Brindis al sol
El prestigioso Festival Castell de Peralada ha subido el telón de las primeras propuestas de música culta de su 33 edición con el estreno absoluto de una ópera de cámara en catalán que ha certificado, nuevamente, el ensimismamiento esnobista en el que viven instalados parte de los circuitos de la nueva creación y la recepción artÃstica contemporáneos.

© T. Ferrer
La posverdad es una práctica cultural que, mucho antes que en el campo de la polÃtica, lleva largo tiempo arraigada en el ámbito de la creación musical y, por extensión, artÃstica. Desde que la ortodoxia de la especulación sonora ha copado las poltronas académicas y dicta las pautas de la doctrina musical culta, se ha institucionalizado un ceremonial para encumbrar de éxito toda nueva creación artÃstica independientemente de su aceptación por parte del común del público, entendiendo a este último como el conjunto de aficionados y diletantes que manifiestan espontáneamente, y de forma no interesada, sus impresiones ante la experiencia estética de una obra o de un espectáculo. Un esfuerzo de marketing titánico para maquillar el profundo divorcio existente entre el gran público y la creación sinfónica y operÃstica contemporáneas -no en cambio en otros campos musicales, como el cinematográfico.
Valga este preliminar para poner de manifiesto la representación del pasado 18 de julio en el claustro del Carme de Peralada, que no consistió tan solo en el estreno absoluto de la ópera de cámara Dià legs de Tirant e Carmesina sino, muy especialmente, en la escenificación de un éxito anunciado y aplaudido con grandes dosis de entusiasmo prefabricado. Pero vayamos por partes, pues no todo fue autobombo y autocomplacencia. El joven compositor Joan Magrané nos presentó su versión musical de la historia del caballero Tirant lo Blanc a partir de la versión dramática que Marc Rosich ha realizado inspirándose en la novela homónima de Joanot Martorell. Una dramaturgia que peca de texto y cojea de acción, sobre la que Magrané despliega una escritura vocal que rehuye cualquier atisbo de lirismo y se recrea en un canto pseudo-salmódico reiterativo con tÃmidas incursiones polifónicas en la puntual confluencia de las voces. La parte orquestal, conformada por un pequeño ensemble de cuerdas, flauta y arpa, no nos trajo mayores alegrÃas; un lenguaje de nula entidad descriptiva y escasa volada expresiva se limitó a subrayar la escena con un mantra sonoro de distorsionada eficacia dramática. Solo muy puntualmente pudo apreciarse una confluencia expresiva de ligero calado entre voces y instrumentos.
No obstante, la labor de músicos y cantantes fue francamente excepcional. Ambos abordaron el reto con entrega absoluta y un oficio intachable, cosa que les hizo merecedores del auténtico éxito de la velada. Entre el joven equipo de voces, Josep-Ramon Olivé fue un Tirant de altura -no solo fÃsica-, bien acompañado por la delicada Carmesina de Isabella GaudÃ. La extraordinaria mezzo Anna Alà s desdobló su embrujo interpretativo en el doble rol de Viuda Reposada y Plaerdemavida, logrando una recreación realmente encomiable. Francesc Prat dirigió el conjunto con gran pericia y fluidez discursiva, a pesar de los pentagramas en los que tuvo que lidiar. La respuesta del conjunto integrado por Joel Bardolet (violÃn), Antonio Viñuales (violÃn 2), Adam Newman (viola), David Eggert (violoncelo), Neus Puig (flauta) y Esther Pinyol (arpa) fue sobresaliente.
Completó la producción, una escenografÃa concebida por Jaume Plensa consistente en un panel oscuro de fondo sobre el que se iban iluminando unas luces de neón rojizas que al finalizar acabaron dibujando la palabra “utopÃaâ€. Lamentablemente, a pesar del encanto estético que se quiera esgrimir, el espacio de un claustro no es un marco en absoluto adecuado para disfrutar de un espectáculo operÃstico, por el irregular disposición de las gradas y las numerosas columnas y arcadas que dificultan la visión integral del conjunto, amén del árbol y la vegetación interior. Todo ello, junto al clima bochornoso que se acusa al tratarse de un recinto interior cerrado, dificulta considerablemente el goce pleno de una puesta en escena musical.
Afortunadamente, el éxito estaba asegurado de antemano y fue ostentosamente escenificado por la pléyade de amigos, familiares e invitados que copaban el poco más de un centenar de localidades habilitadas para la ocasión, sumándose a ellos la crème del periodismo musical catalán, siempre tan predispuesto a exhibir su esnobismo cultural de butaca y sobremesa. Ahora solo falta repetir el trámite el próximo febrero en la capital catalana, con motivo de la la reposición de la obra en el Foyer del Liceu, antes de otorgarle a la partitura su merecido reposo eterno. No les quepa duda que los primeros en olvidarla serán los que más la aplaudieron: una dinámica también muy contemporánea.
____________________________
- El MesÃas de nuevo en el Palau en opinión
- Siempre nos quedará ParÃs en opinión
- Una auténtica experiencia sinestésica en opinión
- Nadine Sierra, prima donna del Liceu en opinión
- Especial Cursos de Verano 2025 en Doce Notas en Cursos de Verano 2025
- El papel de la PsicologÃa en la prevención de la ... en educación
- VI Curso de Verano Soncello en Cursos de Verano 2025
- Cursos “Chera Musical†en Cursos de Verano 2025
dejar un comentario
Puedes escribir un comentario rellenando tu nombre y email.
Puedes usar las siguientes etiquetas y atributos HTML: <a href="" title=""> <abbr title=""> <acronym title=""> <b> <blockquote cite=""> <cite> <code> <del datetime=""> <em> <i> <q cite=""> <strike> <strong>
comentarios
No hay ningún comentario aún, ¡Sé el primero en comentar!