Julian Martin, director artístico de la VIPA
"UNOS TOCAN, OTROS ENSEÑAN"
Aclamado por el Washington Post como “pianista de poderoso perfil poético,” Julian Martin llamó por primera vez la atención al ganar en 1975 el Concurso Internacional de Montevideo. La prensa internacional elogió sus posteriores giras por América del Sur, Europa y Asia, con las que obtuvo un gran éxito.
Oriundo de Alabama, sus maestros fueron Beverly Bourne Gibbons, Leon Fleisher, Guido Agosti y Nadia Boulanger. Martin ha sido profesor en el Conservatorio de Oberlin (1982-1987), Instituto Peabody en Baltimore (1987-2003) y desde 1999 es miembro del departamento de piano de la Juilliard School de Nueva York.
Al margen de su plaza como profesor de la Juilliard School desde hace años, forma parte de jurados en concursos internacionales de piano e imparte clases magistrales en EEUU, Europa y Asia. Lo tuyo es la enseñanza.
Pues sí, eso parece, pero lo cierto es que la enseñanza me ha elegido a mí y no viceversa. Di mis primeras clases a los quince años de edad porque la gente me lo pedía tras mis recitales. Yo nunca he enviado currículos a escuelas. Tanto en Baltimore como la propia Juilliard School me llamaron para ofrecerme un puesto.
¿Cuál es su ritmo de trabajo en la Juilliard School?
Trabajo seis días a la semana, a menudo incluso siete, ya que la escuela no cierra los fines de semana. Seis días se los dedico a mis alumnos oficiales, unos veinte, y a otros cinco más en edad preescolar. Luego, he de cumplir con ciertas labores administrativas como, por ejemplo, organizar los recitales y seminarios de todo el departamento de piano, que no son pocos. Lo lógico es que entre en la escuela sobre las once de la mañana y salga en torno a las ocho de la tarde.
De modo que apenas descansa.
Mi semana laboral tiene seis días y los domingos los aprovecho para oír a panistas jóvenes que vienen de fuera: de Montreal, de Mineápolis o de más lejos. Creo que mi último domingo libre lo tuve en mayo de 2011.
¿Con una agenda tan apretada aún le sobran energías para impartir clases lejos de Nueva York?
Bueno, el curso escolar comienza a principios de septiembre y concluye a mediados de mayo. También tenemos vacaciones en Navidad. Yo las aprovecho para viajar a Corea e impartir clases en un curso. En verano vengo ahora a Valencia, después de haber sido durante once años el director artístico del Festival Internacional de Piano de Gijón, del que también soy el fundador. En Valencia sí que me tomo unos días libres antes y después de la VIPA, ya que en agosto he de seguir con mi periplo de academias estivales con escalas en Banff (Canadá) y Buenos Aires.
¿Y el piano, quiero decir, ofrece conciertos?
Pocos y casi siempre como músico de cámara. Al ritmo que voy con las clases es imposible practicar con regularidad.
El año pasado asumió la dirección artística del Festival Internacional de Piano de Valencia, la VIPA. ¿Cómo ha surgido este nuevo encuentro para jóvenes pianistas de élite?
De la misma manera que en Gijón, es decir, gracias al contacto con antiguos alumnos míos. En Baltimore, antes de comenzar en la Juilliard School, tuve varios alumnos españoles. Uno de ellos fue Carlos Amat, el cual está desarrollando en la actualidad una interesante carrera como director de orquesta. De hecho, él dirigirá el concierto de apertura de la VIPA en el Palau de la Música. Sí, suya fue la idea de la VIPA y por eso es el verdadero artífice de esta nueva iniciativa.
¿Cómo funciona la VIPA?
Tenemos un profesorado muy interesante con grandes especialistas. Hemos invitado a Margarita Höhenrieder, profesora en Múnich, a Yong-Hi Moon del Conservatorio de Peabody, a Claudio Martínez-Mehner, que ahora no sólo enseña en el Conservatorio Superior de Música de Aragón, sino que también ha obtenido una plaza en la Hochschule de Basilea. Otros prestigiosos profesores que acudirán a Valencia son Dominique Weber del Conservatorio Superior de Ginebra y Soo Jung Shin de la Universidad Nacional de Seúl.
