La necrológica, sentida nota de Jorge Fernández Guerra (Director del Centro para la Difusión de la Música Contempoánea, cofundador de la revista Doce Notas) publicada en «la noticia» de docenotas.com, continúa en este texto que publicamos a continuación. Sirva este post para rendirle homenaje a la amiga y pedagoga que se nos fue ayer.
«…En los últimos doce años, Elisa Roche mantuvo su batalla por la modernización de la formación musical en varios modos, y uno de los más importantes fueron sus trascendentales artículos en esta revista, Doce Notas, que atesora una memoria decisiva del debate de estos años pasados y, de manera especial, de la extraordinaria lucidez y capacidad de análisis de Elisa Roche. Se ha ido, pues, además de todo lo dicho, una compañera de esta revista y una amiga impagable. Un antiguo alumno suyo, en una Laudatio merecidísima, decía que ‘resultaba difícil encontrar su rastro [más allá de] revistas un tanto underground, como 12 Notas…’ ¡Curioso! Aún recuerdo el célebre número 4 de Doce Notas, donde nos tirábamos al campo de batalla para defender lo que nadie quiso tras la lastimosa destitución del mejor equipo de reformadores de la educación musical en España en todo el siglo XX. Allí estaba, también, el testimonio de otra valiente que dijo lo que todos callaban y que también nos ha dejado, la pianista y pedagoga Almudena Cano (ver artículo). Como primer director de Doce Notas me siento orgulloso de aquellos años de coraje, defendiendo lo evidente prácticamente en solitario, y sonreiría gustoso ante la memez de merecer el calificativo de ‘underground’ por ello si no fuera por la enormidad de la pena que me embarga, que nos embarga a todos los que amamos la música ante esta desaparición. Sin duda, el siglo XXI no ha cesado de mostrarnos los peores colores sin haber llegado a cumplir su primera decena.
Descansa, Elisa, en paz, por supuesto, te lo has ganado de sobra. Seguiremos, según tu ejemplo, edificando la coherencia y la sensatez en la educación musical de nuestro país.»
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Me uno al sentido homenaje que Doce Notas rinde a esta magnífica pedagoga. Sin duda una gran pérdida para el ámbito de la educación musical de nuestro país. Ojalá su labor siga patente a través del trabajo de todos aquellos que tuvieron la ocasión de conocerla y disfrutarla como maestra.
Efectivamente, desde que el Conservatorio Superior de Madrid se cerró en banda a cualquier aplicación de la Logse en el grado superior y sólo se dedicaron a zancadillear, obstruir y dinamitar sistemáticamente las propuestas que venían desde este equipo que fue único, las consecuencias las pagan hoy; ¿y quien?, los alumnos; ¿Y por qué?: porque, objetivamente, es un Conservatorio que nada aporta al panorama musical español aunque piensan que siguen siendo «el modelo, la luz que guía la música académica en España, cuando cualquier otra Escuela Superior (véase por ejemplo Musikene o Esmuc entre otras) o Conservatorios profesionales, se han situado a años luz de este vetusto centro que alberga problemas endémicos, difícilmente curables hoy día. Aunque siempre salvando la profesionalidad de algunos de sus profesores y dando eternas gracias a dos personas irrepetibles, grandes músicos y personas: Elisa Riche y Almudena Cano. Gracias Maestras
Cuando pienso en Elisa Roche, no puedo olvidar la figura de Victoria Kent, una mujer adelantada a su tiempo que accede a cargos de responsabilidad en instituciones penitenciarias en los inicios de la Segunda República y logra establecer una reforma que traslade la situación carcelaria de nuestro país, de un modelo decimonónico a la vanguardia europea del momento. Pero Victoria Kent no logra consolidar esa reforma adelantada a sus tiempos, no por la tradicional oposición de los poderes fácticos, no por la falta de tiempo ni de medios con los que se enfrentó, sino por el corporativismo del cuerpo de funcionarios de prisiones que, en una peculiar interpretación de las reformas que les llevaba a la conclusión de que sus puestos de trabajo estaban amenazados, iniciaron una eficaz resistencia que frustró la pretendida reforma.
