Judith Jáuregui, la pianista del momento
Cinco semanas por delante, Viena, Sevilla y Madrid, BerlÃn, San Sebastián, Pontevedra, todo con repertorios diferentes. Después, una semana de vacaciones con mis amigos. Y un nuevo disco: Pour le tombeau, de Claude Debussy, catarsis de todo, un momento del presente.
Me gustarÃa empezar por el principio, pero sobre el recuerdo que tienes ahora mismo de tus inicios. ¿Cómo fue tu etapa de formación¿ ¿Y tu debut con tan solo 11 años?
Muy bonita. Mi formación no fue nada encorsetada. Empecé como sabes con 4 años tocando el violÃn porque mi madre decÃa que era escucharlo y me ponÃa a llorar; aunque siempre me habÃa gustado el piano. En mi familia no hay músicos pero mis padres tenÃan una gran sensibilidad por la música. Yo he crecido en San Sebastián, una ciudad muy musical, y recuerdo de pequeñÃsima ir a conciertos de Victoria Eugenia, casi con 3 o 4 años. Mis padres además, insistieron en que tuviéramos una educación más allá de la académica, del colegio. En todo momento nos dieron la libertad para elegir, para que probáramos diferentes cosas, una enseñanza más abierta, más espiritual, más emocional.
Empecé con el violÃn, no muy acertado resultó aquello porque mi profesora no era lo más adecuado, pero, ya que mis hermanas también estudiaban y habÃa un piano en casa…yo soy la pequeña de tres hermanas; me sentaba al piano poniendo la partitura. Mi madre dice que siempre la ponÃa al revés. Entre los 5 y los 8 años tuve una profesora en casa. Aprendà a leer, contar, tocar,… todo desde el piano, muy intuitivo y muy fácil. Ya con 8 años entré en la enseñanza reglada.
Tuve un profesor maravilloso, impresionante. Mi recuerdo más importante: descubrir la música, el escenario… con amigos. Un grupo de jóvenes, de niños [yo era la más chiquitina], de amigos que Ãbamos por todos los pueblos de Guipúzcoa, Vizcaya, a tocar audiciones juntos. Y las merendolas de después… Tocábamos, nos escuchábamos, cero competitividad. Todo muy sano; asà es mi recuerdo hasta los 15 años. Amistad y música. Laurentino Gómez, lo adoro. Es para nombrarlo siempre.
A los 8 años fue mi primer recital. Mi primera toma de contacto con el escenario. Yo tenÃa claro que querÃa tocar. Al parecer, con 6-7 años estaba tocando en el piano de casa, cuando mi madre abrió la puerta, yo súper concentrada, seria [risas, luego ya he empezado a reÃrme más de mi misma], rodeada de mis peluches, saludando a mi público.
Lo tenÃa clarÃsimo: querÃa tocar para la gente porque querÃa compartir las emociones con ellos, querÃa comunicarme. La música está para eso, no para tenerla en un tarro encerrada.
¿Cómo es tocar fuera de España? ¿Qué diferencias destacarÃas?
Percibo diferente no solo España-extranjero, sino que cada paÃs tiene su cultura. Por ejemplo, cuando estás en Asia es totalmente diferente, el inicio, cómo piensas ese primer momento del concierto. De la mima manera cómo te planteas el concierto, cómo lo van a recibir, si esta música es o no conocida. China lleva tantos años, casi 25 cerrada a occidente, es posible que conozcan por ejemplo más a Beethoven, clásicos por decirlo de alguna manera, pero, ¿cómo van a responder a un Debussy?
Lo precioso de tener una carrera internacional no es el éxito más allá de las fronteras, sino que conectas con la gente de culturas tan diferentes; pruebas y compruebas que con la música todos nos acercamos a un lenguaje común, el de la emoción.
Eso es un regalo. Vivir experimentando esto, descubrir el mundo me interesa mucho. Me gustarÃa conocer el mundo entero, me encanta viajar, ver la manera de vivir, la cultura, la forma de pensar, de enfocar los sentimientos. Lo que me interesa es la gente, el corazón de las personas. Y poder descubrir esto con la música… no hay nada más bonito.
A parte de interpretar, te has embarcado en varios proyectos ¿Cómo los afrontas? ¿Cómo son las colaboraciones con diferentes agrupaciones?
Yo soy muy atrevida. No hay una manera fija. Vas escuchando, estás activo, despierto y curioso con la actualidad, qué está tocando cada uno…Todos los casos son diferentes, por ejemplo la colaboración con el Signum Quartett fue a través de nuestros equipos de trabajo, nuestra representante. La energÃa fue perfecta, la compenetración estupenda desde el principio. Con el Cuarteto Gerhard fue distinto; nos vimos en el desayuno del hotel del festival, no nos conocÃamos pero ya nos seguÃamos. Después de tocar cenamos y me dijeron, “si necesitas un cuarteto aquà estamosâ€, y yo les dije, “pues yo quiero trabajarâ€. Doce meses después nos encontrábamos de nuevo en el mismo festival, Música Música donde habÃamos planeado tocar juntos. La conexión fue para mà sentir la misma respiración desde el inicio, cinco personas respirando a la vez, la misma música, la misma manera de entenderla; fue muy fácil proponer cosas.
