Crónicas desde Santander. Jardín de Haikus y Medea
Festival Internacional de Santander 2025. 74º edición. Sala Pereda, Palacio de Festivales de Cantabria.
El martes día 12 de agosto se ofrecía una actuación en la sala Pereda del Palacio de Festivales muy atrayente: Jardín de Haikus, música de Benet Casablancas, apoyo creativo y literario de Antonio Muñoz Molina y el Ensemble Moonwinds dirigido por Joan Enric Lluna.
El martes día 12 de agosto se ofrecía una actuación en la sala Pereda del Palacio de Festivales muy atrayente: Jardín de Haikus, música de Benet Casablancas, apoyo creativo y literario de Antonio Muñoz Molina y el Ensemble Moonwinds dirigido por Joan Enric Lluna.
La idea parte de ofrecer un espectáculo musical basado en la interpretación sonora de la estructura sintética de los poemas japoneses que conocemos como haikus: solo tres versos con una estructura prefijada. Todo un reto. Ya lo es en lo poético y se agranda en lo musical. De entrada, el haiku tiene “un tema” y la música tiene que tener relación con ese tema. ¿En treinta segundos? Pues sí, puede que sean solo treinta o cuarenta o sesenta, pero la duración siempre es muy corta. Un gran desafío en el que pueden salir malparados tanto la composición como la interpretación si no se consigue captar y seducir desde el principio al público asistente. Lo hemos visto en otros estilos musicales: minimal, freejazz, punk rock…no siempre funciona.
Además, los haikus ofrecidos eran interpretados por varias formaciones instrumentales diferentes: piano solo, piano violín y violonchelo; flauta, clarinete, piano…combinaciones de seis instrumentos con amplia variedad sonora.
La maestría en esta interpretación es abrumadora: tienes solo treinta segundos para contar de forma excepcional una historia musical que llegue al público…y aplauda al final de la pieza, tienes que estar concentrado a tope desde el segundo uno.
Y lo consiguen en las dos partes del concierto, centrada la segunda en una formación instrumental más extendida: piano, flauta, clarinete, violón, violonchelo y contrabajo en la pieza final. Un sudoku que consiguen resolver con el añadido de una parte central de diálogo entre Casablancas y Muñoz Molina sobre la naturaleza de estas creaciones mínimas y su relación con las “grandes obras” ya sean musicales, poéticas y narrativas.
Salen airosos del intento y contentos de lo logrado, el espectador con la sensación de haber asistido a un acto que sin duda juega en la liga europea de la música por sus connotaciones discursivas y musicales, tanto en la composición – tan precisa- como en la interpretación- virtuosa-.
Para rematar el compositor accedió a una breve charla sobre la complejidad de este campo de la creación en la mañana siguiente a la actuación. Ahí va.
¿Cómo se fraguó este proyecto?
Al ver que con los años se fueron incrementando los haikus a causa de algún hecho concreto – un homenaje, recuerdo a alguna persona- y de forma no premeditada se fueron componiendo para diversas combinaciones instrumentales, partiendo del piano. Se me ocurrió la idea del diwan oriental-occidental con más de cincuenta haikus, variados en su formato y su cualidad expresiva. Se podría hacer un concierto con estos haikus mediando una conversación a dos sobre esta forma de composición breve. Incluimos las Estampas de Kwaidan que no son haikus pero mantienen mucho en común -esencialidad, brevedad- que era ya una obra de cámara pensando en la audiencia.
Los haikus son breves y salen cuando tienen que salir, tienen una esencialidad y propósito determinado que puede ser complicado para el público y los intérpretes. Cada nota cuenta mucho, en las obras de mayor desarrollo vas controlando el feedback a medida que la vas interpretando…la poesía pide su tiempo concreto y lo mismo en los haikus. La contraposición de obras así es interesante.
¿Háblame de la diferencia expresiva entre las pequeñas formas y las grandes, más desarrolladas? ¿Atan demasiado estas formas temporales tan breves?
El haiku tiene un propósito muy definido y eso te plantea retos muy concretos. El proyecto es “pequeño” y te permite tener la idea, la inspiración, pero sin ninguna pérdida: es eso lo que querías hacer. Después hay una “artesanía” pero rápidamente tienes el resultado. Es un buen ejercicio de toma de aire el poder trabajar sobre diferentes desarrollos temporales. Una ópera es fácil que te lleve varios años, y lo primero es dibujar una gran estructura, Wagner por ejemplo.