Cuando el equipo de Elisa Roche culminó la planificación de la LOGSE, comprobó con asombro que la mayoría de los claustros criticábamos indiscriminadamente una reforma que ni entendíamos ni nos empeñaríamos en entender en los siguientes quince años; después de dedicar años y esfuerzo en ponernos a la altura de Europa en cuanto a normativa, el Plan del 92 está saliendo por la misma puerta falsa por la que salió la reforma de las instituciones penitenciarias de Victoria Kent en el año 1934. La puerta que abrirá paso a la pregunta de qué hubiera pasado si, aquellas que se adelantaron a su tiempo hubieran sido escuchadas como realmente debían.
La Danza siempre le deberá mucho a Elisa
Tuve la inmensa suerte de conocer a Elisa, cuando ella era Consejera de Música en la Subdirección de Enseñanzas Artísticas del M.E.C. Desde el primer momento, recuerdo que me sorprendió su entusiasmo, su competencia, su compromiso, su gusto por el trabajo bien hecho y, sobre todo, su pasión por la enseñanza.
A medida que la fui conociendo más, mi respeto, admiración y cariño hacia ella, no hizo mas que crecer.
La Danza le debe mucho a Elisa. Su papel fue fundamental en la implantación de nuestros estudios dentro de la Enseñanza Reglada (LOGSE). Con su infatigable e inteligente trabajo a favor de la Danza, consiguió dignificar nuestras enseñanzas y recursos para ponerlas en marcha.
Amaba la Danza, su exquisita sensibilidad le hizo reconocer esta disciplina en toda su dimensión y valor, luchó porque nuestras enseñanzas fueran reconocidas al mismo nivel que otras enseñanzas artísticas.
Soñadora, idealista, recuerdo que una vez me dijo: “si no ponemos nuestros ideales como meta, porque creemos que son imposibles de alcanzar, nunca conseguiremos cambiar nada”.
Elisa era auténtica, fiel a sus creencias, con un sentido ético intachable que marcó toda su trayectoria. Un ser humano cargado de fuerza, libre en el sentido más amplio de la palabra, sin miedo a luchar por lo que ella creía. Nunca se dio por vencida, ni ante su enfermedad, ni ante su sueño “una educación artística de calidad, dentro de la enseñanza pública”
Has sido para mí un ejemplo a seguir, una luz en mi camino. Espero que allí donde estés, tu luz siga iluminándonos.
Gracias por tu amistad, te has ido, pero tu lección nunca nos dejará. Gracias Elisa.
Virginia Valero Alcaide
Directora del Conservatorio Superior de Danza de Madrid “María de Ávila”
Si eres profesor/profesora de música/danza y estás acostumbrado/a criticar la LOGSE, a decir que no ha funcionado, o en general a hacer chistes fáciles o comentarios despectivos sobre su supuesta modernidad, creo que tienes la oportunidad de reflexionar y darte cuenta del error que supone hacerlo en un país en el que hasta hace pocos años el sistema de educación artística era uno de los más atrasados, elitistas e injustos del mundo occidental.
Puedes empezar, por ejemplo, pensando que la reforma ha creado, como consecuencia de la democratización de las enseñanzas artísticas, miles de puestos de trabajo, y que es raro ver que, precisamente desde esos abundantes nuevos puestos de trabajo, se mire por encima del hombro algo que pasará a la historia de la educación española como un hito histórico y necesario para la definitiva modernización de nuestro sistema educativo.
Elisa Roche ha sido una de las principales responsables de esas acertadas reformas y nunca será suficiente el reconocimiento que ha recibido de cientos de personas para agradecerle que no estemos todavía en el paleolítico de la educación en lo que respecta a la música y a la danza.
En 1995, Elisa me propuso dirigir la Escuela de Música y Danza Talavera, un centro que tenía un edificio recién terminado y una larga batalla, que no viví, para destinarlo a escuela en vez de a conservatorio. Elisa y Marisa Santisteban me contaron cómo se habían encontrado, en reuniones con padres, casi amenazadas físicamente por defender lo que ellas consideraban mejor para el futuro de la educación artística. Habría sido más fácil decir «con su pan se lo coman», pero lejos de hacerlo, plantaron una clara batalla a decisiones que eran, hoy lo sabemos mucho mejor, errores de bulto. Nos ha hecho falta un crisis económica descomunal para entender que querer un conservatorio en cada esquina, o una facultad de arquitectura, por poner otro ejemplo, es un despropósito y una suerte malversación de los recursos públicos.
