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Cortesía Festival

Tarde bulliciosa, con un lleno prácticamente absoluto en el Palacio de Festivales de Santander y con un aforo femenino en su mayoría. Nos espera una tarde en la que tradición, la mayoría demuestra un buen conocimiento sobre el papel del Béjart Ballet Lausanne como referencia en el mundo de la coreografía, y del avance de esta tradición por parte de Gil Roman quien dirige la compañía y preserva su excelencia artística desde la desaparición del Maestro en 2007.

Esto se pudo apreciar perfectamente la tarde anterior con el documental El esfuerzo y el ánimo, de la realizadora madrileña Arantxa Aguirre. Gil Roman vio de nuevo el principio de este documental y no pudo sino sentirse algo violento; “violencia” fue la palabra que utilizó y no es para menos, cuando se retratan momentos de cambio, un rumbo nuevo que provocó indecisiones y falta de confianza por parte de todos, los bailarines incluidos. El documental muestra el desafío al que se enfrentó la compañía suiza, toda una referencia en el mundo de la danza, tras la muerte de su fundador, Maurice Béjart. Narra la historia de 35 bailarines que se quedan ‘huérfanos’, y que deben ganarse a pulso la supervivencia, así como la de un nuevo director al frente del ballet, Gil Roman. Confesó antes de empezar el documental que si algo pudiera cambiar de lo que hizo en esos momentos sería “tener mayor sensibilidad y cercanía ante los bailarines”, pero la consigna bien sabida es “nunca mires atrás”. Desolados por la desaparición del maestro y con el reto de mantener la compañía como homenaje a su figura, ‘El esfuerzo y el ánimo’ da respuestas a preguntas como ¿serán capaces de conseguirlo? o ¿estarán a la altura?

Queda demostrado en las 4 propuestas de la tarde y la respuesta afirmativa ante este gran interrogante se confirma. La obra de Maurice Béjart es el centro de la segunda parte [se nos anuncia un pequeño cambio en el programa de la tarde] con emblemáticas coreografías tales como Un cygne d’autrefois se souvient que c’est lui, Altenberg Lieder y el famoso Boléro. Gil Roman, con Syncope también quiere descubrir o redescubrir para el público su concepción de la danza y así mantenerse fiel a la promesa que le hizo a su maestro: conservar, aumentar y enriquecer el repertorio del Béjart Ballet Lausanne, un balance entre la filosofía de su maestro, su contribución a la danza y sus propias creaciones.

La primera parte del programa se centra en esta obra, Syncope. “¿Dónde estábamos nosotros cuando no estábamos allí? En música, es un ritmo “a contratiempo”. Hablamos de música sincopada. En términos médicos, es una parada o ralentización del corazón. Entre 5 y 10 segundos de pérdida de consciencia durante la cual el cerebro puede simplemente imaginar, inventar o revisar sin límites. ¿Recuerdos o imaginación? ¿Memoria o creación?” Gil Roman, diciembre de 2010. NPM. Tras veinte años al frente de la compañía puede constatarse que con su investigación y trabajo de creación, Gil Roman sigue avanzando y disfruta con la unión de elementos aparentemente lejanos: danza clásica, movimientos que evocan el mimo y la danza balinesa, haciendo en cualquier caso fácil lo complejo. En esta pieza una pareja es el hilo conductor de todas las historias paralelas, sorprendentes, sincopadas y en un contrapunto continuo. Elisabet Ros puede desplegar magníficamente sus cualidades, baila, camina con sutil gracia, guía y acompaña a un hombre, Gabreil Arenas Ruiz, sentado en un sillón verde que ella empuja. La energía que corre a través de las coreografías es lo que proporciona fluidez, dinamismo y fuerza al mismo tiempo.

La música de esta creación envuelve en un mismo universo sonoro percusión, respiración, canto, gestos, las Canciones Polacas de Chopin, en especial Berecese de la Mazurca en do major, op. 33. La grabación es de Citypercusiiopn, con Thierry Hochstätter y Jean Bruno Meier, y potencia esa fluidez sin pesadez y a la vez los gestos vigorizantes. Te das cuenta que los bailarines lo dan todo en esta coreografía, a pesar de los pequeños desajustes que se pudieron apreciar.

Al final del ballet, todos los bailarines nos muestras alineados una carrera al ritmo frenético de la música, frente a todos nosotros. Al final, solo queda el solista que, acelerando una y otra vez, termina cayendo. Evoca el principio de la pieza y entonces, ¿fin? El síncope se detiene allí, en un soplo de vida, en un suspiro en suspensión. O, ¿comienzo?

No me resisto a añadir el papel tan importante que ha desempeñado el vestuario, dotado de una capacidad propia para hablar, contar y bailar, tanto en esta coreografía como en las que le siguen.

