La pianista Sofya Melikyan interpreta el “Egipcio” en el Teatro Monumental
La pianista armenia vuelve a Madrid, donde se formó profesionalmente, para tocar el Concierto No. 5 de Saint-Saëns con la Orquesta Sinfónica de Radio Televisión Española. Será los días 24 y 25 de octubre

S Melikyan © Nicolas Lemery Nantel
Sofya Melikyan inició sus estudios musicales en Yerevan (Armenia) y, posteriormente, ingresó en el Real Conservatorio Superior de Música de Madrid para continuar sus estudios musicales con Joaquín Soriano. Abandonó Madrid con el Premio Extraordinario de Honor Fin de Carrera y realizó un postgrado en la Manhattan School of Music de Nueva York.
Ha ofrecido recitales en las más prestigiosas salas de conciertos de Europa, Asia, Estados Unidos, Australia y Canadá. Entre ellas destacan el Carnegie Hall de Nueva York, el Cultural Center de Chicago, la Gaungzhou Opera House en China y la Salle Cortot de París. No solamente toca como solista, sino que dedica parte de su vida profesional a la música de cámara. Obtuvo el primer premio en el Concurso Internacional de Música de Cámara “New England”, en Boston, con su trío Sima.
Recientemente ha grabado dos trabajos discográficos publicados en 2018, uno dedicado a Granados y Mompou, y otro a compositoras contemporáneas.
Armenia de nacimiento, ha vivido algunos años en Madrid durante su formación en el Real Conservatorio Superior de Música, ¿cuáles son sus mejores recuerdos de aquella época?
¡Son tantos, que me resulta difícil resumirlo en unas pocas frases!
Cuando vine a España tenía tan solo 16 años, por entonces atravesaba un periodo muy importante en mi vida a nivel personal y profesional. Cuando pienso en aquella época, lo primero que me viene a la mente es la gente maravillosa a la que he conocido: mi querido profesor Joaquín Soriano, con el que estudié durante cinco años en el conservatorio y del que he aprendido tanto, y mis amigos, muchos de los cuales seguimos caminando juntos.
También recuerdo el arduo interés con el que empecé a aprender castellano; el sueño hecho realidad de leer a Cervantes, Quevedo, Antonio Machado y Góngora; las horas que pasaba callejeando por las calles de Madrid, absorbiendo su irrepetible energía y colorido; las entradas de último minuto a innumerables conciertos en el Auditorio Nacional; las irresistibles napolitanas de crema en la Mallorquina de Sol… ¡Y otras tantas cosas!
El piano, ¿por qué?
La decisión de que tocara el piano fue de mi padre, que es violinista. Para los armenios es muy importante seguir la tradición musical y, por alguna ley no escrita, los hijos de violinistas tocan el piano. Los comienzos no fueron muy fáciles, ya que no me gustaba mucho estudiar. No abandoné gracias a la perseverancia de mi padre.
De repente, a los trece años experimenté una revolución interna y entendí que el piano era mi vida. Mi padre viajaba mucho con la orquesta de cámara donde tocaba y traía muchos vinilos, especialmente de Rusia. La música de Richter, Gilels, Ciseking, Goldenweiser, Igumnov, Sofronizkiy, Yudina y Nikolaeva me acompañó durante toda mi infancia. Y esto no podía pasar sin dejar huella.
El piano es un instrumento increíble, el más autónomo y autosuficiente. Se pueden expresar tantas cosas a través del piano, a través de sus posibilidades polifónicas, armónicas y sonoras, reproducir una orquesta, cualquier otro instrumento, ¡hasta la voz humana!
¿Qué hay que tener para tocar el piano?
Si hablamos de nociones básicas que nos permitan simplemente tocar, hay que tener buen oído, buen sentido del ritmo y del contrapunto, etc. Pero si el piano se convierte en un modo de vida, hay que tener ante todo pasión por lo se hace, mucha paciencia, rigor, fuerza de voluntad, poca inclinación hacia el conformismo y la comodidad, interés inquieto hacia todas las manifestaciones del arte y de la vida misma, humanismo, humildad, capacidad de compartir sin ninguna reserva, ganas de mejorar constantemente y de pasar mucho tiempo a solas con el piano…. ¡la lista sería inacabable!
¿Se plantea en un futuro dedicarse a la docencia?
