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Gregorio Marañón. © Javier Del Real

El anuncio de que no se renovarían los contratos de los actuales directores artístico y musical del Teatro Real, así como el fichaje de Gerard Mortier, han vuelto a convertir a nuestro primer coliseo lírico en fuente de debate. Frente a esto se ha levantado la voz del Presidente del Patronato de la Fundación que rige el Teatro, Gregorio Marañón.

Con un argumentario que a duras penas sobrepasa el registro de lo ya sabido, pero con un talante muy de agradecer y una voluntad de que el Real no se quede sin voz, Marañón es hoy un interlocutor solvente y cordial; aunque su buena disposición apenas oculte un problema de fondo, ¿por qué él?

La no renovación de los contratos de Antonio Moral, como director artístico, y de Jesús López Cobos, al frente de la orquesta, ha sido el objetivo principal de la prensa en relación al Teatro Real en los últimos meses, pero hay otras cosas, como el caso del coro… El Teatro Real tiene un modelo con el que estamos plenamente satisfechos. Como se sabe, no cuenta ni con una orquesta ni con unos coros incorporados laboralmente al propio Teatro Real, pertenecen a un organismo o una sociedad independiente con la que mantenemos contratos por periodos que se van renovando. Nuestra vocación es la de la permanencia, tenemos el mayor respeto tanto por la orquesta como el coro y este modelo nos ha funcionado muy bien y vamos a mantenerlo. Ha habido una reclamación laboral de una parte muy reducida de personas que componían el coro que no ha prosperado.

Recientemente se ha hecho pública la alianza del INAEM con la Comunidad de Madrid para la creación del Ballet Nacional Clásico, con Víctor Ullate al frente. ¿El Teatro Real se ha planteado la posibilidad de una compañía de ballet estable? En estos momentos el Teatro Real no tiene planteada la creación de un cuerpo de ballet estable.

Las grabaciones en DVD de estrenos de óperas encargadas por el Teatro Real serían una forma eficaz de establecer un mayor contacto de los nuevos creadores con la sociedad, ahora casi nulo. Aunque no es fácil, ¿se han planteado en el Patronato esta posibilidad? En estos momentos estamos acudiendo a la difusión por vía de proyección simultánea y en vivo en salas cinematográficas, esto no atañe tanto a algunas obras de encargo que tienen mayor dificultad para difundirse de esta manera. El problema de las grabaciones en DVD es algo muy complejo. Es un problema en el que hay que hablar de los derechos de las partes involucradas: autores, orquestas, cantantes, los agentes de cada uno de estos artistas. Luego tenemos el fenómeno de la piratería, en fin, todo ello ha convertido las grabaciones en DVD en un empeño altamente complejo. Mi opinión es muy clara, para el esfuerzo que supone apostar por la música contemporánea, por los encargos, por la música también española actual, no sólo hace falta que se represente sino que quede un testimonio de esa representación y estamos considerando cómo hacerlo de la mejor manera posible.

Hablando de ópera contemporánea, la prensa se ha hecho eco del porcentaje que Mortier quiere programar. Usted ha dicho que ese porcentaje, en torno al 35%, ya se viene haciendo en el Real. ¿Mortier y el Real entienden lo mismo por ópera contemporánea? Porque quizá el nuevo director artístico habla más de autores vivos que de repertorio del siglo XX. Mortier se refiere a lo que es repertorio del siglo XX hasta nuestros días, yo coincido con él en que ese es un repertorio que tenemos que hacer nuestro, que nos permite disfrutar y entender de otra manera lo que es el repertorio anterior y que nos permite comprender mejor lo que es la creación de nuestros días. Yo acoto un poquito más lo contemporáneo, yo diría que para mí lo contemporáneo es desde la segunda mitad del siglo XX hasta estos momentos.

Retomando el tema del coro y ateniéndonos a la falta de voces en nuestro país, ¿no cree que sería muy valioso contar en el Real con una experiencia similar, en lo que a voces se refiere, a la de la orquesta-escuela de la Sinfónica? En el Teatro Real hay un proyecto pedagógico muy importante, al que este Patronato y la dirección ejecutiva están impulsando de manera decisiva y cuyo mérito en gran medida quiero atribuir al director general. Hemos arrancado con muchísima ilusión, dedicándole muchos medios y, además, no queriendo recortarlo en estos momentos de mayor austeridad. Las necesidades son tantas que habrá que ir sobre la marcha viendo dónde acotamos y dónde nos concentramos. Yo creo que en estos momentos se está haciendo muchísima programación pedagógica dedicada a niños pero también a jóvenes. No abarcamos todo lo que quisiéramos pero coincido en la importancia de voces, niños, coros infantiles. Habrá que estar abiertos también a las sugerencias que desde los medios y las personas que nos rodean puedan ir haciendo para ir perfilando mejor ese proyecto. Desde luego el futuro de la ópera está en los niños de hoy, tanto en música como en voces.

La última pregunta se sale del Teatro Real. Usted forma parte del Consejo Artístico del Auditorio Nacional y dada la polémica que su gestión ha suscitado en ciertos medios, me gustaría saber su opinión. ¿No cree que romper con la inercia de 20 años en las funciones de ese espacio exigía algo más de tiempo? Me acojo a la metáfora de la bicicleta, si empezamos por primera vez a andar en bicicleta, tan arriesgado es ir demasiado deprisa como ir demasiado despacio, si se va demasiado despacio nos caemos. Yo creo que todo cambio importante necesita arrancar con ímpetu, con ilusión y con velocidad.

Habrá que asumir el accidente…