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El pianista, compositor, productor y arreglista mallorquín Joan Valent, edita Rebirth, álbum para quinteto de cuerdas, piano y electrónica que reúne tanto obras de nueva creación como piezas revisitadas después de muchos años. El disco físico sale a la venta en Amazon el 29 de noviembre

Joan Valent nació en Palma de Mallorca en 1964 y fue allí donde comenzó sus estudios musicales: violonchelo, piano, análisis, composición, dirección orquestal. Más tarde, en Barcelona, siguió estudiando instrumentación y orquestación con los profesores Carles Guinovart, Joan Guinjoan y David Padrós. California fue el siguiente destino al que le llevó la música. Fue en Los Ángeles donde amplió los estudios de dirección orquestal y se sumergió en el mundo de la música escénica para el cine bajo la tutela del compositor cubano Aurelio de la Vega.

Rebirth es un álbum para quinteto de cuerdas, piano y electrónica que reúne tanto obras de nueva creación como piezas revisitadas después de muchos años. Es un renacimiento de lo viejo en algo nuevo, y de lo nuevo también.

Rebirth sale a la venta de manera física el 29 de noviembre en Amazon

¿Qué representa para ti Rebirth y cómo surgió la idea de fusionar piezas nuevas con revisiones de obras anteriores?

Rebirth es un trabajo de madurez, libre de todo tipo de prejuicios, es música directa donde he querido incorporar piezas que escribí hace años para darles una nueva lectura, un nuevo camino. Es en si un renacimiento.

¿Qué emociones o ideas esperas transmitir con este nuevo álbum? 

Las emociones y sentimientos no son patrimonio de uno, quiero decir, que cada uno siente y vive a través de la música sus propias emociones. Lo que si quiero es inducir a que esas emociones aparezcan en el oyente y de algún modo disfrute de su experiencia.

¿Puedes contarnos más sobre el proceso creativo detrás de temas como Taksim Walk y Rebirth? 

Taksin Walk es una obra que tiene pasado, es una sección de un concierto para violin que escribí hace años, tanto entonces como ahora esta ligada a la Ciudad de Estambul, y es un reflejo de la intensa vida y multicultural que existen y viven en paz en esa maravillosa ciudad.

Rebirth es también para violín solo, esta es nueva, y da titulo al disco, es bella y dolorosa, como cualquier renacimiento.

Rebirth incluye un componente electrónico junto al quinteto de cuerdas y el piano. ¿Qué retos enfrentaste al integrar estos elementos y cómo enriquecieron el resultado final?

La electrónica es un instrumento con vastas posibilidades, a la hora de juntarlos con instrumentos clásicos hay que ser muy rigurosos, tal cual fuera una sección de orquesta clásica, en la austeridad y precisión de su uso esta la clave para que sume al discurso musical de una manera justa y proporcione grandeza a la obra.

¿Cuál ha sido tu inspiración para piezas tan evocadoras como Beyond C y qué significado especial tiene esta obra para ti?

Beyond C, es una obra con doble sentido, C, en nomenclatura anglosajona pertenece a la nota Do, y en torno a esa nota, a su contexto tímbrico, sucede toda la obra, es una obra reflexiva. C, también es la inicial de una nombre propio que tuvo su importancia en mi vida y me empujo de algún modo a la contemplación y al saber retirarse de ser el centro de nada.

Has trabajado en una amplia variedad de géneros, desde música sinfónica hasta flamenco y bandas sonoras. ¿Cómo influye esta diversidad en tu proceso de composición?

Esta claro que influye. La vida de compositor, es decir, ser compositor y vivir de ello no es cosa fácil. Si decides no dedicarte a la vida académica tienes que buscar en todas las posibilidades que te brinda tu oficio para salir adelante. En mi caso, desde los arreglos, la producción y la música para cine he podido tener una cierta regularidad, con la música de concierto. O clásica, es más complejo. Los encargos apenas existen y los apoyos institucionales directamente no existen. Ahora, a una edad madura empieza a tener mas relevancia mi persona y caen mas encargos, pero hasta ahora…

Mi proceso comienza en la música orquestal, que es la que nutre la música que escribo para cine y todo lo demás.