La música de cámara es fascinante por la misma interrelación entre los músicos; cada cuarteto tiene su propio lenguaje, sus propias formas, códigos, y cómo es conmigo. Ahà tienes que ser totalmente humilde. La música de cámara desnuda todos los principios básicos de una sociedad. Es necesario saber empatizar, respetar, no estar de acuerdo pero aceptarlo, saber proponer … Toda la educación de un ser humano se refleja en la música de cámara.
Con Pepe Rivero el proyecto surgió por amigos comunes. Ahà fui yo la que le propuse, me gustaba su música. Con el Azahar Ensemble, ellos me escribieron por redes sociales y ahora en agosto estaremos juntos en Suiza, el 4 de agosto en el Klosters Music Festival.
Las posibilidades son infinitas, todas estas colaboraciones son como relaciones de amor.
¿Qué te lleva a crear tu propio sello?
Me llevó el que yo querÃa realmente ser libre, elegir el repertorio. Era un momento complicado y sigue siendo una época difÃcil. En 2013 las discográficas no apostaban por muchos jóvenes. Vi en la autoproducción un camino que podÃa ser correcto. PodÃa elegir tiempos porque para mà es muy importante este concepto. Un disco necesita cierto reposo, tanto para pensar el proyecto, como grabarlo, disfrutarlo, para crecer con él y dar un paso adelante, o tener una evolución más circular. Cada disco es diferente. Idear todo esto, fue básicamente lo que me llevó a crear el sello. Con BerliMusic creé 3 proyectos totalmente distintos. Fue una experiencia fantástica donde pude colaborar y estar también apoyada por la Fundación BBVA e incluso comprobar en primera fila cada detalle de la fÃsica del sonido.
Aprendà de todo, pero me di cuenta que no conseguÃa la distribución e infraestructura internacional que necesitaba. Un sello internacional necesita que saques 10-12 discos al año. No tenÃa ni la capacidad, ni la gestión, ni la económica para afrontar todo eso.
Con X los últimos años cada vez ya habÃa trabajado más internacionalmente. Para que esto me acompañara en mi crecimiento, pensé que necesitaba un sello que trabajara a nivel internacional. De ahà me fui con Ars, pero fue totalmente accidental. No se planeó, porque la grabación fue totalmente espontánea. TenÃa que tocar en Viena, un concierto homenaje en recuerdo al centenario del fallecimiento del autor francés celebrado en 2018, Debussy. Como era mi primera vez allà propuse grabar unos vÃdeos. Para mi recuerdo, para uso personal. Pedà también un técnico de sonido que resultó ser fantástico. El audio puro del concierto me llegó un semana después. Quizá no tiene la nitidez de una grabación, ni le perfección del sonido de una grabación, pero me di cuenta enseguida que tenÃa algo especial. Decidà enviarlo a la gente más complicada, a la que me dice que no. Y también me dijeron que tenÃa algo especial.
Asà fue como Ars dijo que sÃ. Después de 11 años luchando y trabajando tan duro, de repente ha sido todo tan fácil y espontáneo; me ha llegado un regalo del cielo.
¿Qué versiones tienes pendientes para ofrecer al público? ¿Qué te ronda por la cabeza?
¡Ufff, un montón de cosas!. Pero, ¿a nivel de conciertos o de grabación?, porque es totalmente distinto. Los pianistas tenemos un repertorio infinito, inabarcable. Uno graba un repertorio y toca otro repertorio. Soy consciente de que todavÃa me queda tiempo para llegar o intentar llegar al imaginario que tengo de las Sonatas de Beethoven, por ejemplo. Para mà es un repertorio cumbre, necesitan un poso, un poco más de tiempo, pero las tengo que hacer. Hay obras que necesitan ese trabajo. ¿Cuántas 9ª dijo Karajan que hacÃan falta hacer para hacer la tuya propia, 50, 60? Hay música de Brahms que me apasiona, en casa toco mucho la Sonata 117, Nº 2 de Brahms, pero la toco para mÃ.
Hay que saber esperar ciertos repertorios. Tengo 34 años recién cumplidos, justo después de la presentación de este nuevo trabajo: Pour le tombeau de Claude Debussy. TodavÃa queda mucho tiempo, no he quemado etapas. Estoy contenta de que mi carrera esté siendo paso a paso, poder asumir, digerir. Todo lo que ha pasado en mi carrera no ha sido un boom, ha sido todo paso a paso, 11 años paso a paso.
