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No resultaría excesivamente novedoso hablar de la buena salud que goza la música contemporánea española en todas sus vertientes posibles: interpretación y composición, principalmente. Este disco pone de manifiesto la afirmación anterior, aunque el proyecto, que ahora queda grabado para ser recordado en la posteridad, desea, y consigue, ir mucho más allá.

Hace algunos años, cuatro reconocidos solistas del saxofón actual, comprometidos con la creación musical contemporánea decidieron unirse en cuarteto de saxofones bajo el nombre de Sigma Project. Este nombre es una pura declaración de intenciones. Sigma es la letra griega que en matemáticas simboliza el sumatorio de una serie finita o infinita de elementos.

Bajo esta proposición se configura un grupo multidisciplinar que pretende estudiar, investigar y reflexionar sobre las posibilidades sonoras de la música actual. Para ello, se produce desde los inicios una comunicación intensa con la nueva generación de compositores españoles, configurándose este ensemble como un laboratorio vivo de experimentación y creación de nuevas técnicas y estéticas, sin dejar, por ello, de rescatar y difundir importantes obras del repertorio contemporáneo español.

La unión de todos estos elementos sube a los escenarios con la visión particular que el grupo tiene sobre la forma del concierto, siendo para ellos un hecho artístico en sí. Esto se advierte visualmente desde su aparición, ya que visten de riguroso blanco, y se percibe más adelante en la reciproca interacción con el oyente. Una forma diferente de concierto, concibiéndolo como obra global que intenta convertir al auditorio en un espacio acústico y escénico compartido por intérpretes y público.

En esta ocasión, Josetxo Silguero, Andrés Gomis, Ángel Soria y Miguel Romero –integrantes de este singular cuarteto– deciden plasmar seis de las obras que interpretan en sus conciertos en un disco que han conseguido sacar al mercado mediante crowdfunding, creando además su propio sello discográfico: Sigma Records.

En el disco encontramos un compendio de los elementos que fundamentan sus actuaciones en directo –a modo de sumatorio (∑)–, a través de seis obras de compositores contemporáneos españoles. Seis obras que en la mayoría de ocasiones han sido compuestas específicamente para ellos.

En primer lugar encontramos Tenebrae, una visión particular del aragonés Jesús Torres del quinto de los responsorios para el Viernes Santo del Officium Hebdomadae Sanctae de Tomás Luis de Victoria, adaptado para cuarteto de saxofones bajo la transformación creativa del compositor. En In Heaven everything is fine de Germán Alonso encontramos ese lenguaje particular que ha dado tanta repercusión al saxofón en la música actual. Una obra plagada de distorsiones, dinámicas agresivas y saturación, coexistiendo con pasajes de distensión y serenidad.

La obra que aporta el donostiarra Ramón Lazkano es Jalkin, definida por Germán Gan Quesada en las notas al disco como “la reducción del sonido a sus condiciones de posibilidad mínimas, la consideración fluida en extremo del devenir auditivo y la vivificación de un entorno tímbrico enrarecido por medio de gestos parcos y exactos, del multifónico al slap, de las huidizas figuraciones interválicas al trino o la gradación precisa de la emisión del aire”. En Simog/Civitella José Manuel López López se observa la interferencia del paisaje sonoro de Civitella Ranieri (Umbría) a la que alude el título con las posibilidades tímbricas del cuarteto de saxofones.

AIKAN, de Félix Ibarrondo es, en palabras del propio compositor “impulsos internos que se expresan y desbordan en sonido y toman realidad en el timbre tan particular del saxofón”. Por último, L’Oeil, de Juan José Eslava mezcla los múltiples recursos instrumentales que de por sí tiene el cuarteto de saxofones con la electrónica en vivo y la emisión vocal de los intérpretes, lo que amplía las posibilidades aún más, creando un espacio tímbrico rico y variado.

Seis propuestas nacidas de la vocación de cuatro grandes intérpretes que apuestan por reunir bajo una única concepción todas sus aspiraciones por lograr ‘otro’ tipo de escucha, quizá utópica, relacionada con el ambiente sonoro. En este disco se ven volcadas sus inquietudes. Deseamos larga vida a Sigma Project y a su búsqueda de nuevos espacios de percepción.