Norma, de Bellini despide la temporada del Gran Teatre del Liceu en una producción de Álex Ollé
Norma vuelve del 18 al 31 de julio para concluir la temporada 2021/22 y lo hace en una producción de Àlex Ollé (La Fura dels Baus), que plantea una escenografía (Alfons Flores) con un bosque de 1.200 crucifijos creando un espectacular espacio poético, simbólico y dramático

© ROH / Bill Cooper
El Liceu contará para el papel titular con tres de las más importantes cantantes del momento, la aclamada soprano letona Marina Rebeka, la tarraconense Marta Mathéu en su debut liceísta en un papel principal y la conocida soprano búlgara Sonya Yoncheva, que estrenó la producción en Londres. Estas tres estrellas se alternarán en las 11 funciones programadas que contarán con el director venezolano Domingo Hindoyan en el podio y con los tenores Riccardo Massi y Airam Hernández encarnando el papel de Pollione.
Es el melodismo dramático belliniano el que dibuja con tanta precisión a los personajes de esta ópera, construyendo unos perfiles fascinantes que seducen tanto al público como a los intérpretes. Es el caso de la protagonista, apta sólo para grandes artistas que deben saber equilibrar la técnica belcantista con la construcción de un personaje teatralmente poderoso que, por amor, engaña y traiciona a su pueblo y se muestra incluso capaz de asesinar a sus propios hijos. Estrenado por la mítica Giuditta Pasta (La Scala, 1831), el papel es el sueño de toda prima donna. La famosa Lilli Lehmann, la primera Norma de la Metropolitana Opera de Nueva York en 1890, afirmaba que era más fácil cantar las tres Brünnhildes del Anillo wagneriano que una sola Norma porque en el personaje de Bellini siempre debe mantenerse una emisión correcta cuidando la belleza del canto. Intérpretes de referencia como Montserrat Caballé o Maria Callas supieron hacer suyo el personaje y el aria más conocida de toda la ópera, «Casta diva», pieza que ha trascendido el ámbito de la lírica para adentrarse en el imaginario colectivo; la legendaria soprano greco-americana decía que cada vez que cantaba Norma era “como si alguna vez la hubiera cantado antes” [lo hizo en 90 funciones en ocho países], asegurando que era “el papel más difícil de todo mi repertorio”.
La obra, en cualquier caso, no es solo un reto para la protagonista, sino también para la orquesta y la masa coral, que tienen un papel fundamental en constante diálogo con los solistas. El Coro y la Simfònica del Gran Teatre del Liceu conocen muy bien esta ópera de un estilo que dominan y que han interpretado en 155 ocasiones, la última el 17 de febrero de 2015. Muy querida por el público, esta tragedia lírica en dos actos con libreto de Felice Romani se inspira en el drama Norma ou El infanticide, de Alexandre Soumet, una tragedia en cinco actos que se estrenó en París el mismo año 1831 que la Norma belliniana. En el libreto también hay antecedentes de otras fuentes literarias, como el mito de Medea en la versión de Séneca derivado de Eurípides.
En estas funciones del mes de julio, en el también fundamental papel de la sacerdotisa Adalgisa, rival ya la vez confidente de Norma, se alternarán en el Liceu las mezzosopranos Varduhi Abrahamyan y Teresa Iervolino, mientras que los bajo-barítonos Nicolas Testé y Marko Mimica asumirán el rol de Oroveso.
La producción
El clásico belliniano se presta especialmente a relecturas con una fuerte carga política, que es lo que plantea la visión de Àlex Ollé, una propuesta que denuncia todo tipo de intolerancia y del fanatismo religioso y su conexión con el poder militar. Ello transformando a la sacerdotisa druida en una sectaria líder religiosa actual que articula una puesta en escena que resalta la relación entre religión y poder que, lamentablemente, ha caracterizado varios períodos históricos. Las magníficas melodías nacidas del genio de Bellini, un compositor clave en el desarrollo del género lírico que tanto admiraron desde Verdi y Paganini a Chopin y Wagner, se transforman en la base del discurso dramatúrgico. En la propuesta que se verá en el Liceu, Ollé decide alejar la acción de la ópera de los tiempos de las conquistas romanas y las acerca al presente a través de varios símbolos del cristianismo. El bosque de la Galia se transforma en este montaje en un mar de 1.200 crucifijos que, en distintos tramados, le dan forma, se quitan o se superponen según las necesidades de cada escena. El diseño de iluminación de Marco Flilibeck crea las atmósferas necesarias y la escenografía de Alfons Flores permite que haya el espacio y el tiempo suficientes como para que los momentos musicales y las melodías bellinianas lleguen al público sin interferencias, añadidos ni distracciones. La luz también se transforma en símbolo, un elemento clave para combatir el oscurantismo del fanatismo y del poder militar a lo largo de la historia, una dualidad tan inquietante hoy y en el siglo I antes de Cristo, ya sea en la Galia ocupada por los romanos como en cualquier otra cultura.
__________
- El Liceu pone en escena Giulio Cesare de Haendel: poder ... en lírica
- Bob Wilson propone un viaje espiritual en el Liceu con ... en lírica
- Sorteo de entradas dobles para la proyección de Salomé en ... en lírica
- ABAO BILBAO Opera clausura la 73ª Temporada con Otello, de ... en lírica
- El papel de la Psicología en la prevención de la ... en educación
- La Educación Musical y su evolución histórica desde comienzos del siglo ... en educación
- XIX Curso Musical Valencia de Don Juan en Cursos de Verano 2025
- El jardín como espacio para la inspiración en la composición ... en teoría y práctica
dejar un comentario
Puedes escribir un comentario rellenando tu nombre y email.
Puedes usar las siguientes etiquetas y atributos HTML: <a href="" title=""> <abbr title=""> <acronym title=""> <b> <blockquote cite=""> <cite> <code> <del datetime=""> <em> <i> <q cite=""> <strike> <strong>
comentarios
No hay ningún comentario aún, ¡Sé el primero en comentar!