¿Cómo explicas los éxitos y los fracasos de tu actividad musical?
Por Laura Moral-Bofill. Dra. en Psicología de la Salud. Especialista en músicos. Profesora y responsable del espacio de orientación en la Escuela Superior de Estudios Musicales, ESEM, Taller de Músics, Barcelona. Miembro del equipo docente del Máster de Psicología y Música de la UNED.
Las personas solemos buscar explicaciones a los acontecimientos, buscamos respuestas a porqué suceden las cosas en los diferentes ámbitos y situaciones en los que participamos. Este comportamiento se ha investigado dentro de la psicología, que ha categorizado el tipo de atribuciones que realizamos y ha tratado de responder a porqué algunas personas utilizan ciertos enfoques explicativos sobre otros. Cuestión de interés, teniendo en cuenta que tiene que ver con la forma en que las personas dan sentido a sus acciones, lo cual afecta a sus emociones y a cómo las regulan.
El estilo atribucional de una persona describe cómo se explica a sí misma los acontecimientos de su vida. Aunque no seamos conscientes de las atribuciones que hacemos y, en particular, de los tipos de atribuciones que hacemos, los psicólogos suelen distinguir las atribuciones en tres dimensiones: Personalización (interna vs externa), Permanencia (estable vs inestable), y Globalidad (global vs específica).
La personalización se refiere a lo que una persona cree respecto a qué o quién causó una situación. Por ejemplo, si un músico cree que no ha superado una prueba porque no es un buen músico, estaría realizando una atribución interna, es decir, estaría atribuyendo un resultado negativo a una deficiencia interna. De la misma manera, si un músico cree que superó una prueba porque se ha esforzado y trabajado conscientemente, estaría realizando una atribución interna, pero en este caso, estaría atribuyendo el resultado positivo a sus propias capacidades. El primer músico estaría mostrando lo que se denomina un estilo explicativo pesimista, mientras que el segundo músico un estilo explicativo optimista. Por otro lado, una atribución externa ocurre cuando se atribuye un evento negativo o positivo al contexto situacional. Por ejemplo, “No he superado la prueba porque no era posible concentrarme con tanto ruido”, o, “He superado la prueba porque he tenido suerte con la obra que me ha tocado interpretar”. Mientras que el primer músico se caracterizaría por un estilo explicativo optimista, el segundo músico por uno pesimista. De hecho, un músico con una propensión a culparse a sí mismo del fracaso y, en cambio, a atribuir el éxito a factores externos, podría estar experimentando características propias de la indefensión aprendida como pasividad, depresión, mala resolución de problemas o baja autoestima.
La permanencia se refiere al grado en que atribuimos la causa de los resultados de un evento a factores temporales (inestable) o fijos en el tiempo (estable). Una atribución estable ocurre cuando una persona cree que un resultado persistirá indefinidamente. En cambio, una atribución inestable ocurre cuando un resultado se atribuye a un factor transitorio, concreto de un período de tiempo. Mientras que los pesimistas tienden a creer que las causas de los reveses de la vida son factores fijos y permanentes, los optimistas creen que se deben a factores temporales. Si lo miramos des del punto de vista de resultados positivos, el estilo explicativo optimista atribuiría un resultado positivo a un factor permanente. Por ejemplo, un músico podría expresarlo así: “Siempre se me dan bien los castings”, mientras que el estilo explicativo pesimista consideraría el resultado positivo debido a factores transitorios y puntuales, por ejemplo, “El día de la prueba me encontraba inusualmente ágil”.
Es necesario tener en cuenta que el tipo de atribución como estable o inestable influye en la expectativa de éxito futuro. Si un músico atribuye el resultado de una situación a algo temporal e inestable significa que es susceptible de cambio. Por ejemplo, si un músico considera que no se esforzó para una audición concreta y que eso repercutió en los resultados, estaría haciendo una atribución inestable, y eso significa que podría prepararse mejor para la próxima vez. En cambio, si atribuye el resultado a algo permanente y estable implica que se va a repetir de forma continua y persistente. Por ejemplo, si un músico considera que los resultados negativos de una audición concreta se deben a su falta de talento estaría haciendo una atribución a rasgos estables y duraderos, y eso podría limitar su perspectiva de crecimiento y aprendizaje, e incluso provocar el abandono de la actividad musical. El uso de ciertas palabras en blanco y negro como “siempre” o “nunca” pueden provocar que una situación temporal se sienta como permanente. No es lo mismo pensar que en un concierto concreto tuviste un mal desempeño que pensar que “nunca” te desempeñas bien en los conciertos. En el segundo caso percibirás que no puedes hacer nada para cambiar, y que sin importar lo que hagas, las cosas seguirán siendo igual. Cuando este ocurre, el músico puede estar manifestando síntomas de un estado de indefensión aprendida en el que siente que no hay opciones para elegir ni para que cambie la situación. Consecuentemente, fomentará un sentimiento de desesperanza, cuando lo que necesita es creer lo contrario, que existe la oportunidad fundamental de cambiar, que hay esperanza y que puede explorar diferentes opciones para gestionar una situación.
