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Al sentarnos en la sala sinfónica del auditorio, ya podemos ver que algo único va a suceder en el escenario por la variedad de los instrumentos y el extenso programa que nos presenta la FSO en un código QR, con mucha más información de la que normalmente estamos acostumbrados. Hasta la vestimenta de los concertistas nos da pistas del viaje en el que Constantino nos va a embarcar desde el épico prólogo, con una Suite de Dune, en la que nos descubre la potente voz de la cantante principal llegando desde el órgano a todos los rincones del auditorio.

Antes de continuar, conviene destacar que este no es un concierto al que acudir sin haber visto previamente las películas de las bandas sonoras del programa, como ya nos indica su director al inicio de la primera parte “Si habéis venido sin ver las películas, lo siento, porque yo siempre cuento el final”; y así será durante todo el concierto y con cada una de las piezas. Alternando clásicos con largometrajes más contemporáneos, recorremos los principales temas ganadores del Óscar a Mejor Banda Sonora, como la impecable música de Forrest Gump, de Alan Silvestri, o el nominado James Newton-Howard, compositor de Animales fantásticos y dónde encontrarlos. Aquí no acaba la magia del espectáculo, que nos traslada al espacio con Marte (The Martian) y a la antigua Grecia con Troya, entre otros títulos. Constantino nos relata las escenas que envuelven a estas canciones, para recrear en nuestra mente esos momentos inolvidables, que ya forman parte del imaginario colectivo. Precisamente es el tema principal de Frozen, en su versión original, el encargado de poner la doble barra final a este primer viaje, que ya dura más de una hora.

Regresamos casi sin haber tenido tiempo de volver a la realidad, para continuar con TARAB, en una sucesión de arreglos que agrupan los temas más destacados de las bandas sonoras de clásicos muy emocionales. Con John Williams como compositor recurrente y artistas contemporáneos como Ludwig Göransson, toca ponerse dramáticos. Desde La Lista de Schindler, pasando por El regreso de la momia, Star Wars, Gravity y Origen, es Christopher Nolan el director que pone sobre las cuerdas a la filarmónica. El propio Constantino tiene que recalcar, antes de la suite de Oppenheimer, las dificultades que las piezas elaboradas por Ludwig han supuesto para la música en directo, y cómo tienen que valerse de la ayuda electrónica para poder tocar la banda sonora ganadora del Óscar de 2024. Luego el auditorio se llena de estrellas con la luz de los móviles que recogen el “espacial” arreglo de la saga que ha marcado generaciones, Star Wars. Disney repite en la conclusión de esta segunda parte, con un clásico atemporal como son las canciones de La sirenita, acompañadas por la cautivadora voz de Judith Uris y sus elegantes vestidos, que nos sumergen todavía más debajo del mar.

Como no podía ser de otra manera con la FSO, no termina todo con este regreso a la infancia, pero a diferencia de Constantino, no desvelaremos el final. Eso sí, a la vuelta del intermedio podemos deciros que os encontraréis con una grata sorpresa, que pondrá a prueba vuestro oído en tan solo 100 segundos, posiblemente la pieza más corta de todo el programa. Si no os cansáis de aplaudir tras el apoteósico final, preparaos para continuar aplaudiendo con más fuerza en el espectáculo que la filarmónica tiene reservado, con otros clásicos que os levantarán de la butaca. Aquí no acaba el TARAB, su gira continúa por toda la geografía española, llenando las ciudades de cine y música.

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