Nicola Beller Carbone protagoniza y dirige “La Voz Humana” en Garaje Lola Espacio Creativo
El espectáculo contará con la participación del maestro Miquel Ortega al piano y la presencia de la actriz Isabel Cámara
El próximo jueves 19 de enero a las 20 horas podrá verse en Garaje Lola Espacio Creativo la ópera La Voz Humana de Francis Poulenc, protagonizada y dirigida escénicamente por la soprano internacional Nicola Beller Carbone.
En esta versión de La Voz Humana con acompañamiento al piano del maestro Miquel Ortega y la presencia de la actriz Isabel Cámara, la protagonista Elle es una artista a punto de salir al escenario, luchando por empoderarse, convirtiendo el dolor y la angustia en expresión artística. Una propuesta de “teatro dentro del teatro” en la que se mezcla la realidad con la imaginación.
La Voz Humana es un monólogo escrito por Jean Cocteau en 1930 para teatro y posteriormente convertido en ópera por Francis Poulenc en 1958. En el escenario solo hay una mujer al teléfono, Elle. La obra representa la complicada ruptura de una relación amorosa a través de una conversación telefónica que repetidas veces viene interrumpida por interferencias. Una instantánea, en la que Elle, una mujer al límite de sus fuerzas, implora a su amado para recuperarle, usando artimañas, chantajes emocionales y mentiras.
Reserva de entradas mediante correo electrónico en garajelola@espaciogarajelola.com o llamando al 667 01 11 14.
Precio: 25 euros (socios) y 40 euros (no socios).
Nicola Beller Carbone
Soprano de larga trayectoria internacional, conocida por su capacidad de combinar el aspecto teatral y musical en la caracterización de los personajes. Su experiencia como bailarina, instrumentista y actriz enriquece su manera de representar sus figuras operísticas, lo que la convierte en una de las intérpretes más destacadas y auténticas del escenario operístico moderno.
Actualmente se la considera una especialista en el complejo repertorio de la Segunda Escuela de Viena, así como en el repertorio contemporáneo. Ha cantado los roles de Katerina Ismailova en Lady Macbeth de Mtsensk (Shostakovich), Marie en Wozzeck (Berg); sus papeles en óperas de Richard Strauss incluyen Salomé, Elektra, Chrysothemis, Ariadna y la Färberin; de Wagner ha cantado Sieglinde y más recientemente Kundry.
En los últimos años, Nicola Beller Carbone se ha dedicado cada vez más a la docencia, impartiendo regularmente clases magistrales en instituciones tan aclamadas como la Theaterakademie August Everding de Múnich, la Escuela Superior de Canto de Madrid, la Fundación Internacional Alfredo Kraus de Las Palmas de Gran Canaria y la Accademia del Maggio Musicale Fiorentino / Opera di Firenze de Florencia. Desde 2019, imparte regularmente clases magistrales en el Opera Studio de la Ópera Estatal de Baviera de Múnich.
Por primera vez te enfrentas a la dirección escénica de una ópera, ¿te está gustando la experiencia?
Me está gustando muchísimo porque ya desde hacía tiempo tenía ganas de meterme en la dirección. Después de más de 30 años de experiencia como cantante en el escenario pues me apetecía enfrentarme con ello. Tener aquí el espacio a disposición para tranquilamente, sin presión, poder experimentar es todo un lujo.
¿Por qué escogiste La Voz Humana de Poulenc para tu debut como directora de escena?
No es una elección consciente, es una casualidad. Aquí había esta fecha e íbamos a hacer otra obra que finalmente no se pudo llevar a cabo. Entonces tuvimos que buscar un título que se pudiera hacer. Hay pocas óperas de un personaje o de dos y no me interesaba hacer una reducción de una ópera con cinco o seis personajes. La Voz Humana está escrito para una persona, no tenía que hacer recortes y es una ópera corta; ¡encajaba perfectamente en un espacio así!
¿En qué se diferencia el proceso creativo del intérprete con el del director de escena?
En primer lugar, que tienes que pensar en todo y no solamente en tu papel como intérprete. Hay que tener en cuenta todos los aspectos de la producción en el escenario: la escenografía, el vestuario, las luces, los personajes, el concepto… Eres tú la que impone el subtexto, el ritmo que está detrás de lo que ha escrito el autor. Poder averiguar yo misma ¿qué es lo que yo como directora quiero contar?
Lo que tenemos que hacer como directores es la acción, desarrollar una idea conceptual, en qué estado están los personajes, por qué hacen lo que hacen y cuáles son sus motivaciones. Además, tienes que encontrar una justificación a tu concepto, a tu idea, y que sea creíble y orgánica.
Como intérprete, ¿cómo has abordado el estudio del personaje de Elle?
Bueno, hay que hacer mucho estudio de memoria, sobre todo, porque es un texto inmenso y a menudo reiterativo. Hay frases muy parecidas, pero ligeramente distintas; entonces hay que tener cuidado para no irte por error, al final de la obra de repente (risas).
Las pausas compuestas en esta obra son muchas y muy importantes. Como intérprete necesitas encontrar siempre una justificación para seguir después de una pausa o un calderón, encontrarle sentido a qué es lo que pasa en esa pausa, qué es lo que está diciendo el hombre al teléfono y por qué le respondo de esta manera… Hay que crear la historia de lo que no está escrito, es decir, de lo que está detrás de la música, entre la música, el contenido de los silencios.
