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Patrizia Bovi © A Matarangolo

La italiana, una de las grandes figuras de la música medieval en Europa, interpretó algunas canciones recogidas en los manuscritos de las Cantigas de Santa María, Cantigas de Amigo y Laudario di Cortona, entre otras piezas medievales de tradición oral.

Una hora antes del concierto, y en un enclave mágico como es el patio medieval contiguo a la iglesia, la artista dio una charla en la que habló sobre la historia de mujeres como la Sibila, Santa Bárbara o la propia María, cuyas vidas se caracterizaban por los éxtasis, las visiones, el ayuno y una estricta vida ascética. Gracias a estos dones especiales, a pesar de ser de condición modesta y a menudo analfabetas, se alzaron con el papel de madres, maestras, profetisas de la corte y consejeras de los príncipes. De esta manera, la intérprete devolvió la voz a las mujeres enmudecidas en épocas pasadas.

La primera de las secciones en que se organizó el recital estuvo dedicada a la figura de mujeres como Cecilia, con obras como Mare maje scura maje y Cecilia (ambas canciones de tradición oral de la región italiana de Abruzzo). En estas breves canciones que dan inicio al concierto, Bovi ya da muestras de porqué está considerada una de las mejores intérpretes de música antigua del panorama, con una voz clara, dulce, bella y cálida. Esta primera sección terminó con la interpretación de Ondas do mar y Mandid comigo (Cantigas de amigo del corpus literario atribuido al trovador gallego del siglo XIII Martin Codax). El sonido del arpa que le acompaña durante todo el concierto, queriendo simular el batir de las olas, acompaña la voz feérica de la soprano, acercándonos a la orilla del mar, creando esa atmósfera algo decadente de extraña belleza, donde un espíritu romántico se encuentra alejado de lo mundano.

Una lauda es la forma vernácula de música sacra más importante en Italia en la baja Edad Media y el Renacimiento. Es en esta segunda parte donde pudimos disfrutar de la interpretación de la lauda Sola Dolente (de tradición oral de Abruzzo). De ritmo regular y estructura armónica sencilla, la intérprete logró transmitir al público esa influencia de los trovadores. Se interpretaron también las canciones Santa Barbara (de tradición oral italiana en honor a la santa) y Magdalena degna da laudare, otra lauda perteneciente al Laudario di Cortona 91, un manuscrito italiano de la segunda mitad del siglo XIII que contiene una colección de laude.

«Si hay algo que se puede afirmar casi con toda rotundidad es que ninguna veneración a un santo alcanzó la popularidad que tuvo la devoción mariana, que llegó incluso a eclipsar a la de su propio hijo en buena parte de la literatura cristiana durante los siglos XII y XIII. Este furor supuso un auténtico proceso de ’feminización’ devocional», como bien escribió F. Sans en su artículo sobre las Cantigas de Santa María publicado en septiembre del pasado año» La tercera sección de este generoso concierto estuvo dedicada a su figura, símbolo del dolor de la madre por la muerte de su hijo, al pie de la cruz. Beneito foi o dia, Como deus è comprida trinitade y Deus Te salve (Cantiga de loor), pertenecientes al manuscrito de las Cantigas de Santa María, fueron tres de las cuatro canciones (junto con Stabat Mater, de tradición oral de Calenzana, Córcega) interpretadas con gran riqueza expresiva y una dicción inmaculada.

Las dos últimas secciones estuvieron dedicadas al personaje de la Sibila y a Hildegarda von Bingen. Fue en estas donde la cantante logró, quizás, una mayor conexión con el público. Sibilla italica Judici signum (himno), Sibilla de Mallorca Madre de Deus y O successores (de Hildegarda) son piezas que desprendieron puro magnetismo -seguramente por la historia que llevan implícitas- y una arrolladora interpretación por parte de Bovi no hizo más que avivar esa atracción sonora en una acústica más que gratificante. Cabría destacar la polivalencia y destreza de la intérprete, capaz de alternar durante todo el recital el canto a capella con las palmas y diferentes instrumentos, como el arpa gótica y la trompeta natural -con que emuló la venida del juicio final en el canto de la Sibila-, con una eficacia y soltura ejemplares.

Finalizado el concierto, la cantante quiso homenajear a los asistentes con una de las mejores “propinas” posibles: el Romance de Gerineldo. Romance de tradición sefardí, sus versos tienen fundamento en los legendarios amores de Eginardo, secretario y camarero de Carlomagno, con Emma, la hija del emperador. La interpretación rítmica de Bovi y ese toque en el cambio de carácter que recuerda a la personalidad y temperamento que a menudo se les da a las interpretaciones con armonías hispano-árabes, dio fin a una velada que no solo fue espléndida, sino que fue y es necesaria por su gran labor divulgativa.

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