Adriana González debuta Mimí en el Liceu
La Bohème de Àlex Ollé se podrá ver en el Gran Teatre del Liceu hasta el próximo 2 de julio

Foto: M. Cessat-Bégler
Nacida en Guatemala en 1991, Adriana González comenzó sus estudios con Barbara Bickford poco después de terminar la secundaria. En 2009 ganó el premio “New Upcoming Artist Award” otorgado por la Hemeroteca Nacional de Guatemala. Tras ser escuchada por Christian Schirm, se convierte en miembro del Atelier Lyrique de l’Opéra National de Paris, donde cantó Zerlina (Don Giovanni) y Despina (Così fan tutte).
De 2017 a 2018, se incorporó al Internationales Opernstudio de la Ópera de Zúrich, donde cantó Erste Blumenmädchen (Parsifal) y Serpetta (La Finta Giardiniera). Después de completar con éxito los ópera studios de París y Zúrich, Adriana González cantó Pamina (Die Zauberflöte) en el Festival de Gars, Corinna (Il viaggio a Reims) en el Gran Teatre del Liceu, Micaela (Carmen) en el Grand Théâtre de Genève, Giannetta (L’Elisir d’Amore) en la Opéra National de Paris y en el Teatro Real de Madrid, Liù (Turandot) en la Opéra de Toulon, y Contessa Almaviva (Le Nozze di Figaro) en la Opéra National de Lorraine y Oper Frankfurt.
Ganadora de diversos concursos de canto, ha sido galardonada con el “Prix Lyrique du Cercle Carpeaux”, el Primer Premio en el “Concurso de Canto Otto Edelmann”, el Premio “Oper Burg Gars” y el Segundo Premio en el “Concurso Internacional de Canto Francisco Viñas”, entre otros.
Ahora se enfrenta al debut de uno de los roles para soprano más icónicos de la historia de la ópera: Mimì. La Orquesta Sinfónica del Gran Teatre del Liceu estará dirigida por Giampaolo Bisanti en esta producción de La Bohème firmada por Àlex Ollé. Adriana González cantará el rol de Mimì los próximos 18, 22, 27 de junio y 1 de julio. Anita Hartig y Maria Teresa Leva interpretarán el mismo papel en las funciones restantes.
El reparto lo completan Atalla Ayan y Giorgio Berrugi (Rodolfo), Toni Marsol y Josep-Ramón Olivé (Schaunard), Roberto Accurso (Benoît/Alcindoro), Roberto de Candia y Damián del Castillo (Marcello), Goderdzi Janelidze y Federico de Michelis (Colline), Valentina Nafornita y Katerina Tetryakova (Musetta).
Hablamos con Adriana.
Eres una mujer de mundo. Desde Guatemala, tu ciudad natal, has viajado ya por media Europa. En tu opinión, ¿dónde se valora más el género operístico?
Definitivamente tiene diferentes apreciaciones dependiendo de la historia de cada país. En Europa hay muchísima historia tangible de la ópera porque es el lugar en donde se ha creado y cultivado más. La apreciación de la ópera en Europa es un evento social magnífico y de mucha tradición.
En Centroamérica tenemos una admiración más romántica de la ópera, donde soñamos con esos bellos trajes y las puestas en escena clásicas, pero nos falta un poco la producción de una ópera propia para saber más sobre su verdadera esencia. Somos, por decirlo de algún modo, más nuevos en la ópera; aunque en los últimos años hemos comenzado a tener más presencia en el mundo lírico.
¿Qué aria de ópera te describe mejor?
Lo que pasa con muchos cantantes es que nos enamoramos cada vez más del rol que estamos interpretando en el momento, porque buscamos profundizar nuestra interpretación y buscamos hacer brillar los pequeños detalles. Por lo que tengo que decir, y aunque suene a cliché, “Si, mi chiamano Mimì” describe muy bien una parte de mi vida.
Vivo en París y cada palabra de esta aria me hace pensar en los pequeños detalles de la vida parisina: “Me gustan aquellas cosas que hablan de amor, de primavera”. Después de esos inviernos largos y tristes, la ciudad se hace más feliz con cada flor que comienza a salir y el sol que nos brinda su calor.
