Los compositores visitan la Universidad. Un recuerdo tres años después
por Leticia Yustos Fernández y Cristina Aguilar
En la primavera de 2011, cuatro compositores españoles, Joan Guinjoan, Alfredo Aracil, José Luis Turina y Pilar Jurado hablaron de su música en la Universidad Complutense de Madrid.

Joan Guinjoan © www.joanguinjoan.com
Invitados por la profesora Belén Pérez Castillo, se acercaron al Departamento de Musicología de la Facultad de Geografía e Historia. Dos alumnas de entonces, ahora ya cumplidas musicólogas, redactaron sus impresiones en caliente, Leticia Yustos y Cristina Aguilar.
La inmediatez, la espontaneidad y el tono desenfadado de este escrito recoge la atmósfera fresca y amistosa de unas charlas al modo de una instantánea. Un pasado todavía cercano, pero que se nos presenta fijo en el tiempo, como un dato de la letra pequeña de la historia, esa historia no siempre fluida entre la música española y la Universidad.
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Quintos encuentros con la creación musical contemporánea.
Cuaderno de bitácora salpicado de aria estrófica
Joan Guinjoan. La aventura de un compositor. Martes 3 de mayo de 2011. 12:00 horas.
Entramos en el aula. Profesores, mucha gente alrededor de Joan, mucho señor importante con traje, muchas sonrisas. Belén Pérez presenta y resume la trayectoria compositiva, sesenta años de labor, haciendo referencia a su pertenencia a la generación de 51; pero Joan Guinjoan nos cuenta y nos resume su vida y obra en poco menos de veinte minutos. Su vinculación con la música se produce de manera peculiar, por casualidad, cuando llega a su entorno familiar un regalo: un acordeón-piano. Sus orígenes campesinos y vinculación con la labranza cambian radicalmente a los 21 años, toma la decisión de dedicarse a la música. Edad tardía que le hace estar desligado de su generación con lo que se produce en Joan y en su obra una mezcla de elementos heterogéneos. Nos explica cómo realiza su trabajo, estableciendo en primer lugar un diálogo consigo mismo que luego pueda trasladarse al oyente, no de manera trascendente; existe una labor de investigación constante desde sus primeras obras hasta las últimas. Sacamos las partituras y nos ponemos manos a la obra. Cadenza, Trama (1983), Homenaje a Carmen Amaya (para seis percusionistas), Sincrotron. Trabajamos a toda bala, como un labrador con su arado marca, corta la tierra, crea surcos, planta semillas; como una clase de las nuestras, intensa, apasionada, técnica y efectiva. Nos llevamos los mejores frutos.
¿Qué pasó por su cabeza cuando le llamaron para venir aquí?
Belén Pérez Castillo asistió a una sesión que hice en el Auditorio en Madrid, y me dijo: “Señor Guinjoan, nos lo ha explicado tan bien que a mí me gustaría mucho que un día…” Entonces, cuando me propuso venir aquí, la verdad es que tuve una gran alegría. Conozco la categoría de esta universidad desde el punto de vista musicológico y sé que hay doctores “honoris causa” como Luis de Pablo. Estuve encantado de hacer una sesión de estudio, cosa que llevo haciendo durante muchos años, y siempre con mucha ilusión. Además, esta chica tiene un sentido de persuasión irresistible.
A la hora de organizar dos horas de clase, ¿le costó elegir? ¿qué elegió?
Pues mira, esto me ha gustado mucho. Me gustó mucho el momento en que tuve que elegir. Es que no lo parece, pero cuesta. He seleccionado las obras que creo que son más significativas; tengo muchas otras, pero éstas yo he creído que eran variadas.
¿Cómo se va usted? ¿con qué sensación se va?
¡Encantado! ¡Estoy muy contento! ¿Sabes por qué? Porque yo ya soy un yayo, he aguantado aquí casi dos horas, y no he tenido casi baches, algo fantástico para mí. Es un: “¡hombre, aún sirves para algo!” [Risas]. Además he tenido un público estupendo. Yo me he sentido estupendamente, ¡por eso estoy hablando tanto! [Sonrisas]
Alfredo Aracil. Mi música: estructuras y metáforas. Miércoles 4 de mayo de 2011. 16:00 h.
