Los elementos acústicos de la naturaleza (agua, aire, fuego y tierra) en la Composición musical
Mª Soledad Cabrelles Sagredo
Los sonidos del medio ambiente percibido por el oído humano es la expresión que empleamos para describir el entorno sonoro. Todo suena a nuestro alrededor pero, evidentemente, no todo lo que oímos nos agrada y, algo más preocupante, no siempre somos conscientes de captar todo lo que suena ya que nos hemos acostumbrado a no escuchar.
La mayoría de las personas oímos, por supuesto, pero la audición con un propósito determinado es algo que se aprende. Practicarla, prestando atención, enriquece la escucha y convierte el hecho acústico en algo excepcional. Reconquistar la complejidad y variedad sonora de nuestro medio exige un esfuerzo considerable de concentración, entrenamiento y discriminación auditiva.
Introducción
En cualquier ámbito del conocimiento, es muy importante favorecer el desarrollo de la capacidad perceptual para lograr un pensamiento productivo. Percibir implica, como procesamiento de la información, llevar a cabo operaciones mentales de exploración, selección, síntesis, comparación y resolución. Todo ello nos obliga a considerar tres momentos en el acto de la percepción:
- La sensación (reacción física).
- El sentimiento (reacción afectiva).
- El conocimiento (reacción mental).
Solo cuando intervienen los tres parámetros, la percepción es completa ya que la mente prima sobre la materia y la percepción es contextualizada. También debemos tener presente el carácter social de la percepción que poseen algunas imágenes visuales o sonoras, por la diferente forma de captación de cada observador y su personal manera de percibir que son factores condicionantes en dicha percepción.
Dentro de la percepción sensorial, en nuestro caso, nos centramos en la percepción auditiva ya que nos interesa por estar relacionada con los sonidos de la naturaleza y de nuestro entorno.
Los sonidos estimulan nuestros oídos de múltiples maneras, con significados y mensajes diversos: palabra, música, ruidos, cada uno con sus propios códigos que generan reacciones emocionales diferentes aportando al ser humano una dimensión subjetiva del tiempo y del espacio. La información sonora transmitida, ya sea una tormenta, mar bravío, cascada, etc., posee una indudable capacidad para transformar las sensaciones estéticas en símbolos generando emociones o sentimientos que trascienden a las propias características físicas. En este sentido, recordemos que, partiendo de la Teoría de los Arquetipos de Jung (1947) se reconoce la existencia de símbolos comunes en diferentes razas y culturas. Después, R. Murray Schafer (Canadá 1933-2021) investigó y comprobó el valor simbólico universal con significado referencial que también tenían determinados sonidos y los denominó bajo la terminología de “sonidos arquetípicos”. Además, acuñó dos términos importantes en la década de los años 1970: “paisaje sonoro”, concepto que reúne los sonidos del medio ambiente y “esquizofonía”, concepto que define la separación de un sonido de su fuente emisora natural. En su memoria, se ha establecido como “Día Mundial de la Escucha” el 18 de Julio, fecha de su nacimiento.
La comunicación acústica es un punto de partida para comprender el intrincado sistema de significados y relaciones que el sonido crea en contextos ambientales. En dicha comunicación acústica, el sonido es el intermediario entre el oyente y el medio formando una unidad, como un balance entre entrada y salida sonora, impresión y expresión, audición y producción.
Reforzados por la repetición, muchos sonidos son aceptados, generalmente, por el público como algo “natural”, sin tener en cuenta que imponen un tempo, un estado de ánimo o un carácter que no tienen relación alguna con el entorno original.
Entre naturaleza y música existen varias implicaciones recíprocas. Si prestamos atención podemos descubrir que la escucha es muy enriquecedora al ofrecer al oído matices sonoros muy sutiles. El escritor y músico Luis Landero (1990) comenta que “el arte de escuchar es el arte de seducir” ya que la variedad sonora acaba por conquistar al oído atento.
A lo largo de la historia, los compositores han estado determinados por la influencia de los sonidos del medio y los elementos acústicos de la naturaleza para explorar nuevas formas de expresión musical.
El entorno sonoro ha formado parte del material utilizado por el compositor que ha prestado mucha atención, no solo a la nota escrita en sus partituras sino también a los timbres, intensidades y formas que le rodean para recrear la belleza ambiental con instrumentos de la orquesta.
