Lara Diloy dirige la Gala Lírica con la que la Ópera de Oviedo celebra su 75 aniversario
Un concierto de arias y dúos de diversos títulos operísticos con las voces de María Zapata, Carmen Artaza, Antoni Lliteres y Carles Pachón

© Gemma Escribano
Hoy, 13 de enero, Lara Diloy regresa a la capital asturiana para dirigir la Gala Lírica que la Ópera de Oviedo organiza en el marco de las celebraciones de su 75 aniversario, como colofón a un ciclo en el que la institución ha recibido la Medalla de Oro de la ciudad y el Premio Mejor Institución en los Ópera XXI, galardones que distinguen lo más destacado de los escenarios españoles.
A las 19,30 h. sonarán en el Auditorio Príncipe Felipe arias y dúos de diversos títulos operísticos de Mozart, Rossini, Donizetti y Bellini, en las voces de la soprano María Zapata, la mezzosoprano Carmen Artaza, el tenor Antoni Lliteres y el barítono Carles Pachón. En el recital también participará el Coro de la Fundación Princesa de Asturias.
Lara Diloy
Principal directora invitada de la Barbieri Symphony Orchestra y asistente musical de la Ópera de Oviedo. Con un amplio conocimiento del repertorio sinfónico y lírico, es directora invitada de orquestas como la Bilbao Orkestra Sinfonikoa, la Orquesta Filarmónica de Gran Canaria, la Oviedo Filarmonía, la Orquesta de la Comunidad de Madrid, la Joven Orquesta Nacional de España o la Bilbao Sinfonietta.
Ha actuado en auditorios y teatros de gran prestigio nacional: Auditorio Nacional de Música y Teatro Monumental (Madrid), Auditorio Alfredo Kraus (Las Palmas de Gran Canaria), Teatro Arriaga (Bilbao), Teatro Reina Victoria (San Sebastián), Teatro Calderón (Valladolid), Teatro Filarmónica (Oviedo) o el Palau de Les Arts (Valencia), entre otros.
En el terreno lírico debuta recientemente en el Teatro de la Zarzuela con Don Gil de Alcalá y es invitada a dirigir en las temporadas de ABAO-Txiki u Opus Lírica, al frente de títulos como Orfeo y Eurídice, Carmen, La Traviata o L’elisir d’amore.
¿Cómo descubriste que la dirección de orquesta era tu vocación?
Siempre he disfrutado de hacer música en grupo y he sentido la orquesta como un espacio propio. Al finalizar los estudios de trompa sentí la necesidad de seguir completando mi formación musical y vi en la dirección el mejor camino para ampliar mis conocimientos y continuar desarrollándome en el lugar que me hacía más feliz.
Durante varios años compaginé el trabajo en diferentes orquestas con la docencia, mientras terminaba la carrera de dirección en el conservatorio. Unos años después, me di cuenta de que aquella vía para seguir aprendiendo era, en realidad, mi verdadera pasión y decidí que era el momento de apostar por ello, dedicándome de lleno a la dirección de orquesta.
Desde entonces ya ha pasado algún tiempo, pero sigo sintiendo que en la música siempre hay algo nuevo que descubrir, y eso me encanta.
¿Cómo comenzó tu relación laboral con la Ópera de Oviedo?
Mi relación profesional con la Ópera de Oviedo comenzó en agosto de 2021, cuando empecé a trabajar como directora asistente de su temporada lírica. Desde entonces ya hemos hecho diez títulos operísticos en los que hemos tenido la fortuna de disfrutar de grandes artistas nacionales e internacionales.
En este tiempo Oviedo se ha convertido para mí en un segundo hogar. El trabajo en la Fundación es muy cercano, familiar, y con un alto nivel artístico, y eso es algo que me hace sentir muy feliz aquí.
¿En qué consiste el trabajo de una directora asistente?
La labor que realiza el asistente musical es fundamental dentro de una producción. Es la extensión del maestro en el teatro, y por ello adquiere una gran importancia para todo el personal: producción, regiduría, equipo técnico, orquesta, coro… Los directores asistentes se encargan de revisar y preparar los materiales de orquesta en coordinación con el archivo, dar notas a los cantantes, al coro y a la orquesta, de escuchar los balances durante los ensayos, de sustituir al maestro cuando es necesario, etc. Es un trabajo muy intenso que se disfruta mucho.
Eres la directora elegida para la Gala Lírica que conmemora el 75 aniversario de la Ópera de Oviedo, ¿cómo te sentiste cuando te dieron la noticia?
La verdad es que en la Ópera de Oviedo he sentido siempre mucho apoyo a mi trabajo y poder dirigir la Gala en la que conmemoramos el 75 aniversario de la institución me hace especial ilusión y estoy muy agradecida por las oportunidades que me están dando.
Además, compartir este evento con las fantásticas voces de María Zapata, Carmen Artaza, Antoni Lliteres y Carles Pachón, compañeros por los que siento admiración, respeto y cariño, junto al Coro de la Fundación Princesa de Asturias y la Orquesta del Principado de Asturias, es un verdadero lujo.
Además de tu vinculación como directora asistente de la Ópera de Oviedo y los conciertos en colaboración que has dirigido con ellos, ¿cuándo te veremos como directora titular de uno de los títulos de la temporada ovetense?
Es algo que me encantaría. La relación con la Ópera de Oviedo es fantástica y ojalá llegue el momento de poder dirigir alguna producción en el Campoamor.
¿Qué supone para ti trabajar una temporada completa con la Ópera de Oviedo?
Es un verdadero reto y una gran oportunidad para crecer. Para mí tiene mucho valor poder participar en cinco óperas distintas cada temporada aquí. Eso requiere de muchísimo tiempo de estudio y preparación, además de todas las horas de ensayo.
