Doce Notas - docenotas.com - m�sica y danza

Hay muchas maneras de ver el problema: las orquestas del Estado, más de treinta, los auditorios, los teatros de ópera y los centros que programan danza pueden sumar centenares de miles de plazas, ocupadas por gente con fervor por el espectáculo cultural de la música clásica, la danza o la ópera. Sin embargo, para los grandes medios de comunicación, esos centenares de miles de españolitos no tienen presencia social. Estamos ante una auténtica paradoja: el enorme desarrollo cultural del país se ha convertido en invisible por obra y gracia de la miopía de los que determinan cuál es la realidad. Alfonso Aijón, responsable de Ibermúsica y de cuarenta años de temporadas musicales que han puesto a España en el calendario internacional, señala con lucidez que los promotores privados sufren por sostener unos precios que son muchas veces inferiores a esos 400 euros que costaba ver a Madonna y a la que los medios de comunicación nos han metido hasta el tuétano.

Pero el colmo de la paradoja estriba en que España vuelve a arder de conciertos y sesiones de danza, y eso en el peor año de la manoseada crisis. Así que, por lo visto, el mundo no se ha acabado y los aficionados se preparan para escuchar a Mahler, Beethoven, Mozart, Haydn, Chaikovski e incluso algo, no mucho, de música posterior a esos sacrosantos clásicos. Y es que donde sí se ha notado la crisis es en el estado de ánimo de los conciertos que vuelven a ser muy clásicos y ya hasta se vuelve a decir que Bartók, por ejemplo, es novedad. También se nota en que las orquestas españolas han apostado por los directores españoles. ¡Bendita sea la crisis! Porque una de las carencias históricas del país ha sido la de directores.

Si pasamos el difícil tránsito de la temporada 2009-2010 con los conciertos llenos y la mente relajada tras la escucha de una gran música, daremos por bien empleadas esas disfunciones que llevan a que las orquestas inviten, primordialmente, a directores que, a su vez, son titulares de otras; o a que la música española actual quede aparcada a esperar tiempos mejores, al fin y al cabo, para ella siempre hay crisis, sobrevivirá. Para eso quedan los magníficos conciertos del CDMC en el Reina Sofía y otras iniciativas sin miedo y que, digámoslo, también llenan.

Pero, sin duda, la danza sigue siendo la hermana pobre de las demás artes. No hay más que echar una mirada a las programaciones de los grandes teatros de las diferentes autonomías y se puede comprobar que en el Teatro Real de Madrid, de 31 espectáculos sólo hay 5 de danza; en el Palau de les Arts de Valencia, de 15 espectáculos sólo encontramos 1; en el Teatro de La Maestranza de Sevilla, de los 31 espectáculos sólo habrá 4 o en el Gran Teatre del Liceu de Barcelona, de 37 espectáculos sólo 3. Por el contrario, el que más danza ha programado ha sido el Teatro Arriaga de Bilbao con 12 producciones de un total de 50 espectáculos. Caso aparte es el del Mercat de les Flors, espacio dedicado íntegramente a la danza.