Un Norma saturada de nacionalcatolicismo
El Gran Teatre de Les Rambles de Barcelona ha puesto el colof贸n a su temporada 2021-2022 con un t铆tulo para el gran p煤blico: la Norma de Vicenzo Bellini, ofrecida en doble reparto y un total de doce funciones
El pasado 25 de julio, Sonya Yoncheva fue la encargada de defender el rol titular de sacerdotisa gala en el coliseo catal谩n; todo un reto para cualquier soprano que se precie. El compromiso no era ninguna novedad para la cantante b煤lgara, quien ya lo hab铆a abordado con gran 茅xito en el estreno de esta misma producci贸n el 2016 (substituyendo a Netrebko), en el Convent Garden londinense.
En la presente ocasi贸n, su interpretaci贸n fue ganando enteros a medida que avanz贸 la representaci贸n. Los tintes oscuros de su instrumento casan bien con el dramatismo que exige el personaje, no obstante, tanto su c茅lebre cavatina 鈥淐asta Diva鈥 como el resto de concertantes del primer acto sonaron tensos y con reiteradas estridencias en los agudos, am茅n de un fraseo no especialmente modulado. Todo cambi贸, sin embargo, en el segundo acto, cuando la int茅rprete ofreci贸 la mejor versi贸n de s铆 misma, desplegando un canto rico en matices, intenci贸n y acentos dram谩ticos que le vali贸 la ovaci贸n final del p煤blico. Tampoco tuvo su mejor primer acto el partenaire Airam Hern谩ndez en el rol de Pollione. El tenor canario posee un instrumento caudaloso y bien timbrado, no obstante sus intervenciones iniciales resultaron empa帽adas por reiterados desajustes en el registro agudo y una l铆nea de canto poco refinada. En el segundo acto, a pesar de que su papel es m谩s limitado, logr贸 matizar con mayor empe帽o. Complet贸 el tr铆o en discordia, la mezzo Teresa Iervolino, quien presto seguridad y solvencia al rol de Adalgisa, un papel que encarn贸 con gran vigor dram谩tico aunque tambi茅n acus贸 problemas en el registro superior.
Profundo y rotundo result贸 el Oroveso de Marko Mimika, as铆 como muy logrados la Clotilde de N煤ria Vil脿 y el Flavio de N茅stor Los谩n. El trabajo musical del coro y la orquesta titulares bajo la batuta de Domingo Hindoyan fue digno y cumplidor, sin estridencias a remarcar pero tampoco sin sutilezas a destacar. Respecto a la puesta en escena firmada por el furero 脌lex Oll茅 鈥 artista residente del teatro -, brill贸 m谩s por su circunstancia que por su substancia.
El gran m茅rito del su trabajo esc茅nico residi贸, sin lugar a dudas, en la pl谩stica y monumental escenograf铆a concebida por Alfons Flores. Un aparato esc茅nico conformado por una tupida red de crucifijos (mil docientos) que van modulando los distintos espacios esc茅nicos a lo largo de la representaci贸n, con gran sugesti贸n est茅tica y un extraordinario sentido de la iluminaci贸n. Pero ah铆 queda la cosa. El recurso tan manido de sacar a relucir el nacionalcatolicismo, en esta ocasi贸n a cuento del supuesto fanatismo religioso y belicista del pueblo galo, resulta a estas alturas (pasado medio siglo, con el dictador fuera del Valle y una ley una ley de revisionismo hist贸rico en danza) una ocurrencia m谩s que trillada, cuando no obsoleta. Eso sin contar con el agravante de propiciar no pocas puntadas de pie al libreto del malogrado Felice Romani.
Puestos a ampliar horizontes y a ser actuales, el director residente del Liceu podr铆a haber alzado el vuelo y buscar paralelismos, por ejemplo, en el fanatismo religioso y militarista de no pocas facciones isl谩micas, en donde el clima de opresi贸n, tab煤s e intransigencia es infinitamente superior a la m谩s rancia de las actuales acepciones del cristianismo. O tambi茅n en el reciente extremismo y el ensa帽amiento genocida del budismo birmano para con las minor铆as musulmanas… Pero para ello, por supuesto, habr铆a que abandonar el confort de la provocaci贸n f谩cil y el oportunismo recurrente (y pol铆ticamente tolerable) y adentrarse en unos terrenos en donde el valor, la agudeza y el ingenio requieren de mayor empaque para denunciar contextos inc贸modamente hirientes. Realidades mucho m谩s hondas y trascendentes que el morbo pueril de una Norma travestida de obispo o la beater铆a grotesca de un desfile de galos con indumentarias de nazarenos y uniformes trasnochados a estas alturas de siglo XXI. As铆 las cosas, el franquismo a煤n da de comer a muchas bocas.
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