa escribiendo esta reseña mientras escuchaba el disco que de llamarse Baldomerus Wilson Sextet este verano se habría hecho una buena porción de festivales “internacionales” de jazz en España.

Busquen y disfruten.

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