La música, en occidente, aunque posee gran tendencia hacia la racionalidad y rechaza la espontaneidad, existe gran presencia de imitaciones de sonidos reales en diferentes épocas y estilos, es decir, tanto en la polifonía del Renacimiento como en la música del Romanticismo o en la Música Electroacústica, relacionada con temas musicales vinculados a elementos naturales (agua, fuego, tierra, aire), a las aves y otros animales, jardines, locomotoras, batallas o cacerías.
A principios del S.XX, el paisaje sonoro está invadido de máquinas, observamos el reflejo industrial con los trabajos de Russolo y los Futuristas en la creación de la máquina “intonarumori” o en la obra “Pacific 231” de Honegger, donde se escucha el sonido orquestal imitando el arranque de una locomotora. Posteriormente, con la intervención de las nuevas tecnologías, los compositores utilizan el sonido ampliando el universo musical a estímulos auditivos antes ignorados. A partir del análisis de los fenómenos sonoros, han incorporado muchos tipos de sonidos y muestran la capacidad que posee el arte para contribuir a crear, mantener, inventar e innovar, cuestionando la memoria sonora de cada sociedad.
Como expresa Truax (1983), los especialistas surgidos del campo musical han removido nuestra conciencia estética y/o musical afrontando, desde un planteamiento pragmático, los diferentes criterios de enorme posibilidad que ofrece el diseño de sonidos en espacios cotidianos, algo que hasta el momento parecía inevitable o mero subproducto de nuestros actos, objetos o nuestro propio desarrollo.
En efecto, con la Música Concreta de Schaeffer (1967), los sonidos producidos por instrumentos musicales tradicionales son sustituídos por hechos sonoros concretos (“objetos sonoros”) del espacio cotidiano como voces, puertas, ruidos de máquinas, etc. Todo esto conlleva un importante cambio en la escucha de la realidad que el compositor puede moldear según sus propios fines incorporando la dimensión estética en la representación contemporánea del medio ambiente sonoro.
En la estética compositiva, la comprensión de la música cambia y aparecen nuevos enfoques del fenómeno musical como medio de expresión de la vanguardia que desarrolla potentes herramientas de análisis del fenómeno sonoro. El músico puede ejercer influencia y manipulación sobre el medio ambiente sonoro mediante una adecuada implicación en el diseño del sonido, ya sea en su dimensión negativa (combatir el ruido) o en la positiva (construir un nuevo espacio sonoro).
El Siglo XXI, caracterizado por el cambio y la reestructuración acelerada, el compositor está sometido a diversas influencias sociales e individuales que le hacen experimentar un alto nivel de exigencia para adaptarse a las nuevas condiciones del proceso creativo. La sociedad de la información, con frecuencia, limita peligrosamente la capacidad de reflexión y, por ello, es necesario transformar dicha información en conocimiento objetivable para potenciar las nuevas formas de percibir y organizar adecuadamente las posibilidades que ofrece.
Los elementos acústicos de la naturaleza
La percepción de los paisajes y las imágenes de sus espacios han servido de sugerencia a célebres músicos para recoger la voz de los bosques, estepas, desiertos, selvas, montañas, cascadas, ríos y lagos, en múltiples obras musicales.
Con frecuencia, los compositores se han inspirado en los elementos acústicos de la naturaleza, es decir, Agua, Aire, Fuego y Tierra, para escribir sus partituras y, en algunas de ellas, incluyen títulos para inducir determinadas imágenes mentales al ser escuchadas.
Agua
Como elemento fundamental de la vida, presenta múltiples formas sonoras en la naturaleza. Cada una de ellas posee su propio resonar, ya sea la sutil modulación de los ríos en llanuras, el profundo murmullo de los torrentes en las montañas o las enormes cataratas que llegan a marcar acústicamente grandes territorios.
También el ambiente marino posee una serie de rasgos específicos que configuran una auténtica cultura sonora y evoca nuestros recuerdos como el vaivén de las olas o el mar rompiendo en un acantilado.
Las poblaciones situadas en zonas costeras se caracterizan por tener una serie de estereotipos sonoros generados por estar situados muy próximos al mar que las poblaciones del interior, en cambio, carecen. En el ambiente marino, las sensaciones sonoras se asocian a otras sensaciones como la percepción de olores, táctiles y climáticas, sobre todo por el aumento del grado de humedad.
Los sonidos del mar se prestan a numerosas descripciones musicales presentes en las habaneras o barcarolas. La sugerencia del océano, del fluctuar de las olas o del viaje en barco han influido para componer diversas partituras.
Indicamos algunas obras a continuación:
-El mar, 3 Esbozos Sinfónicos para Orquesta, de Claude Debussy (1862-1918).
