Doce Notas - docenotas.com - m�sica y danza

Lucia Luque

La combinación no puede ser más exitosa y a la vez mediática, pues ambos componentes son atractivos por si solos.

El violín Stradivari “Vesuvio” de 1727

Como un protagonista más de la velada musical, el violín “Vesuvius” fue presentado al público por el luthier cremonés Fausto Cacciatori. Veamos sus antecedentes:

El año 1727, fecha de construcción del violín “Vesuvio”, fue francamente muy prolífico en el taller de Stradivari: Se tiene registrados solamente en ese año un total de 16 violines y 1 viola, que relacionamos a continuación por el nombre que han adquirido, ya sea por quien los compró o por el apodo que se la ha otorgado: Burmeister, Davidov, Cassavatti (viola), Dupond, Ries, Laub – Petschnikoff, Deurbroucq, Gillott, Nestore, Venus, Di Barbaro, Barrere, Smith y cuatro violines más, que detallamos aparte dada su alta calidad y los ilustres propietarios que tuvieron la suerte de tocar con ellos:

–         Francescatti
–         Paganini
–         Vesuvio (ex  Remo Lauricella, ex Antonio Brosa)
–          Kreutzer  (por el famoso violinista y compositor, y hoy en manos de Maxim Vengerov)

Antoni Brosa

El luthier Bruce Carlson cuenta la trayectoria y las características del “Vesuvio”

El violín tiene relativamente poca historia. Llegó a Europa en 1920 procedente de Australia –anteriormente a esa fecha se desconocen sus propietarios–  y seguidamente fue vendido por el prestigioso taller Hill en Londres al luthier parisino Ernest Maucotel,  quien le puso el sobrenombre por el cual  hoy día se le conoce. Maucotel lo vendió en 1937 a un canadiense, Jan Hambourg de Toronto. Al año siguiente, 1938, lo adquirió el gran violinista y pedagogo catalán Antonio Brosa, afincado en Inglaterra, miembro del Cuarteto Pro-Arts y gran amigo de Benjamin Britten (estrenó mundialmente su concierto para violín). Más tarde pasó a manos de un buen alumno de Brosa:  Remo Lauricella.

El violinista y compositor británico Remo Lauricella, inglés de nacimiento pero de origen Siciliano, empezó a frecuentar la ciudad de Cremona en 1977. Al principio venía para confiar la puesta a punto del “Vesuvius” a su luthier, después se aficionó a la ciudad  hasta tal punto de querer dejar escrito en su testamento el legado de su violín a los Cremoneses. El cambio de propiedad parecía en principio un procedimiento simple, pero gradualmente se complicó a causa de problemas legales: los derechos de sucesión tuvieron que ser pagados en Inglaterra. Pero una oferta tan interesante no podía ser rechazada, así que gracias a la generosidad de la ciudadanía, de diversos entes locales y del Comune de Cremona, la suma fue recaudada y el instrumento finalmente en el año 2005 volvió a casa.