Por otro lado, no soy una persona religiosa pero sí muy espiritual. Tal como describe el personaje: “No voy siempre a misa, pero rezo…”. Y más adelante en el aria dice: “Vivo sola allá en un cuartito blanco donde veo los techos y el cielo”. Y es exactamente el caso cuando vives en un estudio parisino en el sexto nivel del edificio. Todo lo que ves son los techos parisinos y el cielo.
¿Qué supone para ti el debut de un rol tan icónico como el de Mimí?
Es un sueño hecho realidad y al mismo tiempo una responsabilidad muy grande. Mi responsabilidad personal es defender la partitura lo mejor que me permitan mis capacidades y agregar un poco de Adriana. Sobre todo, debutar un rol así en el Gran Teatre del Liceu es una responsabilidad artística muy importante, por lo que mi preparación ha sido extensa para cumplir con las exigencias del rol.
¿Qué tiene de diferente el rol de Mimí que lo hace tan atractivo para las sopranos?
¡Puccini es un genio musical! Es el compositor perfecto para pintar la escena con música y atar cada acción y sonido al corazón. Ya con la orquestación, Puccini nos invita a imaginar su mundo y la trama de una forma muy accesible y con gran imaginación. Cantar sobre esta magnífica base musical es una diversión inmensa.
Personalmente, la música siempre ha sido una forma de expresar lo que no puede ser dicho solamente con palabras. En mi caso, nunca pude expresarme muy bien con la palabra o describir exactamente lo que sentía, y ahí es donde entra la música. Es una forma de expresar todo aquello que está muy dentro de mi ser, de mi mente y mi corazón. Puccini con su lenguaje melódico, permite esa expresión más allá de las palabras y acciones. ¡Es todo alma!
La muerte de Mimí pone punto final a La Bohème, ¿cambiarías el final de la ópera?
No, de hecho, la historia de “Scènes de la vie Bohème” es mucho más triste. Me quedo con la historia que nos ha propuesto Puccini.
¿Qué hace a tu Mimì diferente?
Mi voz y mis experiencias de vida. Trabajar con Àlex Ollé en mi primera Bohème es muy inspirador. Cuando él y su asistente, Susanna, me explicaron su idea de Mimì, describían a una emigrante viviendo en París, feliz de encontrar el amor y la amistad en 5 personas que la invitan a pasar la Navidad juntos. Mimì vive sola y estos amigos se convierten en su familia. Esto me recordó mucho a mis primeros años en París, en el Atelier Lyrique de la Opéra National de Paris, donde vivía sola en mi pequeño estudio y mis amigos se volvieron mi familia.
Nos gustaría conocerte mejor, ¿qué te gusta hacer en tu tiempo libre?
Me gusta mucho la fotografía, aunque todo es amateur lo que hago. La historia también me apasiona mucho y, de hecho, si no fuera cantante, posiblemente sería arqueóloga.
Lo que más echas de menos de Guatemala.
La comida definitivamente, aunque debo decir que aquí en Cataluña y en España, en general, he encontrado una linda oferta de productos centroamericanos para cocinar platos tradicionales guatemaltecos. La naturaleza y la herencia cultural guatemalteca me hacen mucha falta también.
El objeto que te acompaña siempre.
Siempre llevo conmigo un anillo de mi madre que tiene una tortuguita. Mi madre me lo dio cuando me fui de Guatemala en 2014 y ha sido un bello recordatorio todos estos años. Mi madre viene de orígenes humildes y trabajó mucho para poder salir adelante, y a pesar de eso, nunca me limitó para que siguiera mis sueños. Su apoyo fue primordial para que pudiera estudiar música y canto.
Tu rol de ensueño.
Cambia con los años. Poco a poco, los sueños se han vuelto realidad. Por mucho tiempo mi sueño fue Liù de Turandot, y se cumplió en el 2019. Mimì es otro rol de ensueño (como lo es para todas las sopranos probablemente), y ahora en 2021 se hará realidad. Si tuviera que escoger el siguiente rol de ensueño, tendría que decir La Traviata.