1º Movimiento – Del alba al mediodía.
2º Movimiento – Juego de Olas.
3º Movimiento – Diálogo entre el Viento y el Mar.
Le planteó muchas dificultades trasladar a la escritura orquestal un elemento tan tumultuoso y variado como el mismo mar, es decir, imprevisible, libre y móvil. En la partitura recrea atmósferas con técnicas de fragmentación y melodías poco concretas acompañadas de timbres inusuales.
-Mar en calma y viaje feliz. Félix Mendelssohn (1809-1847).
-El barco se mece sobre las olas. Edward Grieg (1843-1907).
-En el mar. Charles Ives (1874-1954).
-Rumor de Agua. Toru Takemisu (1930-1996).
-Concierto de Agua. Tomás Marco Aragón (1942…)
–Miniwanka o los instantes del agua. R.Murray Schafer (1933-2021). Está inspirada en las sonoridades del Ciclo del Agua, desde su origen con las primeras gotas de lluvia hasta su retorno al mar, a través de la intervención de un coro que imita los distintos matices sonoros.
Aire
Este elemento en movimiento, el viento, posee un sonido diferente según el área geográfica, clima, flora y obstáculos en su recorrido y, como consecuencia, cada lugar adquiere su propia identidad sonora.
El viento hace vibrar las hojas y ramas de árboles diferenciando el sonido de los diversos entornos. En las praderas, espacios abiertos donde no hay obstáculos ni elevada vegetación, el viento sopla de manera intensa y regular. Entre las delgadas acículas de los pinos el sonido producido es similar a un silbido agudo y profundo, en cambio, entre árboles con hojas de mayor tamaño y más resistentes el sonido resultante es más grave. Los compositores intentan reflejar la delicada descripción de la musicalidad del viento en sus obras.
Señalamos algunas a continuación:
-El viento susurra en los árboles. Frederick Delius (1863-1934).
-Soplan vientos salvajes. Modest Mussorsky (1839-1881).
-Viento de verano. Anton von Webern (1883-1945). Es una obra singular y posee una invocación musical al dios Pan. Pertenece a un período poco conocido del compositor, anterior a su período dodecafónico, en la que lleva a cabo un minucioso trabajo narrativo con una compleja estructura melódica y armónica.
Fuego
Este elemento, asociado a situaciones apocalípticas, incendios enormes, lava cayendo por laderas y acompañadas de ensordecedores estrépitos, representan el poder de la naturaleza en términos míticos o mágicos.
Los ruidos más intensos escuchados sobre la tierra han sido los producidos por explosiones volcánicas. En 1883, el sonido producido por la erupción del volcán Krakatoa en Indonesia, se escuchó a una distancia de 4.500 Kms. Fue una impresionante impronta sonora que ha quedado registrada en escritos y documentos para la memoria histórica.
Destacamos las siguientes obras musicales:
-Danza ritual del Fuego. Manuel de Falla. Pertenece al Ballet “El amor brujo”, con una parte cantada titulada El fuego fatuo. Esta obra fue estrenada en Madrid 1915.
Falla supo capturar la expresión de este elemento manifestado en la música popular andaluza y lo traduce en una música ligada al movimiento de la danza alrededor de una hoguera, con matices folklóricos muy estilizados.
La protagonista es la gitana Candelas cuyo padre la ha casado, según Ley Gitana, con el malvado José que muere apuñalado. Su espectro la impide ser feliz y, para liberarse de él, le seduce con la danza conduciéndole al FUEGO donde perece. Esta historia se atribuyó a Gregorio Martínez Sierra, pero la verdadera autora fue su mujer, María de la O Lejárraga.
El cineasta español Carlos Saura, con su película titulada “El amor brujo”, rinde homenaje a la obra musical de Falla.
-Las Criaturas de Prometeo. Ludwig van Beethoven (1770-1827). Es un Ballet dedicado al personaje de la mitología griega, iniciador de la primera civilización humana, que robó el fuego sagrado del cielo y lo enseñó al hombre.
-Prometeo o El Poema del Fuego. Alexandre Scriabin (1872-1915). Añade, a la abultada formación orquestal que representa al “cosmos”, un piano solista que representa al “ser humano”, junto con un coro y el famoso Clavier a Lumieres o teclado de luces, como sistema de sonidos y colores proyectados sobre el Auditorio con frecuencias luminosas sincronizadas con la música. Así, incorpora otros aspectos sensoriales en la escucha de la obra.
