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La Fura dels Baus, incombustible desde hace décadas, tampoco descansa en verano. No importa cuan conocida sea la obra entre manos, Àlex Ollé siempre le consigue dar otra de vuelta de tuerca. En esta ocasión la nueva propuesta escénica toma como eje la Historia de un soldado, de Igor Stravinsky. El Castell de Peralada será el único escenario del país donde se podrá presenciar este manifiesto antibélico, que no escatima escenas no aptas para estómagos delicados. Tampoco han desaprovechado la posibilidad de insertar algunas licencias en el texto declamado para recitador. Ollé incorpora pasajes de Jean Cocteau y de Paul Valéry a la narración original de Ramuz.

Estrenada hace 100 años en Lausana, al poco de finalizar la primera contienda mundial, la partitura de Stravinski encierra ya en sí un cierto alegato antibélico. A menudo presentada como una obra de cámara didáctica y moralizante, la versión de la Fura dels Baus, huye, como es fácil de adivinar, del formato cuento para incidir en las secuelas irreparables de la guerra. A los textos ya mencionados se le añade el testimonio real del soldado Daniel Somers, que logró sobrevivir a la Guerra de Irak, pero no así al trauma posbélico ulterior.

El barítono francés Ludovic Tézier trasciende no sólo las notas, sino también el texto, dos cualidades que no siempre van de la mano. Quienes deseen dejarse seducir por su exquisita vis narrativa tienen una cita obligada el próximo 20 de junio en la Iglesia del Carmen a las 20 h. El recinto sacro del complejo del Peralada, idóneo para recitales de cámara, acoge un recital que alterna lieder y arias operísticas. En su debut en el festival gerundense le acompañará al piano María Prinz.

Nueva entrega en clave de danza. Si el Festival levantaba el telón con el Ballet del Teatro Mariinski, el 26 de julio serán los coristas del Ballet Nacional Sodre de Uruguay quienes se deslicen frente a los jardines de Peralada. La agrupación, cuya dirección asumiera en 2010 el prestigioso bailarín Julio Bocca, actualmente bajo tutela de Igor Yebra, debutará en el festival con una coreografía de Blanca Li en torno al caballero de la triste figura. El Quijote del Plata lleva por título esta particular relectura del máximo icono cervantino, que aquí se entrevera con las peripecias del no menos quijotesco escritor y bibliófilo uruguayo Arturo E. Xalambrí. Si Adolfo Quijano enloqueció leyendo novelas de caballerías, para Xalambrí la fuente de sus desvelos eran las ediciones del Quijote. No en vano llegó a reunir más de un millar.

Peralada realiza otro guiño a la música norteamericana de mediados del siglo pasado. Si estos días quien anda por tierras ampurdanesas es el mítico Paul Anka con sus hits de los 60, el 27 de julio a las 22 horas le llega el turno Pink Martini Orchestra. En esta ocasión retrocederemos a la década de los cuarenta para repasar en clave de big bang y jazz latino algunos de los temas que han inmortalizado a esta formación de Portland. Los músicos de Pink Martini reivindican los tiempos dorados de esas orquestas ligeras que popularizaron, entre otros muchos, Annunzio Mantovani o Henry Mancini. Con ésta será la tercera ocasión que la formación liderada por Thomas Lauderdale visita el Festival de Peralada.

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