Los grandes talleres de producción artesanal: de Europa a China
A pesar de la alta calidad actual de muchos de sus instrumentos, en China se siguen construyendo instrumentos muy sencillos y económicos.
Por ello, todavía existen reticencias y prejuicios acerca del origen, mayormente por falta de información sobre el mercado real y las calidades disponibles, pero no deberíamos llevarnos por esos clichés, ya que en Europa también se han construido instrumentos sencillos. Como ya hemos dicho muchas veces anteriormente, el origen y la calidad no siempre van juntos.
Los talleres
Los orígenes
Mirecourt, una pequeña población en la región francesa de los Vosgos, es la cuna de la luthería francesa. Hay documentados talleres desde finales del siglo XVII, y la tradición todavía continúa hoy día. Los talleres del XVII y del XVIII eran totalmente artesanales, incluso los del XIX. Durante el último tercio del mismo siglo se apreció un gran cambio. La demanda de instrumentos aumento a causa de que en los conservatorios de música de las grandes ciudades como el de Paris se notó un gran interés por el estudio de los instrumentos de arco. Para poder cubrir la demanda, se optó por el trabajo colectivo y en cierto grado mecanizado, dependiendo de la calidad a suministrar.
Se puede establecer de forma aproximada que alrededor de 1860-1870 empezaron a salir instrumentos construidos bajo estas premisas.
La región alemana de Sajonia también era y sigue siendo una zona de producción de instrumentos de cuerda con un desarrollo muy parecido al de Mirecourt: talleres artresanales desde finales del XVII y principios del XVIII y la industrialización de finales del XIX. Concretamente en la ciudad de Markneukirchen o también en Bubenreuth es donde más se concentran dichas actividades.
Un tercer centro de producción se hallaba en la antigua Bohemia, una parte de la actual Chequia. Hoy día todavía se producen instrumentos en esa región.
Stock de madera
El método
Para poder asumir el ritmo de los pedidos se recurrió a la mecanización de algunas partes del proceso, mientras que en el plano laboral se optó por la especialización a través de la división del trabajo.
Según la calidad requerida, coexistían tres diferentes métodos de construcción:
El método industrial. Las tapas y fondos eran del mismo grueso y las bóvedas se obtenían a base de prensar la madera al vapor entre dos moldes. Las volutas de la cabeza se realizaban mecánicamente. Finalmente el ensamblaje de las diversas piezas que componen el instrumento se realizaba necesariamente a mano.
El método semi-industrial. La forma de las bóvedas de la tapa y fondo se realiza mecánicamente, vaciando con máquinas taladradoras y fresadoras en un primer estadio, dando un acabado posterior a mano que daba un aspecto mucho más cuidado a todo el conjunto. Los instrumentos construidos bajo este método se realizaban por tres grupos diferentes de trabajadores: los que montaban las cajas armónicas, los que ensamblaban los mangos y los que barnizaban. En ésta parte del proceso podían ser hombres o mujeres indistintamente, mientras que en las dos primeras era tarea casi exclusiva de hombres.
El método totalmente manual. Todas las partes del proceso son manuales, incluso el vaciado de las maderas para construir las bóvedas de tapa y fondo y la talla de la voluta, pero siempre en régimen de división del trabajo y especialización de una de las partes del proceso: un artesano hacia varias tapas al día. En otro banco de trabajo otro artesano preparaba fondo, etc., hasta completar las diferentes partes, que finalmente otros ensamblaba y otros barnizaban. En este método manual la selección de las maderas era mucho más cuidada, el realce de los bordes de la tapa y fondo más pronunciados, y el aspecto general y el sonido muy superiores a los dos métodos anteriores.
Secado de instrumentos

Distribución y mano de obra
Evidentemente que una de las ventajas de éste método seriado no solamente era el volumen de producción, sino especialmente el precio asequible.
De estos grandes talleres surgieron cientos de miles de instrumentos que permitieron que pudieran estudiar muchos músicos que no hubieran podido pagar un violín construido por un maestro luthier reputado, aparte que éstos últimos tampoco hubieran dado abasto para la demanda del momento.
A la vista de las fotografías de la época, se ven almacenados, cientos y miles de instrumentos, que suministraron no solamente a toda Europa, sino que exportaron ingentes cantidades a Rusia y a Estados Unidos.
