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El Festival quiere acercar la ópera a una audiencia amplia, haciéndola accesible y atractiva para quienes no están familiarizados con los grandes formatos de las producciones operísticas

La ópera se acerca a todos los públicos en Ópera a quemarropa, un nuevo festival dedicado a la ópera de cámara impulsado por la Comunidad de Madrid para las noches del mes de julio y que se ha presentado esta mañana en la Casa Museo Lope de Vega. Seis producciones, cinco de ellas estrenos absolutos más una reposición, se vienen presentando desde el pasado 12 de julio y hasta el 27 de este mismo mes en tres localidades de rico patrimonio cultural de la región: San Lorenzo de El Escorial, Aranjuez y Alcalá de Henares.

Este primer Festival de Ópera de Cámara de la Comunidad de Madrid nace para promover y difundir este género, “que a menudo se percibe como reservado solo para unos pocos privilegiados”, según señalan sus directores artísticos Ricardo Campelo y Ruth González, de Teatro Xtremo. Presentará producciones diseñadas específicamente para solistas y ensambles, llevando la experiencia operística a lugares íntimos y accesibles. “Queremos derribar las barreras que separan a la ópera del público, haciendo que sea una experiencia cercana y emocionante para todos”, afirman sus responsables.

Junto a clásicos como Mahagonny y The seven deadly sins, del tándem compuesto por el músico alemán Kurt Weill y el dramaturgo Bertolt Brecht, que revolucionaron la cultura alemana en los años 20 con sus ácidas óperas, piezas con música y cantatas, se representará Il segreto di Susanna, una joya musical de Ermanno Wolf-Ferrari, y se estrenan piezas de nueva creación como Cassandra o el elogio del fracaso, A solas con Marilyn más dos producciones del proyecto La Plaza, una iniciativa del festival para apoyar a jóvenes creadores que reúne a 8 artistas entre compositores, directoras, instrumentistas y cantantes.

La primera edición de Ópera a quemarropa ha propiciado una relación de colaboración con la Escuela Superior de Canto de Madrid, donde han sido seleccionados los dos cantantes del espectáculo del proyecto La Plaza. El festival promueve además alianzas con otras instituciones en España que producen ópera de cámara, como Ópera de Tenerife, también colaborador del festival y coproductor de A solas con Marilyn.

Hablamos con sus directores artísticos, la soprano y actriz Ruth González y el dramaturgo y director Ricardo Campelo

¿Cómo surge la idea de crear este festival? ¿Con qué objetivo se crea? 

Ruth González. El Festival nace a partir del estreno de nuestra ópera de cámara Lazarillo de Tormes, de David del Puerto. El Lazarillo es un encargo del consejero de cultura Mariano de Paco para el Festival Iberoamericano del Siglo de Oro Clásicos en Alcalá en 2023 y tras su estreno Gonzalo Cabrera, el director general de industrias culturales y creativas, se da cuenta de los beneficios del formato camerístico de la producción operística. El festival se encarga a Teatro Extremo.

Teatro Extremo concibe la idea del festival y es un festival que nace con la idea de llegar a más municipios de la Comunidad de Madrid, de crear nuevos públicos, de dar trabajo a más gente del sector, de dar posibilidades creativas a profesionales de nuestro sector, de dar la opción de crear nueva obra, de hablar de los problemas de nuestra contemporaneidad y también de rescatar patrimonio cultural porque el formato camerístico, operístico es un formato que se lleva creando desde el siglo XVII y hoy por hoy es una posibilidad de hacer nacer nuevos títulos y en fin, creemos que todos son ventajas y estamos aquí para dar una opción más al consumidor de ópera y también para crear nuevo público para la lírica española.

¿Por qué el título de Ópera a quemarropa?  

Ricardo Campelo. El título de Ópera a quemarropa era la idea de sintetizar la intención principal del festival, que es de crear ópera de cámara que sea cercana, que sea directa y sorpresiva y que deje una huella, como un disparo a quemarropa.

¿Cuáles son sus principales características? 

Las principales características de Ópera a quemarropa es que su programación en más de un 80% es estreno. Esos estrenos, más de la mitad, son obra nueva de compositores españoles. En este caso tenemos a María Herrero y a David del Puerto, Premio Nacional de Música, y tenemos a los componentes del colectivo La Plaza, que en su pieza no solo componen, sino que también crean el libreto, generan la puesta en escena y llevan a cabo la interpretación.

La tercera pata, o la tercera característica principal de Ópera a quemarropa, es que no sucede en el centro de Madrid. Está en la Comunidad de Madrid, en ciudades importantes, ciudades grandes, con tradición, y también en ciudades en las cuales hemos hecho una propuesta en espacios abiertos, al aire libre, en este caso en Móstoles y Alcobendas.

¿Cuáles son los criterios que habéis seguido a la hora de conformar su programación? 

