Judith Jáuregui, la alegría al piano
La joven pianista donostiarra inicia el 22 de julio una intensa gira pianística en el Festival de Segovia con un concierto junto a José Sacristán en el que interpretarán ‘De los días azules al sol de la infancia’, un recorrido sobre la vida y obra de Antonio Machado. Después viajará hasta San Sebastián, Biarritz y Navarra.
Jáuregui se está construyendo paso a paso una de las más interesantes carreras y con mayor proyección de su generación. Carismática y entusiasta, sorprendió con su disco El Arte de lo Pequeño de Schumann y en los últimos años ha tocado en el Auditorio Nacional de Madrid, el Palacio Euskalduna de Bilbao, el Auditori de Barcelona y el Auditorio Miguel Delibes de Valladolid, entre otros.
Además, ha debutado recientemente con la Orquesta Simón Bolívar en Caracas y prepara un disco dedicado a Alicia de Larrocha.
Tiene por delante un verano intenso que le va a llevar por diferentes ciudades tanto fuera como dentro de España. La primera parada es el Festival de Segovia en un mano a mano con José Sacristán ¿Cómo surge esa colaboración?
La idea de unir dos públicos, el teatral y el musical, creando un espectáculo diferente me pareció muy interesante. Además, artísticamente me aporta muchísimo. Y contar con una gran figura como Pepe es un honor y un placer. Estando a su lado aprendo constantemente, de la escena y de la vida en general.
No tiene ni 30 años y ya ha tocado con algunas de las orquestas más relevantes como la ONE o la Simón Bolívar, ¿ve algún peligro en triunfar joven?
¡El peligro sería si pensara que he triunfado ya! Es verdad que en los últimos años ha habido oportunidades maravillosas, tanto en recital como con orquesta. Estoy por ello muy agradecida a los que creyeron en mí dándome el primer empujón, como a los que siguen haciéndolo hoy. Pero esto no ha hecho más que empezar y espero estar en el primer tren de un largo viaje.
¿Con qué autores se siente más cómoda?
Me reconozco como una pianista romántica. Brahms, Schumann, Schubert… También me siento muy bien con el impresionismo francés de Debussy. Y en música española, me fascina Mompou.
¿Cuáles son sus referentes pianísticos?
Tengo especial debilidad por Martha Argerich, por su naturalidad y su temperamento. También admiro mucho el sonido y el análisis de Sokolov y la honestidad de Radu Lupu.
¿Puede hablarnos de su próximo trabajo discográfico que según hemos podido saber será un homenaje a la pianista Alicia de Larrocha?
Efectivamente, en 2013 cumpliría 90 años y siento que es un buen momento para homenajearla. Alicia supone un ejemplo enorme para nuestra generación, nos abrió tanto el camino mostrando al mundo entero nuestra música… Así que quiero dedicarle este disco, de mujer a mujer, desde mi pequeñez a su grandeza. Con todo mi cariño y mi ilusión.
¿Cree que es necesario que, a día de hoy, el pianista tenga un valor añadido diferente al puramente musical, para sobresalir del resto de intérpretes?
Lo que es verdaderamente necesario es el talento y el trabajo diario. La disciplina, el tesón, la capacidad de lucha, la fortaleza para saber vivir con cierta presión –impuesta mayoritariamente por la autoexigencia–, la paciencia para saber esperar el momento… estos son algunos de los ingredientes básicos de una carrera. Que pueda haber una buena campaña de marketing detrás solo es un añadido.
¿Opina que tal vez a los programadores les cuesta innovar respecto al repertorio, debido a la crisis?
No realmente. De hecho, frente a la crisis creo que gustan las propuestas frescas, con nuevos repertorios no tan tocados y diferentes para el público.
¿Hacia dónde va a centrar su carrera cuando se va a acercando a la treintena?
Lo que más me llena es el poder compartir la música –y con ella mis ideas, mis sentimientos, mi vida– con los demás. Soy muy feliz en el escenario. Por lo tanto, seguiré centrada en intentar dar lo mejor de mí en cada concierto, tanto en recital como en música de cámara o colaborando con orquestas, y así seguir dando pasos firmes en el camino que he elegido vivir con pasión y entrega.
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Pues anda que… si Judith Jáuregui es la alegría, yo me meto triste pero ya.
Pues yo tuve la oportunidad de verla en concierto y luego en varias entrevistas y me parece muy simpatica y alegre.
Ella sí, pero su piano da harta pereza; por lo corriente. Cuando Iván Martín toca Bach o Soler, Luis Fernando Pérez Eritaña o Pedro Piquero Blasco de Nebra, sí hay alegría: en cada tecla. Hay muchos pianistas con poderío, imaginación y comunicatividad -lo que se llama Arte- en este país, los suficientes como para que la Jáuregui se quede tan atrás que ni se la vea. Eso sí: si la pones al lado a Pepe Sacristán, luce más, necesariamente.
Pues Luis Fernando Pérez sí que es soso tocando, en mi opinión e Iván Martín, bastante corrientito. Hay gustos para todos pero Judith triste, no me parece.