Sellos de identidad del Festival de Música Contemporánea de Darmstadt
Desde 1946, Darmstadt es un punto de referencia de la vanguardia musical con propuestas en constante proceso de cambio.

© ️Warsaw Autumn
Controversia, pluralidad, creación crítica e innovadora, compromiso social, globalización y nuevas tendencias, entre otros aspectos afines, se pusieron de manifiesto en la programación del Festival. La controversia estaba servida, desde el concierto ofrecido por Trio Accanto – saxofón, piano y percusión-, con música de Martin Schüttler, xerox (2003/16); Stefan Prins, Mirror Box (Flesh+Prosthesis #3) (2014); Yu Kuwabara, In Between (2018) 8’, y Marco Momi, VUOI CHE PERDUTI (2018). Mientras que Schüttler exploraba el concepto de lo no-auténtico y no-genuino, a través del sonido sintético del saxofón, la grabación con móvil de un piano, y el sonido procesado digitalmente de un bucle de batería, Prins cuestionaba los límites entre el original y la copia al presentar en su obra una copia digital como una falsa realidad en directo. ¿Un reflejo de la manipulación social que vivimos a través de la falsa o manipulada información?
Un proyecto que generó mucha expectación, para mayores de 18, fue SÉRIE ROSE New Music & Erotica, de Monika Pasiecznik, interpretado por Frauke Aulbert, voz, y Małgorzata Walentynowicz, piano y teclado. La sexualidad se hacía eco en cada obra, a través de conceptos tales como la pornografía, el sexo, el amor y el feminismo, con el objeto de reivindicar su presencia en la nueva música, en la que está prácticamente reprimida.
Las obras presentaron diferentes formatos y dieron comienzo al concierto con Jennifer Walshe, (your name here) Parts ADEFG (2005), que provocaba al espectador con una imaginaria a través del juego de sombras y el humor; Brigitta Muntendorf, Public Privacy #5: ARIA (2016) para vídeo y teclado, que pasó un tanto desapercibida junto a la provocadora propuesta de Johannes Kreidler, quien presentó Film 3 for video (2018) donde la evidencia sexual se imponía a la insinuación de una forma muy incitadora. En consecuencia, como ya es habitual en la obra de este compositor, desencadenó opiniones contrarias que abarcaron desde la reprobación hasta la aprobación. A continuación, Pierre Jodlowski logró un empaste sonoro magnífico e interesante entre el piano y los sonidos electrónicos y sensuales en la obra Série Rose (2012), y Juliana Hodkinson & Niels Rønsholdt, X&X (2017/2018) ofrecían una partitura para voz y piano, en la que el juego de luces y la escenificación de las dos intérpretes reflejaban efectos repulsivos y contrastantes sobre el sexo.
Por otra parte, la reconocida banda Nikel, tal como a ellos les gusta identificarse a pesar de que está constituida por un cuarteto – Yaron Deutsch (guitarra eléctrica), Patrick Stadler (Saxofón), Brian Archinal (Percusión) y Antoine Françoise (Piano)-, presentaron BRIGHT DARKNESS, en el que el grupo experimentaba diferentes propuestas creativas a través de las obras e Enno Poppe, Fleisch (2017), pensada para la estética del grupo; Ann Cleare, the square of yellow light that is your window (2013/14), en el que el saxofón se eliminaba del conjunto; Mark Barden, witness. (2012), que incluía una coreografía corporal para cada uno de los cuatro; y Klaus Lang, bright darkness (2017), para la cual, el grupo se trasladaba a un jardín con el objetivo de explorar un territorio desconocido con sonidos que se eliminan entre sí, como polos opuestos, para lograr una reducción extrema.
La pieza persigue la oscuridad intensa y para ello la interpretación debe dar comienzo exactamente una hora antes del atardecer, de modo que el público, los artistas y la música puedan verse envueltos lentamente en la lúgubre luz. La banda ofreció además, en otro día de concierto, FOUND FOOTAGE, en el que estrenaron las propuestas de Peter Tscherkassky, Cinemascope Trilogy, L’Arrivée (1997/98); Outer Space (1999), de Clara Iannotta y Dream Work (2001), de Simon Løffler.
La pluralidad de culturas y propuestas artísticas se hicieron eco con proyectos como Salism`s Salon, dirigido por Hannes Seidl, con música de Amet, Seth Ayyaz, Cédrik Fermont, Jacqueline George, provenientes de Camerún, Londres, República Democrática del Congo y Egipto, en el que Seidl buscaba intencionadamente la confrontación entre la música improvisada y la partitura. Como referencia temática se valía de un asunto aún candente en pleno siglo XXI: la colonización. Esta se proyectaba a través del concepto del tiempo representado por el uso del cronómetro, una herramienta y un “icono” importante para modernizar el mundo.
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