¿Cómo ves el futuro de la música clásica, los conciertos y los auditorios? En general el relevo generacional
Es muy difÃcil, parece que cuando hablamos de relevo, de nueva generación de músicos es como si nos olvidáramos de los que han existido, de nuestros maestros. Hemos tenido músicos espectaculares en España que nos han dejado el listón muy alto a la nueva generación. Me siento muy orgullosa de pertenecer a esa generación de músicos que está trabajando en orquesta internacionales, solistas también en auditorios internacionales. Podemos decir que en este paÃs hay esperanza, porque hay mucho talento demostrándose a nivel internacional.
SÃ, es cierto que sigue siendo difÃcil llevar público a los auditorios de música clásica. El mensaje entre todos los jóvenes está siendo positivo y está acercando a la gente para intentar disfrutar de la música sin prejuicios, sin pensar que hay que entender, porque ¿quién entiende la vida? Nadie. La música son las emociones, la vida, eso no hay que entenderlo, basta cerrar los ojos y sentirlo. Llevar ese mensaje, naturalizarlo, hacer que poco a poco la gente se nos una.
¿Qué es lo que más nerviosa te pone antes de un concierto, justo antes de tocar? ¿Tienes algún tipo de ritual?
No hay una cosa que me ponga más nerviosa, siento la responsabilidad. A la vez, en esos momentos previos, intentas pensar que tú no eres lo más importante ahÃ. Soy una persona súper sencilla. Creo que todo lo que sean manÃas, supersticiones, sólo te ata, es horrible. ImagÃnate que yo necesito unas flores de Bach equis, las que sean, y que no las tengo; eso serÃa mi horror mental. Lo que hay que intentar es estar concentrada, hacer lo que has estado trabajando en casa, darte a la música. En un concierto tú eres un mero transmisor; lo que te queda es disfrutar del momento, de la emoción, estando libre de prejuicios, manÃas,… nada de eso te ayuda.
¿Cuál es la cosa más loca que te apetece hacer? AsÃ, sin pensar.
¡Uy, pues no sé!. Ahora estoy tan centrada en el camino que no se me ocurre, y además ya me parece que hice bastantes locuras, sobre todo con el sello propio. Tengo la agenda cerrada para un año. No lo sé, lo voy a pensar. Estoy en un momento donde lo que quiero es disfrutar.
No sé si serÃa una cosa loca, pero sà algo que me apetecerÃa poner en marcha: un blog vivo de artistas, donde cada uno pudiera compartir sus viajes y sus experiencias, antes y después de los conciertos.
Generosa, comunicadora, transmisora de emociones
Al final de la entrevista Judith habló con toda sinceridad, desnuda, y quiero compartir con vosotros:
Todo es fugaz, todo es verdad y mentira, es un momento, lo único que vale es que ese momento sea honesto. ¿Qué está bien, qué está mal? Me he planteado mucho esto en los últimos tiempos porque al vivir una escuela muy dura te das cuenta de ciertas cosas. Somos unos obsesos, unos exigentes. Estoy muy agradecida de mi última escuela, mis años en Munich, aprendà muchÃsimo, pero el concepto bien-mal, correcto-incorrecto, limpio-sucio, buena persona-mala persona… y cuando llegas a tu casa de un concierto, te tiras al suelo y piensas que eres una mierda de persona porque ha habido un pasaje que…eso es desenfocar.
Primero, darte una importancia que no tienes, lo importante es la música; segundo, cortar todo el arte, porque el arte tiene que ser libre, es cortar la honestidad. Por supuesto que tenemos que respetar la partitura, esa es nuestra labor, pero hay que proporcionar el espacio para poder hacerlo. Los músicos dejaron todo escrito y luego está toda esa parte que no se puede escribir.
Aceptar que vivimos, los intérpretes, en constante mira hacia el futuro, y que ese futuro se convertÃa en pasado. Con 25-26 años, vivà una época compleja. No se trata de que todo haya ido demasiado rápido, porque ha sido paso a paso. Pero todo enfocado al próximo concierto, organizado, repertorios diferentes; mentalmente todo es futuro, futuro, y como Viena es pasado mañana se convierte en pasado, es un ejemplo, pero asà era siempre. Llegó un momento que no disfrutaba de un concierto, que no habÃa sido suficiente, que no lo podÃa cambiar porque no vuelve. Un actor puede repetir la toma, nosotros no.
Por eso este disco Pour le tombeau de Claude Debussy es como una catarsis de todo, es un momento del presente. Para mà es muy especial y muy importante a nivel personal. Es un reflejo de mi crecimiento interior ya que en estos años me he enfrentado a cosas muy fuertes mentalmente. Poder decir que disfruté de ese momento, del directo y lo tengo ahÃ… es un disco especial por esa emoción y esa verdad. Esta nueva etapa en la que me siento más calmada, más pausada, más preparada para disfrutar de todo lo que está por llegar.
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