PolifonÃa renacentista y virtuosismo barroco
Después de la producción tardomedieval del Llibre Vermell de Montserrat, el FeMAP ha seguido su singladura con dos exquisitos conciertos dedicados al repertorio renacentista y barroco.
Las excelsas polifonÃas de la escuela franco-flamenca
El prestigioso Choeur de Chambre de Namur fue el encargado de protagonizar el segundo concierto de este ciclo pirenaico con un programa de música mariana centrado en el repertorio polifónico renacentista. En realidad, fueron dos los compositores que se alternaron en el programa: Josquin Desprez y Heinrich Isaac. Ambos ilustres representantes de la célebre escuela franco-flamenca.
A finales del pasado año, en L’Auditori barcelonés, Jordi Savall dedicó un entrañable concierto a la música de Isaac que para muchos fue toda una revelación. Poseedor de un conocimiento magistral del arte del contrapunto, las arquitecturas polifónicas de sus obras fascinan aún en tiempos contemporáneos por su vivacidad y su consistencia. Formado en el seno de la escuela franco-flamenca, sus constantes viajes por el viejo continente le permitieron asimilar las influencias musicales de distintos territorios, especialmente de la PenÃnsula Italiana donde transcurrió gran parte de su carrera al servicio de la familia Médici. Su obra fusiona la solidez estructural de la polifonÃa flamenca y el colorismo melódico meridional, dando como resultado una vigorosa expresión que, tal y como apuntó el dodecafonista Anton Webern, se distingue de la de sus contemporáneos por su vivacidad e independencia de las voces.
Su compañero de programa e este concierto no podÃa ser más excelso. Calificado por muchos como el Principe de la música o el Miguel Ãngel de los sonidos, Josquin Desprez es considerado como uno de los más distinguidos creadores del Alto Renacimiento. Su obra lleva a la máxima perfección formal los logros polifónicos de la escuela flamenca, dotándolos de un aliento expresivo y de una profundidad sensitiva sin parangón. Su dominio absoluto de lenguaje polifónico y de los procedimientos del contrapunto, le permiten erigir unas composiciones en donde la sutilidad armónica y la fluidez discursiva de las voces alcanzan unas cuotas de transparencia y naturalidad de una perfección absoluta. Sus modulaciones fluyen y se abren constantemente a nuevas soluciones, dando lugar a texturas sonaras que intentan evocar el sentido emocional de las palabras.
Todo ello pudimos degustarlo el pasado 8 de julio en La Seu d’Urgell, gracias a la impecable labor de Perter Phillips y las espléndidas voces del coro belga de Namur. El director británico nos ofreció una pulcra y nÃtida lectura de las intrincadas partituras, entre las cuales unas vibrantes Regina Caeli y Salve regina de Isaac, asà como su exquisita Virgo prudentissima (interpretada en 1493 con motivo de la coronación Maximiliano I) y la colosal Angeli, archangeli, a seis voces. Intercaladas con éstas, pudimos saborear la sublime sobriedad de los motetes Stabat mater, Praeter rerum y Salve regina de Desprez, menos florecidos que los de Isaac pero mayor sutilidad y profundidad expresiva. Una velada, en suma, de la que salimos reconfortados artÃstica y anÃmicamente.
Virtuosismo y preciosismo barrocos
La noche del 9 de julio, la iglesia de Sant Domènec de Puigcerdà acogió un escogido concierto dedicado al repertorio barroco. Hace ya algún tiempo que la Orquestra Barroca Catalana, una de las formaciones historicistas más arraigadas del Principado, viene exhibiendo un gran nivel artÃstico y, el presente concierto, nos dio nueva ocasión de confirmar su óptimo estado de forma.
Farran Sylvan James concertó, desde el primer atril, un programa que recorrÃa del barroco temprano de acento británico (Matthew Locke y Henry Purcell) al exultante virtuosismo del barroco maduro de los italianos Antonio Vivaldi y Nicola Fiorenza. Las páginas más comprometidas del concierto corrieron a cargo del extraordinario flautista iranà Tiam Goudarzi, profesor de la Escola Superior de Música de Catalunya y miembro del prestigioso conjunto Les Arts Florissants. Goudarzi dio luz y arrojo a los endiablados pentagramas vivaldianos (Conciertos para flauta RV443 y RV441), asà como a los menos conocidos del napolitano Fiorenza (Concierto para flauta en Sol menor). Su pericia en la digitación de los tiempos rápidos se complementó con un sensible aliento expresivo en los movimientos centrales.
La formación catalana no se limitó a acompañar sino que en todo momento existió una complicidad retórica y expresiva con el instrumento solista. A su vez, intercaladas entre las pà ginas concertÃsticas, nos ofrecieron dos partituras de inspiración shakespearianas de Henry Purcell (Suite The Fairy Queen) y del singular compositor Matthew Locke (música incidental para The Tempest). Una interpretación sagaz, nada rutilante y con buenas dosis de unción discursiva que hizo las delicias del público que llenaba más de la mitad del templo.
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