R.C. Uno de los criterios que hemos seguido para conformar la programación, el más importante o el esencial, es el hablar del aquí y el ahora. Al hablar del aquí y el ahora no queremos cerrarnos a que sea una obra contemporánea como el concepto canónico que se tiene de obra contemporánea, sino también abordar temas de la hora con composiciones, como por ejemplo hemos seleccionado el siglo XX. Otro de los criterios que nos hemos guiado es el tipo de puesta en escena.

Sí queremos abordar desde la contemporaneidad, desde las nuevas formas, los nuevos medios, las nuevas expresiones, temas que nos incumben a todos. Y por último hemos seleccionado a los creadores que hemos seleccionado porque conocemos sus trayectorias, conocemos sus trabajos y podíamos provocarlos para crear nuevas piezas que fuesen acorde a esta nueva aventura.

La apuesta por la creación actual, ¿es también una manera de conectar con nuevos públicos?  

R.C. Sí, es una forma de conectar con nuevos públicos, pero no sólo queremos conectar con nuevos públicos, también queremos traer al público habitual de la ópera, queremos traer al público que va a la danza, queremos traer al público que va a la performance, que va a los museos. Lo bueno de la creación actual es que es transversal, atraviesa no sólo el hecho operístico, sino todo el hecho escénico y podría hablar de cualquier otro tipo de artes que no tengan que ver con el arte vivo. Pero nos conecta a todos, el ahora nos conecta a todos y es una de las visiones a corto, mediano y largo plazo del Festival.

¿Qué se va a encontrar el público cuando acuda a alguna de las propuestas del festival? 

R.C. Se va a encontrar diversidad, lo primero, porque va a encontrar desde Il segreto di Susanna, que es una ópera para el público tradicional de la lírica, que es una ópera de cámara de 50 minutos en italiano, con subtítulos, como se vería en cualquier gran teatro de ópera. Para la gente más de las artes escénicas tradicionales, tenemos una ópera cabaretera como Mahagonny y The seven deadly sins, con la música es de Kurt Weill y el texto del gran maestro Bertolt Brecht.

Luego hay propuestas contemporáneas como A Solas con Marilyn, que es una composición nueva del Premio Nacional de Música David del Puerto, en la cual se van a tratar a partir de un texto de Alfonso Zurro, que habla de la historia o de cómo se deforma la realidad en cuanto tienes un shock, en este caso un shock que le pasa a una mujer, una cajera, una trabajadora de un supermercado.

Y por último, los más jóvenes van a encontrar una propuesta disruptiva en la plaza, verán ópera en la calle, gratuita, hecha por gente entre 22 y 35 años.

¿Qué podéis destacar de las composiciones de nueva creación como Cassandra o el elogio del fracaso; A solas con Marilyn, del Premio Nacional de Música David del Puerto y de las dos propuestas del Proyecto La Plaza? 

R.C. De Cassandra voy a destacar que es híbrida. Es ecléctica y aunque parezca lo contrario, es divertidisima, es una ópera que mezcla recursos del teatro musical, del vodevil, de la lírica como tal y los mitos griegos, es decir, una coctelera, brutal, hecha por una mujer que no solo la dirige escénicamente, sino musicalmente, es decir, lo tiene todo para hacernos pasar un buen rato.

Y, en el caso de A solas con Marilyn, una de las cosas que más me atraen de la composición de David, es que ha empleado una guitarra eléctrica, una viola eléctrica, y paisajes sonoros, más las distorsiones que se le pueden meter a esos instrumentos. Creo que es una sonoridad atrevida y realmente novedosa en el aspecto operístico y con respecto a la propuesta de la plaza, van a encontrar frescura, inocencia y valentía, momentos de lirismo y momentos de calle que es lo que le hemos pedido a estos jóvenes creadores

R.C. ¿Os habéis quedado con ganas de programar otras propuestas? ¿Las tenéis en mente para próximas ediciones? 

Tenemos muchísimas propuestas en la cabeza para muchas ediciones. Queremos que coreógrafos intervengan en piezas operísticas, queremos gente de las artes vivas, de lo preformativo, queremos gente, que se dedica al teatro más radical, intervenga y gente, que se dedica al teatro más canónico y a la ópera más canónica, también nos visiten, todos unidos en el formato de cámara.

Por lo pronto podríamos adelantar que tenemos una colaboración con el ICCMU que ya estamos empezando a trabajar, estamos también hablando con una de las compañías de creación contemporánea, para nosotros más importante e innovadoras del panorama teatral; también queremos invitar a músicos de música electrónica en este caso a componer ópera por primera vez, y tenemos muchas más ideas para traer a todos los creadores, invitarlos a que indaguen en la ópera y que la experimenten, la hagan suya, y que luego la compartan con todos nosotros.

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