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Leonidas Kavakos. © Marco Borggreve

Diez años después de que se estrenara en 1844 en Leipzig el Concierto para violín de Felix Mendelssohn, Johannes Brahms garabateó los primeros bosquejos de su primera sinfonía, cuyo proceso de maceración se prolongó durante 21 años. Estas dos obras emblemáticas del repertorio romántico serán las que clausuren el próximo lunes 17 de junio la presente edición del ciclo La Sociedad de Conciertos la Filarmónica en el Auditorio Nacional a las 19,30 h. El concierto estará protagonizado por la Orquesta Sinfónica de Viena y Leonidas Kavakos en su doble condición de director y violín solista.

Tras los pasos de Beethoven, Felix Mendelssohn concibió un concierto para violín de dimensiones sinfónicas, por ello el Concierto para violín en mi menor Op. 64 no tardó en erigirse en una partitura muy demandada tanto por directores de orquesta como por solistas. La obra está estructurada en tres movimientos (Allegro molto apassionato, Andante y Allegretto non tropo- Allegro molto vivace) y se cuenta entre las más célebres del compositor berlinés.

Leonidas Kavakos, nació y se educó en una familia de músicos en Atenas y a los 21 años ya había conquistado tres de los concursos más importantes del mundo el Sibelius en 1985 y en 1988 el Paganini y el de Naumburg. Su contacto permanente con las principales orquestas del mundo en calidad de solista le ha permitido a su vez explotar otra faceta menos conocida: la dirección de orquesta. Así ha reemplazado el arco por la batuta en algunas formaciones de reconocido prestigio como la Orquesta Sinfónica de Londres, la Orquesta Sinfónica de Boston, la Orquesta Sinfónica Alemana de Berlín, el Maggio Musicale Fiorentino, la orquesta del Festival de Budapest o la Orquesta de Cámara de Europa, entre otras.

En esta ocasión Kavakos se medirá por partida doble con la Sinfónica de Viena. Compuesta por 128 músicos, es una de las orquestas más prestigiosas de Europa y principal garante del repertorio romántico y postromántico que ejemplifican Brahms, Bruckner, Mahler y Richard Strauss. Precisamente del primero escucharemos su Sinfonía nº 1 en do menor op. 68, una de las cotas sinfónicas indiscutibles de todos los tiempos. A las principales sedes habituales de su actividad concertística, la mítica sala del Musikverein y el Wiener Konzerthaus, se le sumó en 2006 el recién recuperado Theater an der Wien, del que se ha convertido en orquesta residente.

Con la nueva actuación de la Sinfónica de Viena, la formación suma su tercera visita al Auditorio Nacional bajo el amparo de la Sociedad de Conciertos La Filarmónica. En las dos ocasiones anteriores la pudimos escuchar bajo la dirección de Ádám Fischer, junto a Maria João Pires (2012) y junto al chelista madrileño Pablo Ferrández (2016).

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