Luego es una ópera que he cantado varias veces en distintas producciones. La última con Rafael Villalobos, un director joven con el que me une una gran afinidad de percepción y estilo artístico; otra con Paco Azorín, en Bilbao el año pasado; la debuté en Alemania hace años… La he cantado en distintas versiones y como intérprete cada versión te requiere otro tipo de trabajo.
En esta ocasión interpretas y diriges escénicamente La Voz Humana, ¿cómo está siendo para ti el proceso de compaginar sendos roles en una misma producción?
Empezamos hoy los ensayos. No te puedo contestar todavía muy bien a esta pregunta, pero de lo que me he dado cuenta es que el trabajo de preparación es aún más sistemático. En mi cabeza tengo la partitura, exactamente qué es lo que hago yo como intérprete, pero también qué es lo que está sucediendo paralelamente. Cuando eres solo intérprete muchas veces no eres consciente de lo que hacen los demás si no tienen una interacción directa contigo, pero aquí no, aquí tienes que desdoblarte, salir a fuera y mirar.
¿Crees que sería posible esta dualidad en producciones más ambiciosas con un mayor número de actores en juego?
No, no creo. Creo que esto es posible en un caso como este, porque es un elenco muy reducido y una ópera breve, que tengo muy clara y solo estamos una actriz y yo. En el momento de dirigir una ópera grande con 10 o 12 personajes, que espero que me pueda suceder, no me interesaría estar en el escenario, sino estar sentada en patio de butacas para poder ver a los intérpretes, para mediar, para explicarles, para dirigirles, etc. No creo que se pueda llegar al extremo de ese desdoblamiento y, además, no creo que sea óptimo.
No es la primera vez que cantas esta ópera, pero sí la primera vez que la diriges, ¿qué tiene de diferente tu propuesta escénica?
Siempre hay cosas en común porque la música de Poulenc ya marca de por sí el estado anímico del personaje. Los buenos directores coinciden en aspectos de sus propuestas. Sin embargo, hay grandes diferencias con el papel que juega ese hombre realmente en su vida, también hay grandes diferencias en el lugar en el que se desarrolla la acción: yo lo he hecho en un bosque, lo he hecho en una casa, en un baño, lo he hecho en un espacio completamente onírico…
La diferencia también está en el estado de ruptura de esta pareja. ¿Están en el estado terminal, es decir, están realmente terminando y ella se encuentra al borde del suicidio, o es una enésima situación, que ocurre repetitivamente? En este caso yo he optado por lo segundo. He querido dimensionarlo menos terminal, con algunos momentos incluso grotescos. Ella recibe esta llamada, pero ella quiere seguir viviendo, trabajando, quiere hacer su vida que es actuar, salir al escenario.
La acción se desarrolla en este caso en un camerino de un teatro y Elle es una artista que está a punto de salir al escenario. Tenemos a una mujer que tiene salir al escenario, que se tiene que maquillar, vestirse y sabe que necesita estar coherente, no puede ponerse a llorar o gritar.
Me interesaba hacer ver que este tipo de parejas disfuncionales en ruptura están a la orden del día. Hay muchas personas que siguen trabajando y que intentan de alguna manera digerir o sublimar, convertir el dolor, la frustración, la sensación de abandono en algo productivo, creativo, en algo positivo que les pueda ayudar para seguir en la vida.
El haber podido contar con Isabel Cámara como actriz que interpreta el papel de Marthe, asistente personal y sastra de Elle y Miquel Ortega al piano, muy involucrados ambos, me ha ayudado mucho para llevar a cabo esta propuesta.
¿Tienes en mente otros proyectos como directora de escena?
Antes de La Voz Humana concebí una propuesta escénica para Los siete pecados capitales de Kurt Weill y lo presenté a unos teatros. Desgraciadamente se tuvo que cancelar por el COVID, pero estuvo a punto de hacerse. Espero que se pueda retomar en el futuro.
¿Qué te gustaría dirigir?
A mí me gusta mucho Kurt Weill. Me gustaría dirigir Ascenso y caída de la ciudad de Mahagonny, por ejemplo. Luego también me gustan las óperas del siglo XX. Soy más de ese tipo de repertorio también por mi trayectoria como cantante. Tampoco tendría inconveniente en meterme con óperas de Hindemith o Krenek, no te digo ya de dirigir un Strauss, porque es muy ambicioso, pero sí me interesa el repertorio del siglo XX.
¿Cómo ves tu carrera en el futuro?
¡Buena pregunta! (risas) Cuando empecé tuve una primera fase como cantante fija en compañías estables de Alemania. Entonces canté todo el repertorio lírico típico (La bohème, La traviata, etc.). Luego tuve la segunda fase internacional en la que interpreté los roles dramáticos de Salomé, Lady Macbeth, Marie en Wozzeck, etcétera, etcétera…
Y la tercera fase para mí sería cantar personajes como Kundry de Parsifal, de Janáček Kostelnička, Herodias en Salomé de Strauss; es decir, las madres, las mujeres de mi edad. Son personajes de carácter que requieren una gran capacidad actoral y también vocal, pero ya no son por fuerza el papel protagonista.
Me apetece hacer ese tipo de personajes combinados con una actividad teatral crossover. Me encantan los proyectos en los que hay actores, bailarines y cantantes en un mismo espectáculo. Me puedo imaginar perfectamente en una obra de prosa o colaborando con actores en un espectáculo en el que necesiten una actriz que también cante… Volver al hablado me gustaría mucho y también dirigir y seguir con la enseñanza de jóvenes cantantes con mi concepto didáctico LIBERAinCANTO, itinerario Workshop for opera Singers.
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