Otra vez mucha gente con traje a la puerta, saludan y se van. ¿Les asustaron las partituras y las audiciones de ayer? Estarán ocupados. Belén Pérez nos presenta a este compositor que combina su faceta creativa con la docencia y la gestión. Alfredo es también licenciado en historia del arte y ha escrito libros como: El siglo XX. Entre la muerte del arte y el arte moderno, Jardines y otros sueños, Tomás Marco, en el laberinto, entre otros muchos. Aracil nos explica cómo su producción es una mirada al pasado, una reinterpretación del mismo usando para ello un metalenguaje y uniendo intelecto y emoción. Es importante entender su concepción de la historia, no de manera lineal como se ha explicado desde siempre por superación de etapas y períodos que se suceden unos a otros. Para él la historia es un cofre donde todo interacciona, se van llenando huecos y recolocando las cosas; sus raíces, su nacionalismo, son Monteverdi, Dante y Shakespeare, eso que sigue latiendo dentro de cada uno, su patrimonio. Nos ponemos manos a la obra y nos adentramos en el mundo de los tres cuadernos sobre Paradiso y el Cuarteto número 3. Con los tres cuadernos Alfredo quiere dejar patente tres maneras diferentes de componer, aún falta el tercero (analizamos parte del primero y del segundo); y con el cuarteto trabaja la serie como una herramienta para componer lo que quiere. Sus máximas igualan la música y la ciencia, la duración por encima del ritmo, y el espejo como elemento que pone en relación la composición, el juego, tocar a la manera de un niño, primando la fantasía por encima de todo. “Yo hago música que quiero escuchar y todavía no he escuchado”. Insistente pregunta de un compañero: “¿pero qué haces con la serie para que suene tan bien tu música?, ¿la transformas?”
¿Qué pasó por tu cabeza cuando te llamaron y te dijeron que si venías aquí a dar una conferencia a la Universidad?
Me hizo mucha ilusión porque en esta facultad fue donde estudié mi carrera de Historia del Arte y donde me doctoré. Sabía además que iba a ser entre amigos, aprecio muchísimo a Belén Pérez Castillo con quien he coincidido en muchas otras ocasiones. Además de la ilusión, pensé que lo iba a pasar muy bien, como así ha sido.
¿Cómo te la preparaste?, ¿te costó elegir?
Lo que pensé es que tenía que ser una conferencia que al mismo tiempo hablara de mí mismo y de mi música. Ofreceros una imagen de lo que yo soy para que así encajara en el tema del ciclo, y por otro lado que sirviera para plantear y reflexionar sobre cuestiones más generales acerca de la música, del arte, o de la cultura de nuestro tiempo. Lo que hice fue combinar un asunto muy general como es el sentido de las series y las estructuras, y en qué medida influyen y coartan o no la creación. Eso lo apliqué a mi música, con lo que salió en seguida redondo.
¿Con qué sensación te marchas?
Realmente muy contento, porque uno siempre nota, al igual que un intérprete también nota cuándo el público está atento y participa de alguna manera en hacer suya esa música que escucha. También un conferenciante, un profesor, nota en el aula cuándo hay una atención y cuándo la clase es participativa, se intervenga o no. He percibido un ambiente estupendo y una atención en la que creo que todos hemos estado muy cómodos.
