“Ley seca” cultural en Valladolid
La ley del péndulo explica –según sicólogos y sociólogos– muchas cosas en España. O nos pasamos o no llegamos, como solemos decir en bares y cafeterías.
Hemos contemplado atónitos el cúmulo de despropósitos e incumplimiento de las normativas sobre seguridad en el Madrid-Arena, como unos agentes echaban la responsabilidad en el saco de otros, de otras empresas, de otras administraciones. Aún falta por conocer mucho de lo que sucedió aquella noche. El por qué ya lo intuimos: nadie controla al controlador.
Cuando una administración organiza o participa decisivamente en una actividad cultural masiva en espectadores no hay otra superior que supervise esa actividad…es algo habitual en las leyes de espectáculos de las diferentes autonomías. En mi opinión una anomalía más. La validez, oportunidad y observancia de las reglas municipales no son revisadas por autoridades superiores en asuntos de cultura, festivales, música, etc… no hay revisiones de oficio, claro… si avisamos lo normal es que todo tienda a ser cumplido: entradas, protección civil, seguridad, avisos, normativa de ruidos, etc.
De igual manera, sin solución de continuidad, somos capaces de pasar al extremo contrario: ante la duda, todos quietos. Todo prohibido.
Al cúmulo de normativas pertinentes –ayuntamientos, CCAAs, protección civil, urbanismo, medio ambiente, etc.– necesarias para abrir un establecimiento público de restauración, bar o cafetería, se une un hecho sociológico incontrolable: en un momento en el que la cultura oficial y comercial no ofrece un gran atractivo para los creadores más jóvenes, éstos usan –como se ha hecho en Europa siempre a lo largo del s XX– los bares, cafeterías, librerías, cabarets, etc. Para ofrecer al público sus ideas, sus creaciones.
Y eso de las grandes ciudades españolas: Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla… está pasando a las medianas… no olvidemos que Valladolid tiene ya una corona urbana de unos 425.000 habitantes y universidad con unos 10.000 estudiantes solo en la capital… y pasó lo que tenía que pasar: de miércoles –fútbol generalizado– a domingo todos estos espacios se han poblado de rock, jazz, folk, poesía, teatro, conferencias, exposiciones, debates, charlas, presentaciones ¿al calor del 15M? pues puede ser.
Pero vaya un dato: una sala de 100 espectadores en el centro de la ciudad tiene un coste de 600 e/día… más los costes de producción asociados… en un bar/café fácilmente entran 60-80 personas, sin coste para quien aporta los contenidos y en muchas ocasiones con apoyo económico del propietario del local al ver que un día de diario pasa de los 10 habituales a 80 personas consumiendo bebidas en su espacio. Al calor de esta “cultura underground” laboratorio para muchos creadores y jóvenes empresarios, han surgido revistas webs, blogs, perfiles Facebook… y muchos colectivos de jóvenes que suponen un atractivo cultural añadido a una ciudad con aura de conservadora y poco tolerante.
Hete aquí que de oficio o por denuncias, súbitamente, el ayuntamiento decide “cumplir la ley a rajatabla” especialmente en lo referente a comprobar que lo que se hace corresponde a la actividad que refleja la licencia concedida: no hay ruidos –son recitales de poesía, teatro, música acústica, conferencias, audiciones de música clásica o contemporánea– pero no corresponde a lo permitido en las licencias de actividad con nombres tan belle epoque como “sala de fiestas” o “café cantante”… junto al habitual “bar musical”… que solo puede ofrecer “música enlatada”… todo a punto para el siglo XXI como pueden comprobar.
Uno de los policías, de paisano, como la antigua brigada social –no comprobé que bajaba de un seat 1500 negro– decía en uno de estos espacios que ni cuadros se podían colgar de las paredes, solo está permitido “beber” en esos lugares.
Yo me pregunto: ¿es mejor tener a cien jóvenes bebiendo cerveza que tener sesenta escuchando la lectura de una obra de Harold Pinter?… para los actuales gobernantes, sí, por lo visto.
¿Así podemos tener un tejido cultural competitivo en Europa y el mundo?
No sé, no sé…
Plataforma por la música en directo de Valladolid
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