Ganadora de diversos certámenes, ¿Cuál es tu opinión sobre los concursos de canto?
Son una herramienta magnífica para jóvenes cantantes. Muchas veces al inicio de nuestras carreras tenemos que invertir mucho en ir a cantar audiciones y así conseguir trabajos. Los concursos, en muchas ocasiones, nos sirven de audiciones, a veces hasta para 10 teatros al mismo tiempo, dependiendo del jurado del concurso en el que participemos. Entonces en lugar de visitar 10 ciudades diferentes para audicionar para 10 teatros distintos, podemos ir a un concurso y hacer una audición con más alcance. Eso sí, uno tiene que ir con un objetivo y un repertorio claro y definido.
¿Hay algún truco para salir bien parado en los concursos?
La preparación y escoger el repertorio que corresponde a nuestras cualidades vocales, musicales y personales. En un concurso es importante mostrar lo que uno puede hacer de forma única. A veces no se trata de un concurso con los demás, sino con uno mismo. Identificar nuestras fortalezas y debilidades nos ayuda a tomar decisiones sobre el repertorio que podemos defender en un concurso para que exponga nuestras fortalezas.
Danos algunos consejos a los que estamos empezando.
Paciencia y curiosidad. La voz es un músculo que funciona gracias a la perfecta coordinación entre la mente y el cuerpo. Es un proceso que nunca termina porque a medida que los años pasan, el cuerpo va cambiando y así nuestra voz, de tal manera que nunca dejamos de aprender sobre su funcionamiento. Y esto toma mucho tiempo y paciencia. No podemos ir más rápido de lo que el cuerpo y la voz nos permiten.
Lo más importante que he aprendido y que puedo aconsejar, es tener paciencia con este instrumento único y delicado. Cantar una hora al día a “plena voz” para trabajar técnicamente. Después tener la curiosidad e interés de estudiar la partitura en silencio para entender y planificar qué queremos hacer musicalmente, y leer mucho sobre el contexto histórico, cultural, social, político, etc. de las piezas, a fin de comprenderlas e interpretarlas lo mejor posible.
Si la pandemia lo permite, próximamente debutarás el rol de Lauretta de la ópera Gianni Schicchi en Tokyo, ¿es tu primera vez en Japón?
Sí, sería la primera vez que visito Japón. Gianni Schicchi es solo uno de tres proyectos que estamos esperando poder reprogramar con el Tokyo Spring Festival. Por el Covid no pudimos hacer Gianni Schicchi, Suor Angelica y La Bohème.
¿Fan del sushi?
Adicta total…. Jaja.
Además de este Gianni Schicchi, ¿cuáles son tus próximos proyectos?
Algunos de los roles que haré la próxima temporada son Juliette en la Houston Grand Opera, marcando mi debut en Estados Unidos. El resto de la temporada me quedaré en Europa cantando Micaela en el Festival de Sanxay y en la Opéra National de Paris, Contessa Almaviva en la Oper Frankfurt y el Teatro de Luxemburgo, Mimì en la Opéra de Toulon y Liù en la Opéra de Strasbourg.
¿Cómo crees que evolucionará tu voz?
En los últimos 4 años he sentido cómo se ha estabilizado la voz a medida que me acerco a los 30. Los 20 fueron años de mucho descubrimiento y de establecer cuál era mi repertorio. Ahora los 30 serán para cantar ese repertorio lo más posible y de agregar poco a poco roles que le permitan a mi voz seguir desarrollándose y creciendo, para llegar a los roles de soprano spinto cuando cumpla los 40.
Un deseo por cumplir.
Crear una fundación para ayudar a jóvenes cantantes latinoamericanos y propiciar la educación musical y vocal en Centroamérica. Existe una gran necesidad de darle una guía adecuada a todas esas voces bellas y al mismo tiempo crear una industria que permita darle seguimiento a su formación hacia una vida profesional.
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