Pierre Laurent Aimard, director artÃstico del Festival de Aldeburgh
En una conversación, Aimard, que sustituyó hace dos años al compositor Thomas Adès como director artÃstico del Festival de Aldeburgh, revela sus ideas respecto al mismo, al tiempo que, sorprendido por la reticencia de los madrileños ante el San Francisco de AsÃs, propone una aproximación a la obra de Messiaen, a quien estuvo muy unido.
¿Como un creador puede involucrarse en la gestión de un festival?Precisamente, porque la creatividad puede llevarse a cabo también por esta vÃa. Creo que la programación es algo esencial, y yo puedo ejercerme en ese puesto en una escala mayor que la de pianista. Yo nunca me he sentido esencialmente como un pianista por encima de todo, sino como un músico. Por esa vÃa es por la que me interesa tanto manifestarme desde el corazón mismo del Festival.
¿HabÃa pasado por Aldeburgh como artista? HabÃa venido cinco o seis veces. En recital, interpretando El arte de la fuga de Bach, la Sonata Concord de Ives y alguna que otra cosa. Y también haciendo música de cámara, o compartiendo un programa con Alfred Brendel, donde él leÃa sus poemas y yo hacÃa los comentarios musicales. Desde esas distintas formas pude conocer algunos aspectos del Festival.
¿La filosofÃa que está aplicando en su planteamiento es la que olfateó en esas ocasiones? Todo está siempre en movimiento. De modo que, para respetar las actitudes originales, es preciso también transformarlas. No se pueden conservar las normas y repetirlas. Hay que intentar cambiarlas cada año. Interrogarse acerca de la identidad del festival: su esencia, su papel, su historia… y cómo reinventarlo año a año para que siga estando vivo.
Habla de esencia. La que Britten le imprimió ¿permanece? Eso creo. Me refiero en cuanto a la idea de contemplar, de ejercer, una curiosidad por músicas muy distintas. De diferentes épocas, de disciplinas diferentes y de conservar siempre un fuerte espÃritu por descubrir y compartir. Y eso me parece que sigue presente.
Una de las razones de Britten con el Festival era, al parecer, programar su obra, que usted parece contemplar como hilo conductor. En efecto hay bastante música de Britten, porque me parece algo natural. Lo que no tengo tan claro es si él creó el festival para promover su música. Por mi parte, lo que he intentado ha sido programarlo no sólo en cuanto a cantidad, sino también en cuanto a calidad, con la perspectiva y en la elección del programa en el que creo que lo realmente importante es el papel que desempeña este festival respecto a la música inglesa.
¿Cómo entonces no se contó con un director local? Si se ha elegido a un director artÃstico extranjero para poner a su frente es tal vez por el deseo no sólo de abrir el festival internacionalmente, sino también para tener una mirada exterior sobre la música inglesa. Y eso es la que yo trato de aportar.
¿Hasta cuándo estará a su frente? Mi contrato se extiende hasta 2014.
¿Conoció a Britten o a Pears? No.
A quien sà estuvo muy unido fue a Messiaen, que es incluso el padrino de su primer hijo… Es cierto. Tuvimos una gran relación, llegando incluso a lo familiar por ese detalle que apunta.
En Madrid se va a hacer ahora su San Francisco ¿asistió usted al estreno mundial en ParÃs? No pude ir a la première, pero sà estar en una de las representaciones. Lo tuve que hacer desde el foso de la orquesta, porque no fui capaz de conseguir una localidad. Asà que la vi entre los músicos y con el director de orquesta justo delante de mÃ.
Curioso aquel interés, si pensamos en las precauciones ahora en Madrid, donde hay muchas entradas sin vender. ¿Qué recomendarÃa al espectador? Creo que lo más importante es aceptar una dimensión especial del tiempo frente a esta música, en la que el tiempo en ocasiones está muy suspendido, lo que a veces puede llevar a quien escucha esta música a adoptar una actitud mucho más meditativa que ante otras óperas. Tal vez no estemos hablando en este caso de una verdadera ópera, y no es preciso tomarla como tal. Eso es algo que está claro, y hay que aceptarla como lo que es.
¿Alguna pauta precisa para disfrutarlo? Aceptar el tiempo de la meditación. Simplemente eso.
¿La música de Messiaen está entre las grandes para usted? Digamos que la llevo conmigo desde siempre. Se trata de la música con la que crecÃ, y eso ya se sabe que permanece en la sangre. Por supuesto que es una música que se ha hecho grande por sà misma. Uno puede cambiar, visitar otros territorios continuamente, pero la música de Messiaen continúa estando ahÃ, en mis venas.
En una ocasión comentaba que en casa de Messiaen se escuchaba mucho Albéniz. Es verdad.
También dijo que usted mismo contemplaba la posibilidad de abordarlo en su integridad ¿ha materializado la idea? Me gustarÃa mucho poderlo hacer un dÃa. De verdad que me encantarÃa. Pero hay un problema: la cantidad de repertorio que se ha escrito para el piano. Tengo muchos proyectos pendientes, pero no sé aun cuáles de ellos voy a poder realizar.
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