Por otra parte, me permite conocer a muchos artistas y aprender de ellos, me encanta descubrir las distintas formas de trabajar de cada uno de los directores y directoras musicales y de escena.
Eres directora fundadora del coro de voces blancas Sinan Kay, ganador de varios premios nacionales e internacionales. ¿Cómo surgió este proyecto?
Sinan Kay viene de otro proyecto anterior. Mientras era profesora en la Escuela Municipal y Conservatorio Profesional de Música ‘Manuel de Falla’ de Alcorcón, surgió la idea de crear un taller para niños con el objetivo de mantener el coro infantil dentro de la institución. Se mantuvo durante unos años, pero después desapareció del programa y los padres quisieron continuar, buscaron un lugar para hacerlo y continuamos en el Colegio Santísima Trinidad de Alcorcón; son ya seis años de actividad.
Desde hace tiempo colaboramos con el Teatro de la Zarzuela y con la Orquesta Sinfónica y Coro RTVE. Son proyectos que preparamos con mucho ahínco, ya que son compromisos profesionales. Lo último que hemos hecho con RTVE ha sido la Tercera sinfonía de G. Mahler, para la inauguración de esta temporada, y ahora estamos con La Dolores de T. Bretón en el Teatro de la Zarzuela. Estas colaboraciones hacen crecer mucho al grupo, los niños se sienten muy motivados.
En tu carrera has participado en diversos proyectos pedagógicos, ¿crees que son una buena oportunidad para darse a conocer?
Creo que los proyectos pedagógicos son una buena forma de introducirse en el mundo profesional, ya que es uno de los espacios en los que se generan más oportunidades para directores jóvenes.
Me parece muy importante la labor que realizan las instituciones en este sentido, ya que los proyectos dirigidos al público más joven son un pilar fundamental para acercar la música y formar al que será nuestro público del mañana.
¿Tu trabajo como directora es diferente cuando abordas un espectáculo enfocado al público infantil?
No es muy diferente, ya que la forma de prepararlo y ensayar es bastante parecida a otros conciertos o espectáculos. Lo que sí cambia más es tanto la elección del repertorio como la forma de presentarlo, que tiene en cuenta el público al que va dirigido.
¿Qué es para ti lo más gratificante de un proyecto pedagógico?
Sentir que el público más joven disfruta de sus primeras experiencias escuchando una orquesta o cantantes en directo. He tenido la oportunidad de trabajar en diferentes proyectos didácticos como El Elixir de Amor en ABAO-Txiki o ¡Vive tu orquesta! junto a la Oviedo Filarmonía, y la energía que transmite este tipo de audiencia es siempre fresca y maravillosa.
Como directora de orquesta te desenvuelves diariamente en un sector en el que las mujeres son minoría. ¿Has sufrido algún tipo de discriminación por parte de tus compañeros de profesión?
La verdad es que en los entornos en los que me he movido no he sentido nunca una discriminación por el hecho de ser directora de orquesta, pero es cierto que la presencia de mujeres en el entorno de la dirección es escasa. A pesar de eso, poco a poco nos estamos incorporando en mayor número al mundo profesional y se van dando más casos de titularidades femeninas (Marin Alsop, Sussana Mälkki, Mirga Grazinyte-Tyla o Elim Chan, entre otras). Todas ellas son magníficas profesionales que están haciendo un gran trabajo en orquestas reconocidas internacionalmente. En Oviedo, por ejemplo, es muy significativa la presencia de mujeres en ambas orquestas esta temporada. Hay que celebrar los logros en este sentido y darles visibilidad para que podamos ver los frutos de esa progresión cuanto antes.
¿Quiénes son tus referentes en la dirección?
En el caso de grandes figuras, puedo nombrar a Carlos Kleiber o Leonard Bernstein, que solo con sus gestos eran capaces de comunicar; a todos nos gusta beber de ellos para aprender. Por otro lado, por nombrar algunas referencias más cercanas, admiro mucho el trabajo de dos asturianos como son Óliver Díaz y Pablo González.
Como directora alternas compromisos sinfónicos con la dirección de repertorio lírico. En realidad, qué prefieres dirigir: ¿ópera o repertorio sinfónico?
Desde siempre he vivido en la orquesta haciendo repertorio sinfónico, pero es bien cierto que los últimos años de mi carrera me han permitido adentrarme de lleno en el apasionante mundo de la lírica, donde he aprendido cómo encajan todos los elementos de una producción.
La verdad es que me siento cómoda con ambas opciones y me gustaría seguir creciendo y combinando de forma equilibrada tanto el repertorio sinfónico como el lírico.
¿Y entre ópera o zarzuela?
Tengo una gran debilidad por la zarzuela porque es con el repertorio que me he introducido en el género lírico, aunque es curioso que mi debut en el Teatro de la Zarzuela haya sido con una ópera española, Don Gil de Alcalá.
Desde que trabajo en la Fundación Ópera de Oviedo estoy descubriendo más a fondo la ópera y cada vez me voy sintiendo más cómoda con ella, por lo que la respuesta sería disfrutar en cada momento de lo que me toque dirigir, ya que ambas me apasionan.
Una obra que te gustaría dirigir y que aún no has dirigido.
Son tantísimas que es difícil elegir, pero por quedarme con una diría el Requiem Alemán de Brahms, una obra que me marcó mucho cuando la toqué por primera vez en orquesta.
¿Cuáles son tus próximos compromisos?
Entre otros, volver al Teatro de la Zarzuela con un concierto de música sinfónica española con la Orquesta de la Comunidad de Madrid y la participación en el concierto ¡Festín en familia! junto a Fernando Palacios, con un espectáculo que cierra la temporada del Teatro Real Junior.

© Iván Martinez
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