José Luis Turina. Reflexiones sobre la òpera. D.Q. Don Quijote en Barcelona. Martes 10 de mayo de 2011
Salón de Actos de la Universidad. Revuelo. Hoy no hay nadie con trajes y además no funcionan los ordenadores con lo que nos podemos quedar sin proyección; no sabemos qué es tan importante, pero como los ordenadores no funcionan empezamos con retraso. Belén hace como siempre una presentación, Turina tiene una vinculación familiar con la pintura, descendiente directo de pintores, al que se le podría calificar como lobo estepario. Su producción mira a la vanguardia y a la tradición. El renacimiento español y el siglo XVIII son claves para entender su obra. Poco nos habla de su vida, directamente hace patente esa asimilación entre componer y enseñar, facetas que José Luis ha desarrollado a lo largo de toda su vida. Nos traen un ordenador que funciona. Durante dos horas condensa el trabajo realizado junto con La fura dels Baus y Justo Navarro, desde el primer contacto en noviembre de 1996 hasta el estreno. Idea embrionaria: la provocación. De este punto de partida nació D.Q. para ser el cierre de la temporada del Liceo del año 2000. Nos confiesa su miedo ante tal proyecto ya que considera la creación de la ópera como la máxima de un compositor; para la que emprendió estudios algo caóticos de lingüística con la finalidad de poder entender las estrategias del lenguaje hablado. ¿Cómo resolver la problemática relación música–texto? Dos años de lucha contra gigantes, y no son molinos. El resultado final, vemos un poco de la producción y un poco de las partituras, todo muy rápido. La parodia recorre la ópera, en tres niveles: parodia de la ópera como género, con fragmentos de otras óperas, guiños y citas, parodia de la propia novela de Don Quijote, con nombres y situaciones similares y por último, una parodia del metaquijotismo. Hemos tenido la oportunidad de asomarnos a unos cortes seleccionados con criterio, de esta gran producción, gigantesca producción que creo que tardaremos en volver a ver en una puesta en escena de tal dimensión. El propio Turina reconoce que quizá un fallo achacable fuera el horror vacui, la saturación del espacio escénico y de acciones secundarias que podían despistar al espectador. Hemos estado inmersos un ratito en la ínsula de Barataria, y nos vamos con la miel en los labios, con ganas de haber estado un poco más.
¿Qué pasó por tu cabeza cuando te llamaron y te dijeron que ibas a venir a la Universidad Complutense?
Bueno, este es el segundo intento, ¡eh!; porque me lo dijo Belén el año pasado, pero fue imposible por cuestiones de fechas. Me pilló tan a contratiempo con todo lo que tenía en la cabeza y entre manos, que ganas no faltaban, pero no se podía. Pero bien, este año sí. ¡Fíjate!, ¡venir a explicar mi ópera!, que como te he dicho lo he tenido que hacer como 15 ó 20 veces en los últimos años, aquí y allí, pues encantado sobre todo de contarlo a gente de musicología, me pareció una idea maravillosa. Los compositores agradecemos mucho que se nos permita hablar de lo que hacemos; normalmente siempre nos limitamos a estrenar una obra, a salir a saludar, y ya está, y parece que no tienes campo para poder explicar qué es lo que has querido hacer. Y entonces, que de repente te encuentres con la posibilidad de hablar ante un público súper interesado, de partida además, porque son estudiantes de musicología, investigadores, hombre pues, ¡¡miel sobre hojuelas!!…
Entonces, de toda tu producción, y cuando te pusiste a pensar en “qué les voy a contar”, ¿te costó mucho elegir? ¿dudaste?
Sí, por que Belén lo quería centrar más en la obra que se tocó el mes pasado, a la que algunos de vosotros habíais asistido. Pero yo le dije, mira, no todos habrán ido al concierto; creo que es mucho más atractivo que les cuente algo, un proyecto mucho más ambicioso, con un DVD, mucho más espectacular, que te llega mucho más, y me dijo: ”perfecto, sin problemas”; yo la idea ya había pensado llevarla por ahí y ella me dio facilidades.
Y ya la última, ¿con qué sensación te vas ahora?
Encantado de hacer este tipo de cosas, veo que la gente responde muy bien, que interesa mucho, tienes esa sensación, ese feeling de que el auditorio está pendiente, tomando notas y todo,
A lo mejor no les está gustando, [Risas] pero eso no tiene nada que ver. Yo estoy muy acostumbrado, llevo muchos años de compositor, y sé que las cosas que hago hay gente a la que le gustan y gente a la que no, y todo me parece muy respetable. Igual que a mí hay muchas cosas que escucho que me gustan y otras menos. Mientras hay interés que luego te permita discriminar sobre lo que has oído y tener un criterio de valoración, yo creo que eso siempre es muy bueno; ayudar a que la gente pueda tener ese criterio sobre tu propia música es una iniciativa que personalmente agradezco mucho.