La segunda parte del programa mostró tres coreografías de Maurice Béjart, más clásicas que las anteriores pero no menos impactantes y conocedoras de la revolución en su tiempo: Altenberg Lieder.Tres seres experimentarán un único momento en sus vidas bailando exactamente delante de tus ojos. ¿Qué es? ¿Qué momento exacto será? Cada uno de esos momentos que puedas imaginar y experimentar en el mismo espacio y en el mismo tiempo, en el mismo tiempo como música, en el mismo tiempo como tiempo, por un momento en el tiempo. Maurice Béjart. Música: Alban berg, Lulu y Suite Altenberg Lieder; Altenberg Lieder Op. 4. NPM.

Un cygne d’autrefois se souvient que c’est lui. Maurice Béjart adaptó esta coreografía hace veinticinco años para Gil Roman. Ahora, él es el encargado de transmitirla con otros bailarines. Música: Ricahrd Wagner. Lohengrin, Prélude de l’Acte I.

Boléro.«Mi Boléro”, comentó Ravel, “debería tener un subtítulo: ¡que os entre profundamente en la cabeza!”. Y más en serio, explica: “En 1928, a petición de Madame Rubinstein, (Ida Rubinstein, la famosa actriz y bailarina rusa), compuse un Boléro para orquesta. Este es un baile con movimiento muy moderado y constantemente uniforme, tanto por la melodía como por la armonía y el ritmo, este último marcado continuamente por el tambor. El único elemento que aporta diversidad es el crescendo de la orquesta”. Maurice Béjart describe la obra de Ravel en estos términos: “Música demasiado conocida y aun así fresca debido a su sencillez. Una melodía (originalmente oriental y no española) gira sobre sí misma, aumentando su volumen e intensidad, devorando el espacio sonoro y absorbiendo al final la melodía”. NPM.

Para no describir estos ballets de sobra conocidos, simplemente constatar la pasión ecléctica que los recorre, donde la música y los bailarines, cada uno con sus propias cualidades técnicas y expresivas, fueron siempre la primera fuente de inspiración de Maurice Béjart. Destacar el trabajo de los bailarines con unos cuerpos controlados y tensos, una flexibilidad extrema, un movimiento angular mezclado con elegancia clásica y, en general, una gran sensación de presencia. Como el maestro quería, pues la danza, lo que él buscaba transmitir era “la verdad del movimiento que viene del cuerpo y del alma”.

Tampoco puedo dejar de mencionar a Elisabet Ros y su magnífica actuación como solista en la última pieza, el Bolero. Indistintamente es interpretado este papel central que representa a la melodía por un bailarín o una bailarina. El ritmo lo interpreta un grupo de hombres. Y en ese crecendo hipnótico al final irrumpe un aplauso descomunal para cerrar una tarde inolvidable.

Un gran acierto por parte de la programación del Festival encuadrar los dos espectáculos en la misma semana. Así que a la espera de la reseña de mi compañero Miguel Ángel Pérez sobre el espectáculo de María Pagés, Una oda al tiempo.

NPM. Notas del programa de mano.

Ficha artística: Béjart Ballet Lausanne. I. Syncope. Gil Roman, coreografía. Citypercusion, música. Henri Davila, vestuario. Dominique Roman, iluminación. Atelier Teatre-Auditori, Sant Cugat, decorado. Estrenado en el Théâtre de Beaulieu en Lausanne el 18 de diciembre de 2010. II. Altenberg Lieder. Maurice Béjart, coreografíaAlban Berg: Altenberg Lieder Op 4 (Berg: ”Lulu”- Suite Altenberg Lieder) Dir. Claudio Abbado, London Symphony Orchestra, Margaret Price (soprano); Deutsche Grammophon, música. Henri Davila, vestuario. Dominique Roman, iluminación. Estreno en la Maison de la Danse, Lyon, en diciembre de 1995. Un Cygne d’autrefois se souvient que c’est lui. Maurice Béjart, coreografía. Richard Wagner: Lohengrin: Prélude de l’Acte I (Klemperer Conducts Wagner) O. Klemperer.(chef d’orchestre), Philharmonia Orchestra ; EMI, música. Henri Davila, vestuario. Dominique Roman, iluminación. Estrenado en Métropole, Lausanne, 1993 (L’Art du Pas de Deux) Gil Roman, elenco original. Maurice Béjart, coreografía. Maurice Ravel, música. Estrenado en el Théâtre Royal de la Monnaie de Bruselas el 10 de enero de 1961. Bolero. Maurice Béjart, coreografía. Maurice Ravel, música. Estrenado en el Théâtre Royal de la Monnaie de Bruselas el 10 de enero de 1961

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