Respecto a la dimensión de globalidad, la atribución global ocurre cuando una persona atribuye un resultado a un factor que percibe como consistente, independientemente del contexto, mientras que una atribución específica ocurre cuando se atribuye a un factor que sólo es relevante en el contexto o entorno específico de la experiencia. Si un músico cree que nunca será un músico de éxito porque una obra en concreto le resulta demasiado difícil estaría haciendo una atribución global, mientras que si considera que esa obra en particular es actualmente un reto para él estaría haciendo una atribución específica y más saludable. Los pesimistas tienden a creer que los acontecimientos negativos de la vida tienen un efecto generalizado en otros acontecimientos de la vida. Por ejemplo, si un músico que muestra un estilo explicativo pesimista tiene una experiencia negativa en una actuación le parecerá como un precursor de un fracaso futuro. En cambio, los optimistas creen que los acontecimientos positivos de la vida son resultado de circunstancias generalizadas, mientras que los fracasos son incidentes aislados. Si un músico cree que una experiencia negativa es específica, un mal desempeño o el fracaso de una actuación concreta los verá como algo más fácil de superar.
Antes de acabar, dada su relevancia en el ámbito educativo, haré un breve apunte sobre la indefensión aprendida. La indefensión aprendida en los estudiantes crea un círculo vicioso. Si un estudiante cree que no puede tener éxito es poco probable que se esfuerce mucho en sus estudios, de hecho, disminuye sus posibilidades de éxito y promueve una menor motivación y esfuerzo. Ante la falta de motivación puede no desarrollar las competencias necesarias para superar una materia y que no la supere. En un extremo, podría llegar a sentir una indefensión generalizada, en la que ni cree en su capacidad ni tiene motivación para aprender ninguna materia.
Por tanto, las razones que dan los estudiantes para explicar su fracaso o éxito en las materias son fundamentales y los profesores pueden tenerlo en cuenta para ayudarlos a hacer atribuciones más saludables. Veamos algunas recomendaciones:
- Reforzar a los estudiantes en función de sus habilidades y también de su esfuerzo. Por ejemplo, “muestras buen sentido rítmico”, o “tienes agilidad digital”, y/o “tu esfuerzo ha dado resultados”. Así se promueve que el estudiante crea en sus habilidades, que es bueno en aspectos específicos, y que a través de su esfuerzo influye en los resultados.
- Establecer objetivos realistas con los estudiantes para que aprendan que los pueden alcanzar y que, con ello, también pueden influir en los resultados.
- Ayudar a los estudiantes a sentirse cómodos cuando no saben una respuesta y que aprendan a buscarla en los sitios o personas adecuadas.
- Ayudar al estudiante a pensar sobre su propio aprendizaje y procesos de pensamiento.
- Permitir el fracaso como parte del aprendizaje. De hecho, para los músicos es muy saludable desarrollar la creencia de que no están en peligro cuando fallan o fracasan. Si es necesario, examinar las creencias perjudiciales y reemplazarlas por creencias saludables, mientras se desarrolla una forma más compasiva de relación con uno mismo.
- Desarrollar una perspectiva más optimista a través de entrenar la resiliencia.
Entender las implicaciones de nuestras atribuciones permite cambiarlas e influir en los resultados de los acontecimientos. Si los músicos se creen responsables de su buen desempeño desarrollarán una mayor autoconfianza y, a su vez, la autoconfianza influirá en una mayor motivación y un menor estrés por el desempeño. Además, si creen que una mala actuación se limita a una situación concreta que pueden manejar o de la que pueden aprender, probablemente afrontarán con menor preocupación las situaciones de interpretación futuras y preservarán un sentimiento valioso: su esperanza.
Por Laura Moral-Bofill. Dra. en Psicología de la Salud. Especialista en músicos. Profesora y responsable del espacio de orientación en la Escuela Superior de Estudios Musicales, ESEM, Taller de Músics, Barcelona. Miembro del equipo docente del Máster de Psicología y Música de la UNED.
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