Pilar Jurado. Sobre la composición e interpretación de “La página en blanco”. Miércoles 11 de mayo de 2011.
Se hace esperar, como buena diva. ¿Qué tacones traerá? Estamos expectantes. Tampoco hay señores con trajes. ¿De qué nos hablará? Belén califica a Pilar Jurado como polifacética y resume su labor, poniendo el punto de despegue como cantante en el estreno de la obra de Luis de Pablo Antigua Fe en 1992. Desde entonces no ha parado de trabajar, de cosechar premios y de recibir encargos. El último: La página en blanco. Era inevitable. Un poco de la misma manera que la tarde anterior, Pilar se propone explicarnos este proyecto con mirada omnipresente, omnipotente. Nos confiesa que su entusiasmo está enfocado a diferentes ángulos ya desde muy niña. Ve también en la ópera un punto culminante en la composición y una posibilidad de comunicación extraordinaria. Ya con cierta madurez ha abordado la composición de una ópera de plena actualidad, muy del siglo XX, donde sitúa a un hombre inmerso en él e influido por el ritmo cinematográfico, por internet, y dominado por la crisis, los miedos y la tecnología; quizá el momento en que paradójicamente tenemos menos libertad y existe un mayor control. Con todos estos elementos y tomando el texto como pretexto para poder contar, para hacer música, nos cuenta el argumento de la ópera. Musicalmente hablando el empleo del coro, que ya desde la obertura prepara el espectador para lo que va a suceder, está siempre relacionado con la metaópera, por eso canta en latín. La música se va superponiendo en tres niveles: nivel virtual, nivel real y mundo onírico. Utiliza textura de timbres, puntillismo, cada personaje está caracterizado específicamente, mucha fuga y mucho contrapunto. Los ostinatos percusivos se usaron en los momentos en los que la escenografía lo requería, al abrir y cerrar el tríptico. Si algo caracteriza esta producción es la simplicidad, como la propia Pilar dice: “nosotros no hablamos unos sobre otros, de la misma manera hay pocos momentos en la ópera en la que canten dos cantantes a la vez; más bien cada uno habla-canta consigo mismo”.
¿Qué pasó por tu cabeza cuando te llamaron para venir a hacer una conferencia aquí en la Universidad?
Pues es curioso, me hizo gracia en un principio. También me hizo ilusión; tenía muchas cosas entre medias, pero pensé que sería bonito poder compartir un poco ese universo particular con vosotros, que en el fondo sois el futuro proximísimo.
De toda tu producción, ¿te costó decidir qué ibas a contar?
Teniendo la ópera de La página en blanco, me parecía que tenía que contar este momento tan especial, cuando han pasado solamente tres meses desde el estreno. Poder contarlo excepcionalmente de primera mano, e incluso para ti mismo; los recuerdos también son engañosos, cuando pase el tiempo, pensaré algo distinto. Por eso era tan importante para mí hablar en el momento mismo en que me estaban pasando las cosas, de lo que me estaba ocurriendo también para los reportajes que me han hecho. Cuando estás viviéndolo realmente en ese instante, tienes un montón de emociones que luego el tiempo tamiza muchísimo y poder hablar con tan poco tiempo de distancia es bonito.
Ya por último, ¿con qué sensación te vas?
¡Pues bien! Aunque me interesaría saber con qué sensación os vais vosotros…
Nosotros nos vamos cual caballero andante; no nos hace falta coger ningún tren, caminaremos por pueblos y ciudades, a partir de ahora, con nuestro cofre un poco más cargado, mirándonos en todos los espejos, esperando encontrarnos con un ciborg amable con el que compartir a través de la red todo lo que hemos aprendido.
[Publicado por primera vez en mayo 2011, nº 4 de «Jugar con fuego», revista digital que dejó de publicarse en 2012]
Patrón: Leticia Yustos Fernández
Marinero: Cristina Aguilar
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