Como novedad, la VIPA ha invitado este año al clavecinista Kenneth Weiss, colega mío de la Juilliard School y docente en el Conservatorio Superior de París. Éste se encargará del departamento de música antigua. A éstos les acompañan una serie de profesores adjuntos: Gregory De Turck, Ben Kim y Akiko Shirogane, todos ellos más jóvenes, aunque excelentes pianistas y pedagogos. La VIPA ofrece clases individuales con este amplio elenco de docentes, pero también clases magistrales abiertas a los alumnos y oyentes del curso en general. Por cierto, los alumnos inscritos pueden visitar las clases individuales de sus compañeros para hacerse una idea de cómo cada uno de los profesores enfoca las suyas. En la VIPA rige el principio de puertas abiertas. Más de uno de estos chicos ha encontrado así a su maestro preferido.
¿Y cómo enfoca las Suyas?
Quisiera aprovechas esta pregunta no tanto para hablar sobre mis clases particulares como sobre mi clase maestra CTI, es decir, Confronting Technical Issues. Durará una hora y la ofreceré unas cinco veces a lo largo de las dos semanas. ¿Qué es lo que me interesa mostrar aquí a los alumnos? En primer lugar quiero que sean conscientes de que muy a menudo se estudia de manera irracional, lo cual, a la larga, conduce a molestias o incluso problemas físicos. Quiero que se planteen el hecho de que ponen en peligro su carrea de intérpretes al ignorar esta problemática.
Los jóvenes desconocen y se despreocupan por las diversas posibilidades de utilizar sus manos de manera saludable. Aunque obtengan de sus maestros numerosos estímulos e ideas de cómo interpretar una obra, ya sea por negligencia o por ignorancia, en términos físico-corporales no saben traducir estas ideas de manera idónea, entre otras cosas por hacer caso omiso de los peligros que conllevan las malas posturas. Yo no quiero decir que esto sea lo más importante, ni tampoco que la VIPA se interese ante todo por los aspectos físicos o fisiológicos de la interpretación musical, pero sí es cierto que se trata de un aspecto no tratado con la necesaria seriedad.
¿Me está diciendo que muchos pianistas tocan con una postura errónea y por ello no llegan al nivel interpretativo deseado?
Los vicios se heredan. Con el piano pasa lo mismo. La historia, digamos, de cómo se practica el piano muestra una terca actitud dictatorial: esto se ha de tocar así, y si no lo tocas así, no sirves. Esta sentencia tan común en absoluto ha tenido en cuenta que la mecánica interpretativa debe estar en sintonía con las intenciones estético-musicales. A mayor tensión fisiológica, menor libertar artística. El cuerpo y el piano deben armonizar.
Otra pregunta: ¿los alumnos que se han matriculado en la VIPA que, por cierto, vienen de todo el mundo, le conocen de antes?
Más o menos el 30%…
¿Y cómo es que precisamente alcanza con facilidad el cupo máximo de horas? Es más, tanto el año pasado como éste se ha visto obligado a adelantar algunas clases para no ahogarse durante el curso. Su fama le precede.
No sé. Yo atribuyo esto más bien al hecho de que mi nombre va asociado al de la Juilliard School. Es muy famosa en todo el mundo. Puedes mencionársela a un albañil colombiano y le sonará.
¿Hay algo que quisiera destacar de la presente edición de la VIPA?
Sí. Una de las cosas que los jóvenes pianistas necesitan hacer cuanto antes es habituarse a tocar en público. En este sentido, la VIPA, o mejor dicho, el Festival de Conciertos que acompaña a la VIPA, incluye tres recitales de estudiantes que se celebrarán en diversas salas de Valencia. Pero además, y esto es realmente algo especial, el concierto de clausura será al mismo tiempo un concierto sinfónico que contará con la participación de cinco alumnos escogidos de la VIPA.
Para ello se convocó hace meses un concurso al que se apuntaron un buen número de estudiantes matriculados. Todo este proceso se hizo vía internet y en base a fichero audio o vídeo que los interesados tenían que enviar a la VIPA. Pienso que es una oportunidad única para que los jóvenes acumulen experiencia en un campo, con el que muchos sueñan cuando piensan en su futuro profesional.
Alguna frase de despedida en español, porque habla español…
[con acento inconfundiblemente yanqui]. Hoy me gustaría cenar clóchinas (mejillones) con un Marina Alta.
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