El pasado 16 de junio, un artículo se coló en la sección Educación del diario El País. En él, la periodista Elisa Silió hace un repaso del «estado de la cuestión» en lo que respecta a la enseñanza musical de las llamadas «cuerdas altas»: el artículo parte comentando que, en violín y viola, las orquestas españolas se sustentan con profesionales extranjeros -cosa que se constata leyendo la prensa especializada extranjera-. Sin cambiar de párrafo, dice «la presencia de este tipo de instrumentistas nacionales en las sinfónicas es casi simbólica. Tres o cuatro personas de un total de 40 tocando estos dos instrumentos». El dato está dado muy a la ligera. Hemos hecho una somera comprobación con algunas de nuestras orquestas autonómicas. La proporción se cumple, por ejemplo, en la Orquesta Nacional de Galicia, donde sólo hay 4 españoles entre los violines segundos. En la Bilbao Orkestra Sinfonikoa, estamos hablando de 7 violines y 3 violas. En la Orquesta Sinfónica de Castilla y León, contamos 18 músicos españoles, un tercio de la cuerda alta.
Pero aquí nos saltamos a la torera algo fundamental. Las orquestas autonómicas se crearon en los últimos veinte años: diecisiete orquestas casi coetáneas que debieron nutrirse de muchos músicos extranjeros. Como bien nos apunta el gerente de la orquesta castellano-leonesa, la gran mayoría de “los demás” violinistas y violas ya no son extranjeros. Llevan en nuestro país, tocando y formando a otros músicos en el sistema “obsoleto” de los conservatorios, esos veinticinco años que se caracterizan por la reforma en profundidad de los planes de estudio. Las nuevas generaciones, las que ya pueblan las jóvenes orquestas de todo el país, saben de lo que hablamos.
Volvamos al texto. Se da la voz y la palabra a una serie de expertos, entre ellos el contrabajista Miguel Rodrígañez, y también el músico y profesor Juan Krakenberger, de quien citan algunas de las ideas que expresaba en la opinión (publicada en Doce Notas en el número 60). «Desde un prisma mucho más optimista», también dejan hablar al director de la Joven Orquesta Nacional de España (JONDE), José Luis Turina. Él es optimista, pero los anteriores citados no son pesimistas. El maestro Turina tiene datos. Nosotros, sólo por apuntar, tenemos la actuación que les pudimos ver la noche del 30 de junio a los jóvenes, en el último concierto de temporada del CDMC, en el que Noche transfigurada (sólo cuerdas) de Arnold Schoenberg sonó como los cielos.
Mucha sombra y poca luz. Llegar a una orquesta es complicado, estudiando en los conservatorios o en las escuelas privadas. Nos preguntamos cómo se han sentido los muchos alumnos de conservatorio que siguen actualmente estas disciplinas, cuando les han pintado semejante panorama desde un medio nacional. Las voces de los «expertos» no están muy bien repartidas y las posiciones del medio quedan dichas en las tres primeras frases -donde, sabemos, se quedará el 80 o 90 por ciento de los lectores-: «las cuerdas altas desafinan». A decir verdad, es la información la que “chirría”.
En último término, ¿a quién está beneficiando esta pintura expresionista, desoladora y profundamente negativa?
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Hace años se instaló en España la idea de que nuestros músicos de cuerda no eran buenos, y no hay nada más difícil que corregir una opinión, sobre todo cuando se habla tan a la ligera como viene siendo habitual en grandes periódicos. Los músicos jóvenes españoles han dado un salto de gigante en su formación y las jóvenes orquestas tienen mucho que ver, además, los músicos del Este ya no salen tan alegremente de sus países como hace veinte años. Así que me parece de una frivolidad ridícula seguir hablando como si nada hubiera pasado en España en varios lustros. O los periódicos se hacen un poco más serios cuendo tratan estas noticias, o que se callen (o que dejemos de leerlos), porque ahora son ellos los que no dan la talla.
Yo soy uno de esos jóvenes que estudia violín en un conservatorio y, que según este artículo tan bien reseñado, no sirvo ni para tocar en los pasillos del metro. Ay, ay.
Hace cuatro años declaraba Pedro Purroy, director del CSMA Zaragoza:
http://elpais.com/diario/2008/06/16/educacion/1213567202_850215.html
«Zaragoza va por libre
En Europa, si un músico demuestra su capacidad no hace falta que presente diplomas u oposite para que enseñe en un conservatorio. Las puertas están abiertas. Una práctica no extendida en España pero a la que se ha sumado el conservatorio de Zaragoza, amparado por una ley específica de educación musical de la Comunidad Autónoma de Aragón.»El Gobierno de Aragón entiende que éste es el modelo para conseguir objetivos. Nuestro proyecto es reciente. Tiene sólo cinco años pero el resultado es muy satisfactorio», cuenta su director, Pedro Purrey. El ingreso en el claustro de estos profesionales, sostiene, termina con «el funcionariado, las listas, la presión de los sindicatos…».Además, el conservatorio da más relevancia a la interpretación en grupo -frente a las clases tradicionales, enfocadas sobre todo a la individualidad-; apuesta por que los profesores venidos de fuera impartan clase no sólo de posgrado sino de grado, y en su mente está acercarse a los más pequeños, los más aptos para el aprendizaje.Tras un proyecto piloto de dos años, la escuela infantil se inaugurará el próximo curso. © EDICIONES
Aquí parece estar la explicación al milagro.
Ahora, la Inspección de Trabajo proporciona esta información a El Periodico de Aragón:
«El Conservatorio contrató profesores de forma ilegal durante dos años
Inspección de Trabajo le ha impuesto una sanción de 500.000 euros por no abonar la Seguridad Social. Un administrador gestiona el centro tras unas irregularidades cometidas durante dos cursos»
http://www.elperiodicodearagon.com/noticias/aragon/el-conservatorio-contrato-profesores-de-forma-ilegal-durante-dos-anos_796130.html?inicio=80&id=796130
J. OTO 06/10/2012
Saludos musicales
La pregunta a la que hay que responder es si el actual sistema de enseñanza musical es viable en España. ¿A donde va España con 17 Conservatorios Superiores? Hace unos años que publicó El Pais un artículos sobre la enseñanza de la música en España, resaltando las soluciones milagrosas adoptadas por el Conservatorio de Zaragoza, dirigido por Pedro Purroy http://elpais.com/diario/2008/06/16/educacion/1213567202_850215.html
. Ahora, de la mano de la Inspección de Trabajo se han conocido las prácticas, presuntamente delictivas, de su director Pedro Purroy, contratando ilegalmente personal durante ocho años, sin cotizar a la Seguridad Social, lo que, por el volumen de dinero defraudado, constituye presuntamente un delito contra los trabajadores, penado con carcel. (Inspección de Trabajo le ha impuesto una sanción de 500.000 euros por no abonar la Seguridad Social. Un administrador gestiona el centro tras unas irregularidades cometidas durante dos cursos
http://www.elperiodicodearagon.com/noticias/aragon/el-conservatorio-contrato-profesores-de-forma-ilegal-durante-dos-anos_796130.html?inicio=80&id=796130
). Hacienda todavía no se ha pronunciado. ¿Acaso es ese el modelo a que nos llevan los diecisiete conservatorios Superiores?