Doce Notas - docenotas.com - m�sica y danza

No es frecuente en España encontrar orquestas de cámara de gran calidad, y mucho menos aún, grabaciones como la que hoy presentamos.

Al contrario que las orquestas sinfónicas, las orquestas de cámara nunca han contado con un fuerte apoyo institucional ni un gran seguimiento de público, a pesar de tener un amplio e interesante repertorio. Muchas instituciones y auditorios han contado con estas formaciones en algún momento; generalmente, formadas a partir de miembros pertenecientes a orquestas sinfónicas. Esto último, unido a la falta de constancia en sus apariciones ha propiciado la poca estabilidad de estos conjuntos.

Este es el caso también de la Cammerata de Murcia, surgida en el año 2009 y que cuenta entre sus filas con jóvenes intérpretes, profesionales e innovadores, que llevan a cabo su actividad artística en las más importantes orquestas nacionales e internacionales. Muy cercana a la Orquesta Sinfónica de la Región de Murcia, participa regularmente con un ciclo en el Auditorio y Centro de Congresos Víctor Villegas, donde esta última tiene su sede.

Para esta grabación han contado con la colaboración del violista murciano Joaquín Riquelme, que actualmente es miembro titular de la Orquesta Filarmónica de Berlín. Este participa como solista en el Concierto para viola y orquesta de cuerdas, Op. 106, de Salvador Brotons. Completan el programa el Concerto Grosso Op. 6, nº 12 (HWV 330), de Georg F. Haendel y la Serenata para cuerdas en do mayor, Op. 48, de Piotr. Chaikovsky.

El Concierto para viola y orquesta de cuerdas fue compuesto en el año 2006, como encargo del Festival de Música Española de León. Ante el reto de componer un concierto dedicado al instrumento más subestimado por la tradición musical, Brotons idea un conjunto de cuatro movimientos de marcado perfil melódico con una sola pausa entre el segundo y el tercer movimiento, agrupando en cada una de estas partes un movimiento lento y otro rápido. El instrumento solista explota todos sus registros apareciendo “ágil como el violín y profunda como el violonchelo”, en palabras del propio autor.

El Adagio elegiaco es un corto movimiento introductorio que consta de dos temas contrastantes. Un primer tema en registro grave, muy intenso; y un segundo tema en registro agudo, más sosegado y contemplativo. El segundo movimiento, Vivo deciso, comienza con un trepidante ritmo ternario. En la parte central se retoma el primer tema del movimiento anterior y enuncia un nuevo tema de marcado carácter rítmico, con continuos cambios de compás. Tras una breve reexposición, una brillante y virtuosa coda pone fin a la primera parte antes de la pausa.

Tras ella da comienzo el Lento espressivo, un movimiento de gran intensidad con una fuerte carga tensional y emocional. Finaliza con una Cadenza que comienza meditativa y reposada, y se torna resuelta y vivaz para dar paso al Allegro energico final. El último movimiento es esencialmente rítmico. En él se retoman temas y motivos de los anteriores movimientos, modificando la métrica original para reforzar la idea de dinamismo.

El Concerto Grosso Op. 6 nº 12, en tonalidad de Si menor, es el último de la colección de doce concerti grossi contenidos en el Op. 6. Esta obra es un claro ejemplo de las evoluciones que Haendel introdujo en la forma popularizada por Corelli, con elementos de la obertura francesa, danzas barrocas y fugas.

El concierto comienza con el representativo ritmo punteado en tempo lento que caracteriza a la obertura francesa. Este recurrente motivo es el conductor de todo el movimiento. El segundo movimiento es un Allegro animado y brillante, que se sirve de una larga línea de semicorcheas como tema principal, que alternándose entre las diferentes partes de la orquesta y solistas va dirigiendo el movimiento. El Aria central, marcado como Larguetto e piano, tiene una forma de tema y variaciones. El tema es una sugerente y bella melodía en ritmo ternario, simple y con un regular bajo de chacona. Las variaciones utilizan en un primer momento un bajo de corcheas para acompañar a la melodía, que introduce algunos adornos, y en segundo lugar la melodía adquiere esas semicorcheas para volverse más ágil y graciosa. El siguiente movimiento funciona como un breve recitativo acompañado, en tiempo lento, que da paso al último movimiento: una fuga final que demuestra la maestría de Haendel en el dominio de esta forma.

El disco finaliza con la Serenata para cuerdas Op. 48, de Chaikovsky. Una sinfonía para orquesta de cuerdas cuyo primer movimiento remite a las sonatinas que introducen las serenatas y divertimentos del siglo XVIII, como homenaje a Mozart. A grandes rasgos sigue una estructura clasicista, pero arropada de un sentimentalismo y un arrebatamiento puramente romántico. De ella destaca su carácter melódico, cargado de finura y lirismo. El estilo característico de Tchaikovsky se hace patente en la elegancia francesa de la que el compositor dota a sus obras.

Consta de cuatro movimientos. El primero de ellos, Pezzo in forma di Sonatina, es una forma elegante y robusta que contiene una introducción lenta y un largo desarrollo. El segundo movimiento, quizás el más conocido, es un Valse, una de las formas predilectas del autor. Una danza engañosamente simple, que contiene complejos cambios armónicos, a menudo repentinos. El tercero, Élégie, es un movimiento oscuro, que explota una escritura emocional y extremadamente lírica. La evocativa armonía soporta perfectamente a las melancólicas líneas melódicas. El movimiento final gira en torno a una canción popular rusa. Este tema de baile es el propio constructor del movimiento y lo hace avanzar hasta el final de la pieza.

____________________________