¿La brevedad es una limitación?
Tiene un tipo de limitación. La obra larga tiene la complicación de mantener “la tensión” durante mucho tiempo, tiene que mantenerse viva la llama, sin que haya automatización en la escritura. El haiku no siempre aparece, no busco la estetización vacía. Concentra mucho contenido en poco espacio, aunque siempre tienen un desarrollo y una conclusión. Por ejemplo, la London Sinfonietta nos propuso a una serie de creadores – para su cincuenta aniversario- hacer una obra de felicitación que después subastaban y nos enviaron una tarjeta de felicitación. Allí hice un haiku a partir de las letras de la organización y el carácter debería ser festivo… acabé en La Mayor.
Hice solo lo que cupiera en esa tarjeta y nada más, el trabajo duro fue pasarlo a limpio.
La última, ¿se grabará esta música?
Hay unas selecciones en un disco de Moonwinds de Joan Enric Lluna, el Jardín de haikus se hizo en Espacio Turina, Sevilla con el Taller Sonoro de esa ciudad.
Todos son músicos únicos y se trabaja muy bien con ellos, están muy comprometidos con la música que hacen. El último haiku era una obra de solo 29 segundos tasados, es una página con varios pentagramas, lo hice de una tirada, pero instrumentado para seis, lo compuse en un avión.
Miguel Ángel Pérez Martín
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La Machina Teatro. Medea
13 y 14 de agosto Sala Pereda, Palacio de Festivales de Cantabria.
Con treinta y cuatro años de existencia vuelve La Machina a sus orígenes: el teatro total, concretamente a los textos clásicos griegos. Otros no tuvimos esta vocación de “totalidad” y nos centramos en los textos del siglo XX que ya daban para mucho.
Vuelven a este lado de la historia del espectáculo con Medea, un texto hermoso y monstruoso, trágico, desesperado. Eurípides no se andaba con temas costumbristas y menos con temas cómicos, eso lo dejaba para Esquilo.
La Machina nos ofrece un teatro de gran dimensión con un elenco importante tanto en lo creativo como en lo técnico y administrativo. Para llevarlo en un trailer, vamos.
Huye el director –Iñaki Rikarte– de la arqueología: ni velos ni declamaciones del coro ni continua proyección de las voces. Solo “la verdad”, los hechos y las emociones.
Baja -con la actriz principal Patricia Cercas– al “sótano” del alma humana y allí encuentra un infierno inimaginable: marginación, injusticia, sometimiento, venganza, muerte…y todo eso lo vomita al público en un encuadre actual que presagia y sugiere una crisis de valores personales y sociales como la que ahora también vivimos. La intensa luz y sonido que llega del exterior de la estancia nos sugiere un holocausto como a los que asistimos a diario: pueblos, guerras, amenaza nuclear. Los personajes ya han sido devorados previamente por sus ambiciones de poder.
De ese magma nadie sale vivo, es obvio. Lo que hace Iñaki Rikarte, con su versión y dirección es mostrarnos los hechos y las razones que llevan a Medea a la autodestrucción propia y de su familia, desde sus hijos al magnicidio que comete sobre el padre y la futura esposa de Jasón, el padre de sus dos hijos a quien también asesina.
Decir solo que de este incendio salen airados es injusto. La Machina “expandida” sale triunfante, un espectáculo vibrante y brillante de algo más de una hora donde nada falta y nada sobra desde la ambientación a la impresionante interpretación de Patricia Cercas. Escenografía, sonido, producción, todo ajustado a un standard equilibrado pero de gran altura, gracias a Paco Valcarce, fundador de la compañía, que ejerce de Director de Producción en esta ocasión. Jugaban en casa, es verdad, pero que los quinientos espectadores nos pusiéramos en pie a aplaudirles algo nos dice.
Yo ahora añadiría: Un teatro en Santander para La Machina, ¡ya! (pero son cosas de yayo teatral, no lo voy a hacer). Enhorabuena y muchas representaciones.
Miguel Ángel Pérez Martín. 13 de agosto
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Este primer día de función debió ser tal y como relata Miguel Ángel. El segundo día no muchos se pusieron en pie, pero sí se notó que jugaban en casa, arropados por calurosos aplausos y vítores. Me sorprendió la amplificación de las voces y el micro del personaje “Mujer de Corinto”, el coro, la conciencia colectiva. Quizá es hora, no solo de plantearse un teatro en Santander para La Machina, sino de tener un teatro en condiciones en el que se pueda desarrollar el acto teatral con un mínimo garantía, comodidad y cuestiones técnicas tanto para actores como para el público en el FIS.