¿Qué papel juega la experiencia y tu formación en Los Ángeles en tus composiciones actuales?

Bueno, fue muy importante, fui a Los Ángeles recomendado por Joan Guinjoan, a conocer y estudiar, formarme, con Aurelio de la Vega, un gran compositor cubano. Allí, a principios de los 90, cuando la música del este de Europa empezaba a ser redescubierta después de la caída del muro de Berlín, descubrí músicas que en España no eran muy conocidas, lejos del serialismo integral, y de la música conceptual que estaba en vigor en nuestro país en esa época. También asistí al principio del minimalismo, Glass, Adams, Riley fueron compositores que me cautivaron y me ayudaron a generar mi propio mundo, mi propio lenguaje.

Has colaborado con artistas como Montserrat Caballé, Joan Manuel Serrat y David Byrne. ¿Cuál ha sido la colaboración más desafiante o enriquecedora de tu carrera?

Más que desafiante han sido enriquecedoras, todas ellas, aprender es algo maravilloso, y es en la diversidad de lenguajes y estilos donde uno puede formarse como artista. También hay que decir que cuando te llama según quien para colaborar o producir un disco a veces te tiemblan las canillas, al principio claro, luego te pones a trabajar y todo suma. ¡Imagínate cuando me llamo Monserrat Caballé. No me lo creia!

¿Qué aprendiste al trabajar con directores como Álex de la Iglesia y Alejandro González Iñárritu en proyectos como Las brujas de Zugarramurdi y Birdman?

Los directores de cine son artistas de gran calado, es impresionante como cada uno de ellos, a su manera, son capaces de llevar adelante proyectos complicadisimos sin desfallecer. Cuando un director te llama para que intervengas en su película haciendo la música, hay que tener en cuenta que es un señor que al menos lleva tres o cuatro años pensando en ese proyecto escribiendo el guión, buscando localizaciones, eligiendo actores, consiguiendo la financiación y finalmente rodando todo eso que a ocupado su existencia, y llegas tu, el único eslabón creativo al que no tiene acceso (por lo general) y tienes que poner música a todo ese universo, a ese mundo creado. Es apasionante, es un servicio, la actitud artística pasa a un segundo plano donde lo que se hace manifiesto es la capacidad que el compositor tiene para epatar con ese imaginario y sus necesidades. Cada director es una enciclopedia de cine, humanidad y perseverancia. Siempre sales siendo mejor artista de lo que eras antes de entrar en el proyecto, aprendes a espuertas.

¿Cómo ha cambiado tu perspectiva sobre la música y la composición a lo largo de los años?

Es un camino que en mi caso siempre ha estado poblado de dudas entre lo que se debe hacer y lo que a uno le sale hacer. Viniendo de una enseñanza tan vinculada al postserialismo, y a la música concreta, la presión para seguir la escuela de tus maestros es muy grande, hay que hacer lo que el dogma dicta en cierto modo, y el enfrentamiento con el mundo intelectual y el emocional a mí siempre me ha costado mucho. Finalmente te liberas de cualquier tipo de prejuicio, en cierto modo no intento convencer a nadie de nada, la música que escribo es la que es y la que me hace feliz hacer, sin pretensiones. Llegar a eso, cuesta una vida, te lo aseguro.

¿Cuáles son tus próximos proyectos?

Son varios, vinculados al mundo de la música de concierto, El próximo año estreno una Misa Solemne para soprano, coro y orquesta. Acabando un concierto para piano y orquesta, y justo empezando una ópera que se estrenara en el año 27, y como no, pasear por donde nos lo soliciten este disco que acabamos de grabar. No hay nada más placentero que tocar en directo.

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Más información sobre la próxima gira de conciertos de Joan Valent en www.joanvalent.com

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