Tierra
Los materiales que forman el territorio condicionan las características acústicas de cada área geográfica y hacen cambiar los sonidos del entorno. Las rocas, montañas, bosques, selvas, desiertos o llanuras no solo configuran dicho territorio sino que, además, determinan el ambiente sonoro ya que afectan a la reverberación del sonido, que será diferente según sea el tipo de material que lo constituya. Todo ello, realza unas frecuencias y apaga otras, que contribuyen a crear una atmósfera y estado de ánimo muy singular.
Apuntamos esta obra de gran riqueza instrumental:
-Sinfonía Nº 1 “Titán”, Re Mayor. Gustav Mahler (1860-1911). Está inspirada en los dioses del Olimpo de la mitología griega. La diosa GEA o GAIA (tierra) y el dios URANO (cielo) tienen seis hijos y los correspondientes nietos, que reciben cada uno el nombre genérico de TITÁN. Uno de los nietos de Gea, llamado ATLAS, es un gigante con fuerza excepcional que soporta en sus espaldas a toda la tierra, por eso, basándose en esta narración mitológica, aparecen, en la fachada de algunos edificios como elemento decorativo, dichos gigantes soportando el peso de la construcción como símbolo de su extraordinaria fuerza. El nombre de ATLAS también lo recibe el compendio de Geografía Universal.
En esta partitura, Mahler expresa emociones relativas a la contemplación y vivencia de la Naturaleza (TIERRA). Utiliza danzas populares, marchas y fanfarrias para lograr potentes efectos a través de la variedad melódica. Acaba con un magnífico final como tránsito de las tinieblas a la luz y triunfo definitivo del optimismo, expresado con el gran frenesí orquestal.
Por último, mencionamos al compositor barroco Antonio de Literes Carrión (Mallorca 1673-1747) cuya partitura titulada “LOS ELEMENTOS” (Ópera armónica en estilo italiano) hace referencia al Agua-Aire-Fuego-Tierra y además añade el Sol, la Aurora y el Tiempo, consiguiendo reunir a todos ellos formando un conjunto narrativo de gran equilibrio musical.
Esta obra fue estrenada en un entorno privado del Palacio de la Duquesa de Medina de las Torres en 1705, a quien Literes dedicó con mucho interés para la celebración de su cumpleaños. Constituye un ejemplo paradigmático de Ópera de Cámara y en ella hay mezcla de arias da capo con influencia italiana y bailes de la tradición hispana que eran muy novedosos en aquella época.
La tarea compositiva sobre los cuatro elementos de la naturaleza ha interesado a muchos músicos y ha sido tratado en diferentes ámbitos artísticos y desde perspectivas históricas muy diversas. Como proyección hacia el futuro y a fin de seguir avanzando en la exploración sonora, es conveniente concebir y diseñar una realidad aparentemente imposible para encontrar nuevas formas de expresión musical.
Mª Soledad Cabrelles Sagredo es Doctora en Filosofía y CC.Educación. Titulada en Música
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Los elementos de la naturaleza, desde los orígenes humanos, han impresionado a los hombres, por lo que han intentado reproducirlos para así dominarlos, hasta llegar a las creaciones de música clásica comentadas en el artículo. Muy interesante la relación.
Me ha parecido un artículo muy interesante, poniendo de manifiesto la importancia e influencia que en el ser humano tienen los elementos acústicos de la naturaleza y como se han plasmado a lo largo del tiempo en las composiciones musicales. Creo que el artículo es de un gran rigor intelectual y, por ello, felicito a la autora.
Felicito a la autora de este artículo tan rico en experiencias musicales y ambientales. Gracias por llevarme de la mano hacia esos conocimientos de los que yo carezco de formación, ya que la asignatura de música no era ni es obligatoria en las escuelas… Mi opinión es que si estuviésemos familiarizados los de mi generación… 70 años… quizás valoraríamos la influencia que tiene en cuanto a la sensibilidad que en el ser humano producen tanto la educación musical como la ambiental…! Es un artículo magnífico que me ha hecho viajar por el mundo de las sensaciones a las que nos transporta la música relajante y nos aleja por unos momentos del mundanal ruido que percibimos a nuestro alrededor y nos inquieta continuamente…!
Excelente artículo!!
Gracias a la autora por compartir las experiencias musicales con la naturaleza.
La verdad ha sido una delicia leerte.