Traer a los clásicos a nuestro tiempo, o tratar de actualizarlos es un juego más que peligroso. Medea, como personaje, ha sido considerada como el arquetipo, (¿no podemos decir etiqueta?) de bruja o hechicera, que junto con Circe y con Calipso han llenado la mochila de lo que arrastramos las mujeres desde tiempos inmemoriales, y de lo que es difícil deshacerse. Incluso hasta el lenguaje se vuelve perverso cuando nombramos el término “zorra” y muchos, o la inmensa mayoría de los conectores neuronales se dirigen hacia los aspectos negativos que puede conllevar dicho vocablo, pero eso ya es harina de otro costal (o no). También Medea es vista como mujer autónoma e independiente, algo inusual en los comienzos de la historia mitológica.
Aquí Medea aparece como una mujer doblemente engañada y traicionada, que junto con la actriz-interlocutora “Mujer de Corinto” nos trata de acercar e involucrar en las decisiones de la protagonista. Ya Eurípides hizo escasa mención de su pasado de traiciones y venganzas en su propio texto, con lo que tenemos a un personaje de una complejidad mayúscula. Iñaki Rikarte nos aporta su versión de esta historia, este drama desgarrador donde los haya, sin movernos del sitio. Tengo la misma impresión y comparto que los juegos de luces y movimientos escénicos hacen que la narrativa se clave en nuestras retinas. Y surjan preguntas, como esas que nos hace la “Mujer de Corinto”. Y es que no sé si me repito o sigo pensando si lo que nos remueve las entrañas habitualmente -para bien o para mal- no es teatro, si no puro entretenimiento. Y para juzgar esto, hay que ir a ver esta nueva producción de La Machina, “Medea”.
Leticia Yustos
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Para rematar esta reseña el día anterior les saqué de los ensayos para hacer al equipo directivo unas preguntas:
Medea, ¿Modelo o anti modelo?
(Director) Eurípides nos muestra un personaje muy dolido en su orgullo y con un gran dolor. Hoy este hecho genera suspicacias al poner el foco en hablar de una parte, quizá desde el sótano del alma humana. No es un monstruo, es una persona a quien le pasan cosas horribles. ¿De ahí a defenderla? Bueno ella tiene sus motivos para hacer lo que hace. Hay corresponsables. Hay personas que llevan a que pase lo que pasa, a que suceda la tragedia.
(Actriz principal) Tengo la misma visión. Mostramos una realidad, algo que sucede. A nivel interpretativo la defiendo en todo.
¿Qué “valores” aporta el personaje al debate social, cultural y teatral actual?
Justo lo que decimos. Si fuera escrita ahora generaría mucha controversia. Damos voz a un personaje que la opinión pública hoy consideraría un monstruo. Se trata de no meter a esos monstruos “en cajas”, “en celdas”. Debemos enfrentarnos a estos hechos. Tiene plena vigencia y tiene todo el sentido hacerlo.
Medea-La Machina: ¿comienzo de un nuevo ciclo o complemento del repertorio de la compañía?
(Director /Fundador de La Machina). Es la culminación de La Machina. Volvemos a los orígenes. Hacemos este espectáculo después de 34 años, con seis actores. Impensable en los últimos veinte años, con uno de los mejores directores y con un equipo exterior. Queremos jugar en otra división, con una producción de otra dimensión al último teatro realizado.
¿Pros y contras –si los hubiere- de trabajar con un director exterior a la compañía?
(Director/F. de La Machina) Enriquece a la compañía, es una persona involucrada en la producción totalmente, inmerso en la dinámica creativa. No es un mero contrato de servicios ajeno.
(Actriz) Enlazando con lo anterior. Una producción de “provincias” nunca te planteas que sea de esta dimensión. Como actriz quería romper con este techo de cristal de una gran producción. Todo son pros, me resulta difícil hacerlo “en Madrid”, lo hacemos con nuestros recursos. Es una gran oportunidad con el FIS que vamos a aprovechar.
La última, ya para nota. ¿Planes futuros?
Somos punks, “No Future”. Como Simeone “partido a partido”. Ahora toca este.
Miguel Ángel Pérez Martín
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