El MEC de entonces quería mostrar cómo los ayuntamientos podían ofrecer a sus ciudadanos una alternativa de enseñanza no reglada sin renunciar a la calidad y apoyó decididamente el proyecto.
Dirigí la escuela de Talavera desde sus primeros pasos y durante seis años (1996-2002). Fueron unos años únicos de mi vida y le debo a Elisa la inmensa suerte de haber podido dirigir un centro tan especial, con un equipo de personas tan valioso, tan prometedor.
Hoy, la escuela de Talavera sigue dando ejemplo. Sigue creciendo en alumnos y profesores, sigue siendo una referencia de vitalidad artística para los que quieran acercarse a centros de calidad, sigue dando votos a los políticos municipales y sigue considerándose un ejemplo de gestión y de pedagogía en Castilla-La Mancha. Con todo, es precisamente eso, una escuela de música y danza normal, como las que deberían haber florecido en todas partes al mismo ritmo que han florecido los polideportivos o los centros de salud. Los talaveranos le deben esta «normalidad» a Elisa Roche.
Es sólo un ejemplo, pero es mi ejemplo, y un ejemplo muy importante, porque aparte de la admiración que he sentido por Elisa, de lo que he aprendido de ella, de las largas conversaciones que hemos tenido , o de las visitas que hemos hecho al Ministerio años después para intentar corregir las miopes decisiones que se estaban tomando (una de ellas con Elisa y Almudena Cano), queda sobre todo el agradecimiento de haberme permitido tener un papel modesto, pero activo, en la configuración de una nueva forma de entender la enseñanza de la música y la danza.
Gracias, Elisa. Sé que habrá muchas personas que puedan dar ejemplo de cómo tu trabajo ha dado resultados. Espero que salgan todos a relucir y que brillen para que la gente sepa que la educación artística puede mejorar si hay personas como tú, que trabajan y trabajan sin descanso.
Mereces el respeto de todos y todo lo bueno que pueda dar la educación en los años que vienen te deberá un profundo reconocimiento por haber sido una persona tan valiosa y tan incorruptible.
Pedro Sarmiento
Pianista
Desde Galicia
Al recibir la noticia del fallecimiento de Elisa, muchas ideas surgen, pero sobre todas ellas predomina su vocación, espíritu, determinación y generosidad para con la música y los músicos. En el año 2003 me concedió una entrevista, que se publicó más tarde en la revista 12 notas. La verdad es que fue apasionante ver la entrega de Elisa, a su causa, que era, modernizar y dignificar la enseñanza musical en nuestro país. En un principio lo hizo como asesora técnica del Ministerio, donde gracias a aquella revolución, hoy contamos con mejoras sustanciales, edificios, auditorios, mejores currículos, mayor tiempo de dedicación al alumnado, enseñanza orquestal, y un largo etc. Y después, a través de sus artículos, siempre de un alcance y una claridad diáfana. Aunque se que hay muchísimas personas que la admiran, entre las que me encuentro, me queda la pena de que su importante labor como asesora técnica , en la implantación de la LOGSE, no fuese , bajo mi punto de vista suficientemente reconocida, y agradecida, por tantas personas , profesionales, profesores y alumnos , a los que afecta positivamente. No me olvidaré de la pasión con la que, a pesar de su enfermedad ,contestaba a las preguntas, sin mostrar un momento de cansancio o desgana, y cuando me dijo porqué había aceptado el puesto de Asesora técnica, a pesar de los pocos medios con los que contaba: “Elegí ese puesto porque ví que ese tren que nos podía llevar a la evolución del sistema educativo musical , no se podía dejar escapar, porque dejarlo pasar, sin hacer nada, podía significar perder varias generaciones de jóvenes, con derecho a una educación musical de calidad y de nuestro tiempo”. Desde aquí, y en donde te encuentres, muchísimas gracias por todo, y espero que tu trabajo sea reconocido en la historia de la educación musical de este país, como se merece.