Muerte de Jean-Claude Risset, pionero de la informática musical
Jean-Claude Risset, nacido en 1938 en la localidad francesa de Le Puy-en-Velay, Alto Loira, nos ha dejado el pasado lunes 21 de noviembre en Marsella. El siglo XX continúa con su lenta desaparición sin que haya pruebas palpables de que el siglo XXI haya dado comienzo.

Jean-Claude Risset
Puede que toda gran personalidad no alcance un estatuto significativo sin la posibilidad de reducirlo a una metáfora. En el caso de Risset se puede hablar con plena justicia de que representó el advenimiento de la informática en la creación y el análisis musical. Esto es mucho y poco a la vez, pero será su marca, indudablemente, ahora que las puertas de la eternidad se le han abierto de par en par.
La música electroacústica tuvo su prehistoria antes de la IIª Guerra Mundial, esa que se evoca tanto ahora con la añoranza del periodo de entreguerras. Esa que resucita con el culto al Theremin y a esa estética tipo Metrópolis. La nostalgia aún no ha llegado al periodo de la postguerra, en el que unos jóvenes con mirada insolente se situaban retadores ante un batiburrillo de osciladores y magnetófonos con aspecto de submarinos. Los entonces insultantes jóvenes llamados Schaeffer, Stockhausen, Berio y compañÃa predicaban una revolución que, al menos, les pertenecÃa por entero.
Pero la tecnologÃa es un caballo desbocado y en los sesenta la informática estaba dejando de ser un armatoste gigantesco de uso bancario y de espionaje para comenzar a brindar la revolución de lo pequeño, o mejor, dicho, para indicar que la verdadera revolución siempre comienza en lo pequeño, en este caso en la información más básica que se reduce a ceros y unos.
Y para esa cambio, se preparaba una nueva generación más flexible y metódica que la de los grandes santones de la vanguardia. Risset fue uno de ellos.
Jean-Claude Risset estudió en el Conservatorio Nacional de ParÃs, pero además de pianista y compositor era también fÃsico. Lo que le condujo a los Laboratorios Bell junto al gran pionero que fue Max Mathews (del que dicen que hizo cantar a un ordenador por primera vez). Cuando una década después se crea el IRCAM en ParÃs, Mathews y Risset van a estar en primera lÃnea y no es casual que el primer programa de informática musical desarrollado en el laboratorio de la Plaza Stravinsky vayya a llevar el nombre de Max.
También Risset darÃa nombre a otro desarrollo surgido en el IRCAM, el famoso glissando Shepard-Risset, un sorprendente fenómeno acústico basado en las paradojas auditivas que parece descender infinitamente, casi al modo de las famosas paradojas visuales de Escher.
Risset desarrolló, ya antes de esos iniciales años setenta, los del arranque de la informática musical, numerosos procesos de sÃntesis sonora y facilitó que el ya célebre cachivache, el ordenador, se convirtiera en imprescindible para la composición, el análisis y casi para todo en música.
El realidad, Risset fue la personalidad más importante del IRCAM en sus inicios, convenientemente tapado por un Pierre Boulez que apenas creÃa en la electroacústica, pero que daba lustre a un juguete tan caro como ha sido este mÃtico laboratorio.
Quizá esa condición de hombre en la sombra le sacó de allà pronto y comenzó una carrera musical y pedagógica por los grandes centros occidentales de creación musical que dispusieran de equipamiento tecnológico. También, y quizá por esa misma razón, Risset nunca tuvo el extra de popularidad que acompañó a los pioneros de la vanguardia, sus hermanos mayores.
Y quizá, además, haya que concluir que la fabulosa evolución tecnológica de la informática terminó por conducirla hacia mercados mucho más potentes que el de la modesta creación musical contemporánea. La informática se hizo omnipresente en las músicas populares, desbancó el universo de la grabación sonora y se adueñó de los instrumentos musicales electrónicos cuya tosca y asequible sÃntesis sonora debe algo a pioneros como Risset sin que nunca se agradezca esa secreta deuda.
Queda su música, pero parece que el siglo XXI tiene, de momento, otras distracciones antes que ponerse a recuperar el trabajo sofisticado y elegante de este gigante del siglo XX que acaba de entrar en lista de espera para ver si aprueba la evaluación de su trabajo creativo.
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