Sí, sin duda alguna. Pienso que la enseñanza es una parte fundamental de la labor musical, es una forma de dar y de recibir: enseñas y aprendes al mismo tiempo. Pero también es una gran responsabilidad. Es importante transmitir y compartir, pero solo cuando uno se siente lo suficientemente preparado para hacerlo.
Una obra que todavía no haya abordado y sueñe con interpretar.
El segundo concierto para piano y orquesta de Prokofiev.
¿Y su peor pesadilla?
Hay ciertas obras a las que tengo tanto respeto que me da pánico acercarme a ellas, pasa igual que con las personas. Por ejemplo, las sonatas tardías de Beethoven, las últimas de Schubert, los estudios y preludios de Chopin en su totalidad y la Iberia completa de Albéniz. Me pasaba lo mismo con Goyescas, de Granados, pero el interés y el amor por esta música han hecho que superase este miedo. ¡Ya la he tocado varias veces en concierto y hasta me atreví a grabarla!
¿Cuáles son los miedos a los que se enfrenta un pianista de proyección internacional?
No puedo hablar por todos los pianistas, ya que cada personalidad es muy diferente, pero sí desde mis propias vivencias. Quizás los miedos más comunes sean el de no estar a la altura de las expectativas, el miedo a fallar, a no ser capaz de movilizar todos los recursos emocionales, psicológicos, mentales, e intelectuales cuando estás sobre un escenario.
Los miedos van y vienen. También se transforman y cambian. Cuando eres joven haces las cosas de forma espontánea, no piensas mucho. A medida que avanzas en el camino, entra en juego el dichoso ego, que provoca la mayoría de los miedos. Pero en el momento en el que comprendes o, mejor dicho, sientes que lo más importante es el amor con el que haces las cosas, el amor hacia la música, el amor hacia la gente a la que quieres llegar a través de la música, el miedo se desbloquea. Cuando empiezas a amar la música dentro de ti y no a ti mismo dentro de la música.
Cuando era estudiante de piano, ¿con qué dificultades se topó en su aprendizaje?
Pues mi principal dificultad era no poder realizar con las manos el ideal sonoro que tenía en la cabeza o el que me exigían los profesores. Nunca he sido una persona con excesiva facilidad, siempre he necesitado bastante tiempo para asimilar las cosas, con lo cual, muchas veces la dinámica que se me exigía no coincidía con la mía. También mi manera de estudiar no era la más adecuada, aunque ha ido evolucionando mucho con el tiempo. ¡He aprendido a aprovechar mucho más las horas delante del piano!
¿Cómo consiguió superarlas?
A través de muchas lágrimas y momentos de desesperación, pero nunca perdiendo el espíritu de superación, haciendo pequeños pasos cada día y respaldada por mi gente, en particular mis padres.
¿Qué consejo enfocado al estudio daría a los jóvenes músicos?
Tener la fuerza de vivir su propia vida; no compararse con nadie; ser fiel a uno mismo, a sus propias ideas, capacidades y recursos; potenciar la propia personalidad y no intentar adaptarla a nadie; concentrarse en la esencia de las cosas, en la música misma y no caer en la superficialidad impuesta por las actuales leyes del marketing… Si el trabajo es honesto, sincero y meticuloso, todo llegará.
¿Cuál es su rutina previa a un concierto?
No tengo una rutina muy marcada. Para mí lo más importante es estar bien descansada. Antes de salir a tocar o en el descanso como plátanos.
El piano es famosamente conocido como un instrumento que requiere de muchas horas de estudio ¿por qué?
Es algo muy personal. Hay pianistas que no estudian mucho, hay otros que necesitan todo el día… No hay una fórmula aplicable a todos. Sí es cierto que el piano requiere de más tiempo que otros instrumentos por la densidad del material que tocamos y por la envergadura y la riqueza del repertorio.
Un falso mito sobre los pianistas.
Existe la idea de que los pianistas estamos desconectados de la vida real, que vivimos en nuestra propia burbuja, otra esfera, en el mundo de las maravillas. ¡Todo lo contrario! Cuanto más profundamente se moja el artista en todos los aspectos de la existencia más verdadero es su arte.
En 2018 publicó “Women”, un disco compacto con obras de compositoras contemporáneas, ¿cuál es su compromiso con el movimiento femenista?