Muchos de los citados talleres estaban dirigidos por luthieres con experiencia y para las diferentes partes del proceso se contrataba mano de obra de la región. Muchos entraban de jóvenes y se iban formando sobre la marcha y con la práctica diaria. Esto dinamizó las poblaciones y villas colindantes, cuyos recursos estaban limitados a tareas del campo y del bosque, por estar lejos de zonas industriales. En el caso de Mirecourt tenían además la ventaja de tener unos magníficos bosques en las inmediaciones que les proporcionaban la materia prima de forma rápida y sin apenas coste de suministro.
Barnizado
Siglo XXI
Hoy día estamos acostumbrados a abrir las páginas de los periódicos y leer que tal fábrica, taller o empresa de cualquier sector o tal proceso de producción se ha deslocalizado y se ha mudado a un tercer país donde los costes laborales son mucho más bajos. La lutheria no ha sido ajena a este fenómeno. La vieja Europa ya no es tan competitiva laboralmente como antaño. Mirecourt hace décadas que dejó de ser la fuente de suministro de Europa, salvo algunas pequeñas y honrosas excepciones, pero no como para abastecer la demanda actual. Markneukirchen ha aguantado un poco más, pero se ha tenido que rendir a la evidencia. La salida natural es una menor producción pero de mejor calidad.
En la década de los 70 del siglo XX se popularizaron los violines japoneses de la marca Suzuki, que junto con el método pedagógico del mismo nombre han cumplido a la perfección su cometido. Pero el mundo evoluciona, y en las dos décadas posteriores, desde 1980 hasta el año 2000, fueron los coreanos los que produjeron masivamente para todo el mundo.
El gigante amarillo
Paralelamente a todo este desarrollo, desde la década de los 70 se empezaron a vender y distribuir instrumentos de gama baja y muy económica procedentes de China. La calidad era muy básica, pero permitió que pudieran empezar a estudiar miles de niños de segmentos de la población que, unas décadas antes, hubiera resultado impensable que hubieran tenido acceso al estudio de un instrumento.
La legendaria y milenaria China tiene una larga tradición de meticulosidad y artesanía, con método, paciencia y constancia.
Se calcula que hoy día en China hay más de 70.000 personas que se dedican de una forma u otra a la producción de violines, violas cellos y contrabajos, tanto de forma artesana como en grandes talleres.
Montaje
Inversión extranjera
Muchos de los talleres de producción en China son fruto de inversiones europeas y americanas, controlando el negocio y la calidad de producción. Se calcula que el 70 % de la exportación de China hacia Europa va a parar a Alemania, desde donde se vende una parte al mercado interior y la otra se redistribuye a través de grandes mayoristas para toda Europa.
Estos talleres funcionan de igual forma que los antiguos de Mirecourt y Markneukirchen en todos los sentidos: división del trabajo y manufactura artesana. La mayoría han empezado bajo la supervisión de un jefe de taller cuya formación ha sido, o bien un luthier europeo que dirige el taller en China o bien un luthier chino formado en Europa y, de regreso a China, monta y dirige el taller. Sea la fórmula que sea, el nivel cada vez es más alto y el precio muy razonable.
Como se puede apreciar en el estudio comparativo de las imágenes adjuntas, no hay nada nuevo en la forma de trabajar de estos talleres que no se haya hecho anteriormente. China no debería asustarnos más de la cuenta.
Luthieres profesionales
En Mirecourt y Markneukirchen, además de producción artesanal a gran escala también ha habido grandes luthieres que construían de forma artesanal y no seriada. Es el caso de George Apparut (1877 – 1948), Paul Hilaire (1906 – 1967), Paul Bisch (1893 – 1967) Maurice Bourgignon (1885 – 1978), Amedée Dieudonné (1890 – 1960) y un largo etcétera.
Hoy día en China también hay maestros luthieres que realizan total y artesanalmente los instrumentos como cualquier otro lo haría de la forma tradicional en Europa. Es el caso de varios jóvenes luthieres que han ganado ya algunos premios internacionales en certámenes de luthería tan relevantes como el de Cremona o de la Violin Society of America.
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LA VERDAD NO ME SIRVIO DE NADA PARA MI TAREA PERO A LO MEJOR ME SIRVA EN UN FUTURO