Me parece un articulo muy atrayente e instructivo para una persona con escasos conocimientos musicales como yo. Es un escrito de gran rigor tecnico y hace que se comprendan mejor las composiciones musicales y se disfrute mas al escucharlas. Mi felicitacion y agradecimiento a la autora por ayudarme a gozar mas de la musica.
Mi cerebro se a llenado de aprendizaje con este artículo.
Muchas gracias a la autora
Mi felicitación y agradecimiento a la autora por compartir este extenso y magnífico artículo que nos habla de como pueden influir en nosotros los elementos acústicos de la naturaleza y nos muestra como han expresado y aprovechado grandes compositores en sus partituras, las emociones producidas por esa influencia.
Preciosa selección musical.
La autora, a la par que nos recuerda la diferencia entre OIR y ESCUCHAR, nos lleva de la mano a un recóndito paseo sonoro. De su mano recorremos los elementos. Al ritmo de su texto nos adentra en el paisaje sonoro. Se escucha el mar, a veces, brutal, encrespado, en otras es el rumor el vaivén de las olas. El crepitar del fuego, la fuerza de la erupción, la brisa entre las hojas, el viento meciendo los campos del mar interior, las quebradas, las dunas, que el viento dibuja en la arena una y otra vez. Enhorabuena por este viaje inesperado.
Muy buen artículo y publicado en una gran revista. Enhorabuena, Susana, o María Soledad, ahora supe de este nombre, .
Me ha gustado mucho lo bien estructurado que está y la visión que aporta, tan interesante, de la interrelación entre los cuatro elementos acústicos de la Naturaleza: Aire, Agua, Fuego y Tierra, y la música. Por supuesto, fuente de inspiración de una de las más sublimes intelectuales creaciones humanas, como es la música
Los ejemplos musicales que acompañan al texto maravillosos. Aún conociendo algunos, no muy profundamente, me han hecho disfrutar más de los mismos. No he podido evitar recordar, cuando hablas del mar , de uno de los versos del comienzo del poema «Le cimitière marin» de Paúl Valery, «La mere, la mere, toujours recommencée». Ese volver a empezar rítmico, como si de una música celestial se tratara.
Muchas gracias por el artículo y te animo a seguir enriqueciéndonos, con otros, a los que también sentimos la Música y la Naturaleza.
Artículos como éste, a mi al menos, ayudan a amar más la música y a respetar, al mismo tiempo, con más fervor, a la Naturaleza.
Gracias de nuevo Susana y adelante.
Que artículo más bien escrito y cuanto me ha enseñado a mi que no soy entendida.
Ya he leído más artículos de esta autora y son fascinantes.
Enhorabuena y gracias por lo que he aprendido
He aprendido a reconocer sensaciones placenteras que despiertan e mí sentimientos nuevos al escuchar los sonidos de la naturaleza tal como sugiere Soledad Cabrelles. Gracias a ella, ahora, disfruto de la música que modifica mi estado de ánimo hasta hacer levitar mi mente.
Asistir a las conferencias de la señora Mª Soledad Cabrelles, conocerla, escucharla y, después, leer sus artículos es un privilegio. Me ha enseñado a sentir cómo la música ilumina ese rinconcito de mi alma donde se agolpan las cicatrices y consigue suavizarlas.
Felicidades a la autora por la gran exposición que nos hace de los sonidos y nos ayuda a prestar atención a lo que nos rodea.
Gracias
He disfrutado mucho leyendo este artículo argumentando la importancia de reconocer el paisaje sonoro como algo intrínseco a nuestra existencia.
En estos tiempos en que todo a nuestro alrededor es estrés y movimiento, es de vital importancia pausar los mecanismos de respuesta automáticos del cuerpo para conectar con nuestro interior, y con el exterior también (ya que tantas cosas se nos escapan). Y es a través de la música y el arte como podemos adentrarnos en el camino hacia nuestra propia consciencia y nuestras emociones y darnos cuenta de los elementos que nos rodean. Los sonidos juega un papel vital en este viaje de autoconocimiento, y no sólo la música escrita en partituras, si no también todos los sonidos que nos acompañan día a día.
Me considero una persona muy afortunada al haber estado expuesta a este tipo de aprendizaje con la autora desde una temprana edad. Y es por ello que el presente artículo me recuerda que no puedo olvidar la relevancia que tiene el paisaje sonoro en mi vida, y que es algo esencial para mi bienestar.
Muchas gracias por tu esfuerzo en hacer llegar a todas las personas tu sabiduría y conocimientos adquiridos, y por compartirlos de una manera tan agradable y completa.
Un saludo.