Me interesa la causa feminista y hago lo que está en mi mano para dar más visibilidad a las mujeres compositoras, en particular a las que están creando ahora. Espero que lleguemos a un punto en el que no tengamos que acentuar de forma especial la presencia de mujeres compositoras en un programa o llamar a un disco »Women». La creación de la mujer merece ser vista y aceptada con la misma naturalidad que la del hombre.
En un contexto musical en el que existe un techo de cristal para directoras y compositoras, ¿qué podemos hacer las mujeres músico para tener más visibilidad?
Aunque los proyectos de mujeres se van consolidando cada vez más, las diferencias entre hombres y mujeres en la industria musical siguen siendo abismales. El problema es que mucha gente no se da cuenta de ello, y eso que a nivel estadístico los datos son impactantes. Por ejemplo, en 2018 sólo 76 de los 1.445 conciertos ofrecidos por grandes orquestas de música clásica incluyeron al menos una pieza compuesta por mujeres.
Mucha gente, incluso muchas mujeres, tienen la idea completamente absurda de que la creación de mujeres es de segundo rango. Hay que intentar erradicar esta mentalidad poniendo cada uno nuestro granito de arena. Y esta lucha concierne tanto a mujeres como a hombres.
¿Se ha sentido alguna vez discriminada por cuestión de género en su trayectoria profesional?
Discriminada directamente, no. Lo que he experimentado ha sido falta de confianza por parte de alguna gente cuando he tenido a mis hijos. Algunos preguntaban que si pensaba seguir con mi carrera. Sinceramente, este tipo de preguntas y de comentarios me afectaban mucho, sobre todo, cuando provenían de gente que tuvo implicación en mi carrera pianística. ¡Qué triste que todavía se ponga en duda la capacidad de la mujer a la hora de lidiar con la familia y su profesión!
Conozco personalmente a mujeres que esconden el hecho de tener hijos para que esto no influya negativamente en su carrera profesional. Las cosas evolucionan y desde luego hay cambios positivos en este sentido, pero el proceso es muy lento. A mí, como a muchas otras mujeres, mis hijos me inspiran cada día y me hacen mover montañas. Con ellos he adquirido una especie de libertad interior que no conocía antes.
¿Cuáles son sus próximos compromisos?
Los días 24 y 25 de octubre estaré en Madrid con la Orquesta de la RTVE interpretando el Concierto No. 5 de Saint-Saëns. En noviembre tengo recitales en España: en el Festival de Música Española de Cádiz, donde estrenaré obras de once compositoras españolas, y haré el mismo programa en las Jornadas de música contemporánea de Segovia. Continuando mi compromiso con la creación de mujeres, en diciembre ofreceré un concierto en el Museo Soulage de Rodez con obras de Galina Ustvolskaja, Germaine Tailleferre y Sofja Gubajdulina. También en el futuro cercano tocaré en Francia, Bélgica, Estados Unidos y Alemania. Volveré a España en primavera para una serie de conciertos con la Real Filharmonía de Galicia.
¿Cuál es su parte favorita del Concierto para piano y orquesta No. 5 de Camille Saint-Saëns?
Es difícil decantarse solamente por una parte favorita, ya que este es un concierto que me encanta desde la primera hasta la última nota. Me gusta por su frescura, su espontaneidad, su energía y sentido del humor, sus maravillosos temas, a veces simples, pero enriquecidos armónicamente por Saint-Saëns con mucha imaginación. El título, “Egipcio”, evoca motivos populares de Oriente Medio y Extremo Oriente, expuestos en el segundo movimiento del concierto. ¡Hay dos momentos particulares donde el compositor consigue un efecto sonoro extraordinario! En los que parece que el piano se ha preparado con un objeto insertado entre las cuerdas.
¿Qué es lo que más le gusta de Madrid?
Lo que más me gusta de Madrid es su energía y su ambiente. Incluso me llena más el hecho de tener allí a gente muy querida: una sobrinita de tres meses con la que planeo pasar todo el tiempo que pueda.
Durante su viaje a la capital española, ¿visitará algún lugar especial?
La visita obligatoria al Museo del Prado no faltará.
Y la comida española, ¿cuál es su plato favorito?
¡Me gusta toda la cocina española! Y lo digo sin exageración. Pero si tengo que nombrar un plato, quizás sea la tortilla. Tengo que reconocer que no ganó mi corazón a primera vista…, pero una vez ganado, ¡es para toda la vida!
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