Memoria del TAC 2020, un año “raro”
To be or not to be…mejor to be. Eso debió pensar el director del festival y se embarcó en una aventura incierta: programar un festival de menores dimensiones que los años anteriores y sin saber si la nave iba a llegar a algún puerto.
En el primer momento, al parecer, el puerto era muy lejano y de existencia ignota. La situación de la pandemia mejoró y se despejaron algunas nieblas. Agosto parecía lejano y con posibilidades de que el mal no fuera ya tan activo.
Así que entre el 14 y el 24 de agosto hemos disfrutado de una versión en miniatura del TAC, que en otros años había congregado miles de personas en las calles de Valladolid en los meses de mayo, se trata de la 21 Edición del Festival.
El esquema es similar: homenaje a una personalidad escénica, actuaciones en teatros y en espacios abiertos…no hay calles este año. La consigna es evitar aglomeraciones incontroladas, el virus se transmite fundamentalmente por el aire y por el aliento de las personas, así que de miles se pasará a cientos de personas, también los aforos interiores son del orden del 30% de la máxima ocupación. Un ejemplo: 200 personas en el Teatro Calderón, con capacidad para 1200.
El 14 de agosto nos concitamos en la sala Blanca del LAVA (antiguo matadero) para rendir homenaje a un gran actor: Juan Ignacio Miralles “Licas” santanderino de nacimiento y vallisoletano de adopción. Su paso por compañías como Corral de Comedias, Teatro Estable de Valladolid, Aula de Teatro de la Universidad, Teatro Corsario y ahora La Ventanita le hacen acreedor de tal merecimiento. Yo tengo dos recuerdos de él: La Última cinta de Krapp en los 70 y El Desván de los Machos y el Sótano de las Hembras, ya con el Teatro Estable de Valladolid dirigido por Juan Antonio Quintana. Ahora dedica su esfuerzo a La Ventanita, especializados en marionetas y con un gusto escénico impresionante, que hacía varias funciones en el jardín del Museo Nacional de Escultura.
Ese mismo día, después del homenaje – ya no hay los consabidos piscolabis- nos trasladamos al Teatro Calderón a ver el estreno de Daimon y la Jodida lógica, de Matarile, compañía gallega de trayectoria comprometida con la vanguardia escénica y con el pensamiento actual. Magnífico, impactante, reflexivo: ¿por qué hacemos teatro? ¿por qué y para qué vivimos? Preguntas a las que tampoco responden, claro. ¿El destino? Puede, pero a veces jodido destino, como lo es en estos momentos. Creo que va a Madrid pronto, no se lo pierdan, yo le quitaría algo de metraje, pero me pasa con casi todos los espectáculos.
Como todo ya no puede ser elegí ver el miércoles por la mañana en el Museo Patio Herreriano, el espectáculo de Claire Ducreux “Avec le temps” duración treinta minutos: danza, mimo, dulzura, emoción, acompañada por Toni Mira, bailarin de Nats Nus. Precisión sin mecanicismo. Una lección de saber escénico.
La tarde estaba desinada al estreno de Natural Selection, proyecto impulsado por la soprano vallisoletana Laura Mendoza junto a la pianista Irene Alfageme y a la actriz y directora Marta Ruiz de Viñaspre. Música de Jake Heggie y texto de Gini Savage. Un espectáculo perfecto para el festival, se puede hacer al aire libre en espacios tan señalados como el Patio del Colegio de San Gregorio y con algún toque escénico en interiores en los meses fríos. Gran música, gran interpretación por parte de Laura Mendoza e Irene Alfageme al piano y una puesta en escena que no interfiere en la dicción, el canto y el sonido del piano. Un hallazgo.
En la mañana del jueves elegí un menú ligero y acudí al escenario de Teatro Calderón a presenciar “El festín del poeta. Una gastroilusión” a cargo de Odeón Imperdible de Sevilla. Una instalación audiovisual que se proyecta ante tus ojos en una mesa con otros comensales, creación de José María Roca. Dura quince minutos y los primeros son impactantes por el uso tan preciso de las proyecciones visuales. Buenos textos y buena declamación, pongo una cierta objeción al sonido tan “ambient”, creo que buscando se puede encontrar una música más compleja e igual de adecuada. Muy recomendable.
El viernes 21 hubo que salir de la ciudad por temas de trabajo pero por la tarde-noche pudimos ver el resultado de la relación entre dos organizaciones culturales del ayuntamiento de Valladolid (rara avis, por cierto) Museo Patio Herreriano y TAC unen sus esfuerzos junto a la empresa de audiovisuales X-Trañas Producciones para ofrecer una proyección gigante en la fachada del propio museo con una serie de cortos de animación del artista sudafricano Willam Kentridge, del que pudimos ver una magna exposición en el Reina (Sofía) hace como un año. Un artista completo: de la sala de exposiciones a la escena pasando por la animación. Completo y enorme, sublime expresionismo actual. Premio Princesa de Asturias 2017 propina una buena “hostia” al capitalismo depredador que asoló su país mientras el apartheid cabalgaba a sus anchas asesinas. Ten drawings for projection es el título del audiovisual que abarca desde 1989 a 2011. No se lo pierdan allí donde lo vean anunciado.
El día anterior había pasado lo mismo con el artista japonés Hiraki Sawa, del que se proyectó Domestic Dreams, no pude asistir ya que he perdido la capacidad que tuve de desdoblarme. Me hablaron maravillas.
Otra colaboración ejemplar es la efectuada entre el TAC y el Certamen Coreográfico Burgos-Nueva York que presenta su gala de premiados. Y como tal gala de premiados lo que llega al espectador del TAC ha pasado varios filtros y lo presentado tiene una factura impecable, especialmente los ganadores del Certamen, la compañía de danza andaluza Marcat Dance, formada por tres monstruos – dos y una- del baile bajo el liderazgo de Mario Bermúdez Gil. Ellos presentaron Garip, una metáfora del miedo y del acoso, de individuos que huyen de sí mismos y de sus congéneres. Bestial.
El premio este año se le dedica la organización al público: disciplinado, organizado, ha hecho colas y esperas sin rechistar, comprendiendo la necesidad de los aforos limitados, usando los geles y la distancia social de forma unánime. Me rindo ante la inteligencia del público vallisoletano y algunos -este año pocos- visitantes, y es que LA CULTURA ES SEGURA.
Como colofón: es el último año de la dirección de Javier Martínez, Varillas. La jubilación está llamando a las puertas de mi generación, es ley de vida.
¿Cómo será el 2021? ¿Habrá un 2021? Nadie lo sabe, mejor apuntarse al carpe diem.
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