El Teatro Real abre temporada con Don Carlo, de Verdi
Entre los días 18 de septiembre y 6 de octubre el Teatro Real ofrecerá 14 funciones de Don Carlo, de Giuseppe Verdi, en una producción procedente de la Ópera de Frankfurt a partir de la versión en cinco actos de Módena, cantada en italiano.
La dirección musical será de Nicola Luisotti, director musical asociado del Teatro Real, que volverá a dirigir al Coro y Orquesta Titulares del Teatro Real después de sus triunfos en Il trovatore (2007), Rigoletto (2015), Aida (2018) y Turandot.
Tal como explicó Joan Matabosch en la presentación de Don Carlo, “se podrá ver la ‘versión de Módena’, de 1886, con cinco actos y sin ballet” y recordó que “todas las versiones de esta ópera fueron hechas por Verdi en francés pero que permitió “que se cantara en italiano”.
Don Carlo, 23ª de las 26 óperas de Verdi, es la más larga de su catálogo y la que fue sometida a un mayor número de revisiones: en un lapso de casi 20 años, de 1867 a 1886, el compositor escribió diferentes versiones intentando encontrar el equilibrio dramatúrgico y musical de la partitura, que se vio afectada, desde su génesis, por las imposiciones de los teatros.
Verdi retoma sus temas recurrentes (la lucha entre los sentimientos íntimos y el deber político, el ansia de libertad frente al poder opresor, los ideales revolucionarios, los amores prohibidos, la relación paterno-filial, la amistad, etc) a través de la sensibilidad e ímpetu románticos de Friedrich Schiller, que ya había inspirado tres óperas anteriores: Giovanna D´Arco, I Masnadieri y Luisa Miller. Partiendo de su drama Dom Karlos, Infant von Spanien, el compositor vuelve a acercarse al universo español que, con mayor o menor fortuna, impregnó otros cuatro títulos de su catálogo: Ernani, Il trovatore, Simon Boccanegra y La forza del destino.
Escrita para la Ópera de París, donde triunfaba la grand opéra, con sus cánones grandilocuentes (temas históricos o mitológicos, grandes masas corales y sinfónicas, ballets, etc.), la primera versión de Don Carlo, con libreto original en francés de François Joseph Méry y Camille du Locle, se estrenó en 1867, con gran pompa y boato, incluyendo la presencia de la familia real francesa.
Contrariado con las imposiciones de la Ópera de París y disgustado con las diversas adaptaciones y versiones de la ópera en italiano, Verdi decide reducir la duración de la obra para facilitar su difusión y evitar que cada teatro cortase la partitura a su antojo: nace así la llamada ‘versión de Milán’, de 1884, en la que se suprimen el primer acto, el ballet, etc. Esta versión en cuatro actos, más corta, más ágil, pero más débil dramatúrgicamente, es la que se ha presentado en el Teatro Real en 2001 y en 2005, con puesta en escena de Hugo de Ana.
Dos años después del estreno de la versión de cuatro actos, Verdi vuelve a revisar la partitura restituyéndole el primer acto, llamado de Fontainebleau, para dar una mayor consistencia dramatúrgica a la obra, ya que en él se perfila el contexto histórico y el entramado de las relaciones entre los personajes que propician el devenir del drama. Nace así la llamada ‘versión de Módena’, de 1886, con cinco actos y sin ballet, que ahora se podrá ver en el Teatro Real, con puesta en escena de David McVicar, que ha dirigido en anteriores temporadas Otra vuelta de tuerca (2010), La traviata (2015), Rigoletto (2015) y Gloriana (2018).
En un decorado monumental, gélido, opresivo y simbólico de Robert Jones ─que ‘materializa’ el enorme peso del poder religioso y político que caracterizó el reinado de Felipe II─ se suceden con fluidez los distintos espacios en los que se desarrolla la trama, cuya época es evocada por los trajes suntuosos diseñados por Brigitte Reiffenstuel.
Como en la producción de Gloriana, de Benjamin Britten, aclamada en 2018, McVicar, Jones y Reiffenstuel logran crear la atmósfera idónea para la introspección psicológica de los personajes, que, en Don Carlo, reflejan, más que en otras óperas de Verdi, sentimientos contradictorios y complejos, con implicaciones éticas, morales y sentimentales que les alejan de la dicotomía entre buenos y malos de títulos anteriores.
Para Axel Weidauer, encargado de la resposición de la dirección de escena, hay que partir de una frase de Schiller para entender esta escenografía “Los sueños más bellos son los que se tienen en la cárcel. La escenografía responde a esta frase y para ello se han colocado una serie de paredes de ladrillo gris que ofrece múltiples interpretaciones. Dentro de estas estructuras hemos colocado los figurines históricos”.
Weidauer también subrayó que “la falta de libertad es el tema fundamental de la obra”. “Se expresa por la falta de libertad emocional de Elisabetta que tiene que casarse con Felipe II, en lugar de con Don Carlo, o la libertad que quiere tener Felipe II para tener amistades pero no puede, o la restricción de libertad encarnada en la figura del inquisidor”.
Nicola Luisotti, que la pasada temporada dirigió Turandot, de Giacomo Puccini, en la alabada producción concebida por Bob Wilson, dirigirá su cuarto título verdiano al frente del Coro y Orquesta Titulares del Teatro Real, después de Il trovatore (2007), Rigoletto (2015) y Aida (2018).
Para Luisotti, esta ópera es “un milagro”. “Verdi estuvo volviendo a esta ópera cerca de 20 años, si alguien hace eso es porque no está contento, pero es porque cuando la belleza sigue número tras número, es difícil que eso lo asimile tu cabeza, te dice que no es humano. Para mi, a pesar de que es la ópera de Verdi más larga es la que se me hace más corta, la orquesta no nota la fatiga”
Estará al frente de tres repartos, cuyos cantantes, mayoritariamente conocidos por el público del Real, se alternarán en los papeles del sexteto protagonista: Marcelo Puente*, Andrea Carè, Alfred Kim y Sergio Escobar*(Don Carlo); Maria Agresta, Ainhoa Arteta y Roberta Mantegna (Elisabetta de Valois); Luca Salsi, Simone Piazzola y Juan Jesús Rodríguez (Rodrigo, marqués de Posa); Ekaterina Semenchuk, Silvia Tro Santafé y Ketevan Kemoklidze (La princesa de Éboli); Dmitry Belosselskiy, Michele Pertusi y Dmitry Ulyanov (Filippo II); y Mika Kares y Rafał Siwek (El gran Inquisidor).
*Marcelo Puente y Sergio Escobar interpretarán el papel titular de Don Carlo en lugar de Francesco Meli, que ha cancelado su participación en la ópera por enfermedad debidamente acreditada.
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