
diciembre 1997-febrero 1998
PVP: 3.00 €
Agotada la edición impresa
Sin título, 1990. © Cherna Madoz. Vegap Madrid, 1997.
SUMARIO
Educación
5 Cartas de los lectores
6 Padres de alumnos, el grito en el cielo. Jorge Fernández Guerra.
Peticiones acordadas por la Federación Estatal de Asociaciones de Padres de alumnos de Conservatorios de Música (APAS).
El Real Conservatorio de Música de Madrid. APAS.
El Plan sin título. APAS.
10 La Asociación de Profesionales de la Música (APEM) responde. José Antonio Rodríguez Cruzado.
Medicina y música
13 El uso de medicamentos para la ansiedad y el miedo a actuar en público. Agustín C. 0llero.
Opinión
32 Lutoslawski, el constructor. Eduardo Pérez Maseda.
35 Una visión de contrastes. Iván M. Solano.
40 Discos. J.F.G.
50 Actualidad y Agenda de conciertos.
62 Cursos y concursos
63 Cajón desastre
67 Distribución y boletín de suscripción Doce Notas
70 Pequeños anuncios
Editorial
Menos mal que todo va «muy bien» en nuestro querido país porque si con el cabreo larvado que recorre un importante número de sectores, el diagnóstico fuera el de un país irritado o crispado estaríamos sentados sobre un barril de pólvora. Hemos evitado en estas páginas realizar juicios a priori, políticos, personales o de cualquier especie. Pero,
la realidad es que en cuanto se hurga un poco en el sufrido sector de la educación musical los agravios saltan como disparados por un resorte. Al margen de los detalles concretos de cada situación -que han ido e irán apareciendo por nuestras páginas- emana una sensación general de crisis de crecimiento agravada por una endémica falta de recursos indigna de un país que «va tan bien». Incluso el calamitoso estado del conservatorio «único» en el que evolucionábamos hace más de dos décadas comienza ahora a soñarse como una especie de edad de oro.
Como lo esencial de nuestra labor consiste en hacer correr la información, pocas recetas podemos y debemos dar, pero comenzamos a percibir una irritación que se retorna contra el mensajero. Eso puede ser un signo del importante papel que estamos representando en un sector secularmente acostumbrado a la ley del silencio; pero se trata de un «honor» más que dudoso del que podríamos pasar olímpicamente. Sea como fuere, reiteramos que nuestra revista está abierta a todos los actores de tan agitado sector, por más que estemos obligados a ser vigilantes con las descalificaciones personales puras y simples o con la replica infundada por alusiones supuestamente directas. Otro aspecto que muestra la agitación del sector lo constituyen las aguas revueltas del fraude de instrumentos. La punta del iceberg acaba de asomar y vamos a necesitar mucho temple entre todos para asimilar una situación frente a la que el peor remedio se encuentra en la defensa a ultranza de la corporación o la amalgama que tienda a responsabilizar a todos de los desafueros de unos pocos. En todo caso, lo que está claro es que no podíamos dejar pasar una bola cuyos efectos pueden llegar a ser muy graves, especialmente para esos alumnos y padres fragilizados ya por la incoherencia de la situación educativa, e indirectamente para toda la profesión que va camino de parecer un terreno minado. En suma, seamos capaces de madurar, lo que no debería resultar tan dificil en un país que va «tan bien».